Ignacio Zuasnabar, director de Equipos Consultores
Aunque la última encuesta de Equipos da una ventaja en intención de voto para el Frente Amplio (FA) con respecto a los demás partidos, eso no significa que la coalición continuaría en el gobierno si los comicios fueran hoy. La pérdida de votantes de izquierda en comparación con el 2014 equivale a un 13%, dentro del cual dos tercios integran la categoría de los indecisos o del voto en blanco o nulo, mientras que el tercio restante ya asume que votará a otro partido. En entrevista con CRÓNICAS, el director de la consultora, Ignacio Zuasnabar, explica las razones de esa caída.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-Según la última encuesta de Equipos presentada la semana pasada en una conferencia del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), el FA encabeza la intención de voto con el 35%. ¿Significa que si las elecciones fueran ahora ganaría el Frente, o no necesariamente?
-No necesariamente, porque hay un porcentaje muy alto de indecisos y hay un porcentaje que hoy se inclina a votar en blanco o nulo.
-En 2014 el FA obtuvo el 48% de los votos de la población. ¿A dónde fue ese 13% faltante?
-De los frentistas que hoy no repiten su voto, alrededor de dos tercios están en la indecisión o dicen que van a votar en blanco o nulo –no han migrado hacia fronteras extrapartidarias-, y un tercio dice que si las elecciones fueran hoy, votaría a otro partido, fragmentado entre el Partido Nacional, el Colorado, el Independiente, el de la Gente y Unidad Popular.
-¿Sorprende el porcentaje de indecisos, que alcanza el 15%?
-No, no. Está un poquito alto respecto a los parámetros habituales, pero no demasiado. Hemos tenido momentos donde ha habido este nivel de indecisión. Quizás lo más característico es que la enorme mayoría de los indecisos viene de votar a un único partido que es el FA.
Entonces, el principal cambio entre la foto que nos dejó la elección de primera vuelta en 2014 y lo que nos dicen hoy las encuestas es que hay un sector importante de la población que votó al FA y que hoy no está seguro de que lo volvería a hacer, incluso algunos dicen que no lo volverían a hacer.
“El FA está atravesando desde hace algunos años un período de crisis política”
-¿A qué se debe?
-Los uruguayos están viendo con preocupación y de manera negativa la marcha de la economía y la coyuntura política, y por más que eso no solo castiga al gobierno, siempre castiga más al partido de gobierno que al resto de los partidos.
Las proyecciones sobre la economía cayeron fuertemente en los últimos dos años. Ahora la economía está estable pero se ha instalado en Uruguay un moderado pesimismo sobre la situación económica, y las perspectivas de cómo va a estar dentro de un año tampoco son extraordinariamente buenas.
-¿Qué es lo que más preocupa en ese sentido?
-Dentro de los temas económicos lo que más preocupa a los ciudadanos es el desempleo. Si bien el indicador de desempleo no muestra una tasa alta para Uruguay respecto a los parámetros históricos, puede haber situaciones de subempleo, empleo precario, o trabajadores que mantienen su condición de ocupados, como los jornaleros, pero no su estructura de ingresos.
Aunque la evolución del desempleo se ha mantenido relativamente controlada, la preocupación de la gente por ese tema ha aumentado de manera significativa en los últimos dos años.
-De la consulta por las percepciones económicas se desprende incluso un pesimismo de la ciudadanía, similar al que había previo a la crisis del 2002, pero en realidad hace 14 años que la economía crece en forma sostenida.
-Eso puede parecer hasta una paradoja, porque si uno toma cualquier indicador económico de la economía real y compara la situación económica actual con la del 2001, es incomparable. En todos los indicadores Uruguay está mejor o mucho mejor que lo que estaba en aquel momento, sin embargo la estructura de opinión es igual.
-Probablemente porque en estos años de crecimiento sostenido de la economía, los uruguayos se han acostumbrado a nuevos estándares y tienen como expectativa mantenerlos, y si uno siente que ese estándar de vida –ya sea alto, medio o bajo- empieza a estar amenazado levemente, eso genera sensación de insatisfacción porque sus expectativas son más altas de lo que la coyuntura puede dar, y esto es un evento que afecta al FA.
En segundo lugar, el FA está atravesando desde hace algunos años un período de crisis política, no en el sentido más dramático del término, pero sí en el sentido de que claramente hay un cambio. El FA está procesando un cambio de liderazgos que es bastante claro y estamos viendo que hay más volatilidad de electores y realineamientos dentro de los sectores. Hay cierto público frenteamplista buscando nuevas plataformas.
A su vez, ha habido una dinámica política que ha afectado a varias figuras del FA en los últimos tiempos, que ha sido mucho más de acusación interna que de trabajo conjunto monolítico. El FA siempre tuvo diferencias internas, pero nunca había entrado en una dinámica de ataques de corte personal. Eso también genera un clima de malestar en el propio votante frenteamplista, que no ve con agrado que mientras los ciudadanos están preocupados por razones duras, la dinámica política va hacia los agravios.
-¿Incidió el tema de la gestión de las empresas públicas?
-Eso ayuda a generar la sensación de malhumor colectivo porque cuando el ciudadano siente que le están pidiendo un ajuste impositivo y tarifario, tiende a mirar con lupa la forma en que el Estado administra sus recursos. El caso principal que genera molestia en el ciudadano es el de Ancap.
-Algo distinto a lo que se venía dando es la caída en la imagen de Astori.
-Astori ha sido uno de los damnificados de esta situación del cambio de coyuntura, porque si la gente siente que las cosas en materia económica no van tan bien, asigna como responsable al ministro de Economía.
“Hay un sector importante de la población que votó al FA y que hoy no está seguro de que lo volvería a hacer”
-¿Cómo debería reaccionar el gobierno ante la pérdida de votantes del FA, dada por los factores que recién comentaba?
-Yo creo que el gobierno está intentando mostrar a los ciudadanos un montón de logros económicos. Quizás tiene que tratar de que la comunicación de estos indicadores positivos se haga de forma más aterrizada en la percepción del ciudadano y no tanto a partir de indicadores fríos.
-¿Será difícil para los partidos de oposición captar a los que votaron al FA pero que hoy están indecisos?
-La oposición está haciendo su juego, está señalando públicamente críticas sobre el desempeño del gobierno, intentando seducir electores. Estos electores que vienen de votar al FA, que han hecho un proceso de alejamiento del partido de gobierno, es muy difícil que tan rápidamente tomen una postura política distinta.
El FA ha perdido un caudal electoral y si las elecciones fueran hoy, habría más chances de que perdiera, pero todavía falta mucho tiempo y perfectamente puede proponerse recuperar una parte de esos votantes y ser competitivo en la próxima elección.
-El descontento con el sistema político que se ha dado a nivel mundial, ¿podría darse acá?
-Sí, perfectamente podría. Yo creo que hay una parte de los uruguayos que ya está manifestando descontento con el sistema, no solo con el partido de gobierno. Que haya o no descontento sistémico va a depender de la capacidad que tengan los partidos y los líderes de representar adecuadamente los intereses de los ciudadanos; si lo hacen mal, puede haberlo, y eso es una mala noticia para todos.