En 2016, la economía brasileña se contrajo un 3.6% respecto al año anterior. Las recientes estimaciones del FMI proyectaban una leve recuperación este año, pero preocupa el efecto de los últimos acontecimientos en el nivel de actividad.
Por Sofía Tuyaré | @carle_andrioli
Desde 2014, la economía brasileña enfrenta importante retos, y en los últimos dos años el país afronta una profunda recesión que estuvo llena de dificultades internas tanto en el plano político como económico. Las últimas proyecciones de los organismos internacionales lo sitúan en el camino de la recuperación, y los datos muestran un moderado crecimiento para este año. Estos informes fueron bien recibidos por el país y la región, como primer señal de mejoría en las expectativas. Las cifras conocidas sobre nivel de actividad, generación de empleo, inflación en niveles estables, medidas de austeridad fiscal, entre otros elementos, parecían traer buenos augurios para este año. Pero en estos días Brasil volvió a ser centro de atención por las recientes noticias de un nuevo escándalo político.
Estos acontecimientos prendieron las alarmas de los analistas sobre los posibles efectos que pueda traer en el ámbito económico, en un contexto de debilitamiento en el nivel de actividad y en las expectativas de los agentes. Los mercados financieros y cambiarios ya mostraron algún signo de preocupación, donde se observó un comportamiento volátil en varios países, producto del incremento en la incertidumbre respecto al alcance que pueda tener el problema político y económico en Brasil.
Brasil es la principal economía de la región y un socio comercial relevante para Uruguay. El efecto en los países vecinos es algo que los analistas siguen con atención debido a que no se está impermeabilizado a los vientos que puedan venir de la gran economía latinoamericana.
Nivel de actividad
En el plano económico, el nivel de actividad brasileño se encuentra debilitado y la crisis continúa dando desafíos a las autoridades desde hace tres años.
En 2014, el Producto Interno Bruto (PIB) creció magramente a una tasa cercana a cero. El PIB brasileño ese año tuvo una expansión de 0.5%, registro notoriamente inferior al de 2013, cuando creció 3%. Pero desde 2015 la economía brasileña no crece; ese año, el PIB se contrajo 3.8%, lo que marcó el inicio de la recesión en el vecino país.
Según los últimos datos disponibles del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el PIB brasileño cayó 3.6% en el acumulado anual de 2016. A pesar que fue una tasa levemente menor a la del año anterior, esto significó una nueva caída en el indicador y profundizó la crisis económica que enfrenta el país. Según el organismo, el año pasado las ramas de actividad que cayeron fueron la agropecuaria (-6.6%), la industria (-3.8%) y los servicios (-2.7%).
En materia de precios, la inflación está en niveles controlados y se observa una tendencia de desaceleración en el indicador. La variación en los últimos doce meses a abril de 2017 del Índice de Precios al Consumo, según el IBGE, fue de 4.08%, y se encuentra dentro del rango meta que establece la autoridad monetaria.