Azucena Arbeleche, asesora de Economía del sector Todos Hacia Adelante
Si las cartas juegan a su favor, el 27 de octubre de 2019, Luis Lacalle Pou será electo presidente de la República y ella, Azucena Arbeleche, tendrá la responsabilidad de dirigir la economía del país. Actualmente, trabaja en el asesoramiento en economía del sector Todos Hacia Adelante para que ese escenario se vuelva realidad y mientras tanto desmaraña, critica y explica el panorama actual de la economía local. En entrevista con CRÓNICAS afirmó con convicción que la fortuna del país en materia económica depende de “un viento a favor” y comentó que la falta de planes en materia económica está acompañada por una importante ineficiencia en lo que refiere al gasto público. Asimismo, hizo énfasis en que los uruguayos no soportan más impuestos sobre sus hombros y se mostró indignada con el manejo del gobierno ante las irregularidades en Ancap: “Se habla del mal manejo de Ancap como que correspondiera a otro gobierno o a otro planeta”, reflexionó y apuntó que el gobierno pecó de omisión de control del ente.
El Menú En la cálida cava de Panini’s, Arbeleche optó por una entrada para compartir de ravioli crocante rellenos de jamón crudo, queso parmesano, ricota y ciboulette. Como plato principal eligió el salmón chileno acompañado por puré de guisantes, espinaca y espárragos frescos, encurtidos y crema de limón, lo que acompañó con agua mineral. Finalmente, para la sobremesa, prefirió un café.
Por María Noel Durán | @MNoelDuran
-¿Qué evaluación hace sobre el manejo de la economía que lleva a cabo el actual gobierno?
-Mi percepción es que hay un manejo pobre de la economía y que los resultados que vemos de un mayor crecimiento en particular desde fines del año pasado, obedece más a factores externos que a una agenda propia del gobierno.
Me parece que queda mucho para hacer en el plano de la política fiscal y en el plano de la política monetaria a pesar de los resultados de la inflación recientemente y, en particular, está faltando una agenda de mediano y largo plazo para ubicar a Uruguay en una senda de crecimiento sostenido y eso es lo que a mí me preocupa, la falta de agenda en factores fundamentales que hacen al crecimiento de la economía.
Mi sensación es que se está esperando, estamos en un banco esperando que venga un viento a favor, y ese viento a favor puede hacer que llueva más, que haya una mayor cosecha o que venga una empresa extranjera a instalarse para tener más crecimiento pero no hay un trabajo genuino desde el gobierno para que haya un mayor crecimiento.
-Sin embargo, el país transitó por dos crisis en los últimos años, la internacional del 2009 y el descalabro de las economías regionales y a pesar de este contexto pudo crecer. ¿Cómo lo explica?
-Me parece importante ver lo que hay detrás del crecimiento que observamos en el 2016 y recordar que tuvimos un magro crecimiento en el 2015 – fue de un 9.4% del PBI-. No nos debemos quedar solamente con el crecimiento de 1.5% que tuvo Uruguay en una región que estaba en recesión sino profundizar un poco más.
Yo observo un crecimiento de muy mala calidad porque los sectores que más crecieron fueron electricidad, gas y agua que crece casi un 16% y por otro lado el sector de transporte y comunicaciones que crece aproximadamente un 7%. Estos empleos no ocupan ni siquiera el 10% de la totalidad de empleos de Uruguay. Por lo tanto este crecimiento no tiene un efecto derrame sobre el resto de la economía y, en definitiva, estamos viendo las consecuencias en el mercado laboral.
Si vemos el crecimiento diferenciado por sectores, hay algunos como el de la construcción y comercio que tuvieron caída y vienen de dos y tres años de caídas consecutivas. Por eso pienso que no está bueno que el gobierno dependa de que haya más lluvia para que crezcan electricidad, gas y agua un 15%. Sin ese crecimiento en el sector, hubiéramos terminado con un crecimiento total del 1%. El crecimiento hay que mirarlo desde el punto de vista de su calidad y de qué ha hecho el gobierno para promocionarlo. No veo que se esté construyendo una senda de desarrollo sostenido a través de políticas nacionales. Creo que falta una política nacional de inserción internacional. De reconversión laboral, falta avanzar en temas de competitividad, en buenos niveles de educación, mejores niveles de seguridad, en infraestructura; hay ausencia de políticas nacionales a mediano plazo.
“No hay un trabajo genuino desde el gobierno para que haya un mayor crecimiento, estamos esperando que venga un viento a favor”
-¿Qué opina del actual manejo de la deuda? ¿Qué cambió con respecto a cuando usted dirigía la Unidad de Gestión de Deuda? (desde 2005 a 2014)
-Aquí es muy importante separar lo que es el manejo de la deuda a lo que es la política fiscal. La política fiscal viene dada por el comportamiento del gobierno de los ingresos que tiene el gobierno y lo que gasta. La diferencia entre los ingresos fiscal, da el déficit fiscal, el agujero fiscal. ¿Cómo financio ese agujero fiscal? Me lo va a dar el manejo de deuda. La política fiscal me va a dar los requerimientos de financiamiento, va a decir cuál es el nivel de deuda y el manejo de deuda, qué características va a tener esa deuda.
Yo estoy a disgusto y no comparto el manejo de la política fiscal. Creo que ahí está uno de los talones de Aquiles de la política uruguaya y ese manejo de política fiscal nos está haciendo tener una enfermedad silenciosa que es la evolución creciente de la deuda. Esto en el día a día al ciudadano no le afecta demasiado y al país no le afecta demasiado hoy pero es como tener colesterol, si no se toman las medidas correctas aunque hoy no me sienta mal, esa enfermedad puede tener síntomas malos. Estos síntomas malos, dado el nivel de deuda, pueden ser: otro ajuste fiscal, es decir más aumento de impuestos y más aumento de tarifas o puede ser que no tengamos acceso al crédito como lo tenemos hoy en día o que los inversores que ponen su dinero en Uruguay nos exijan tasas de interés más altas.
“En Ancap hubo omisión de control por parte del gobierno”
–En lo que refiere a la política tributaria, ¿hay lugar para más impuestos?
-Desde el 2014 que no hay espacio para empeorar el nivel de déficit fiscal y que urgía mejorar ese resultado fiscal que en ese momento estaba en el entorno del 3.5%. Lo que hemos observado es que este déficit ha empeorado y el gobierno ha recurrido al ajuste de las personas, son las personas las que tienen que hacer el ajuste.
Yo entiendo que no hay capacidad para seguir aumentando ese nivel de impuestos, por dos motivos, el primero es que la presión tributaria que tienen las personas es elevada, a quienes viven de su salario les cuesta bastante llegar a fin de mes pagando todo lo que tienen que pagar y a eso agregarle más impuestos me parece que es algo absolutamente negativo. De la mano de eso, lo que está haciendo el gobierno es aplicar una política pro-cíclica; en momentos en que la economía se empieza a deteriorar, aumentar los impuestos tiene efectos sobre la actividad, va a hacer que se enlentezca más. Esta característica de prociclicidad ha sido una constante a pesar de que el gobierno había anunciado que no iba a aumentar los impuestos.
Lo relevante es que el ajuste lo debe realizar el gobierno para mejorar sus ineficiencias. Debe haber una mejora en los niveles de gasto pero también en la calidad del gasto, ahí está el foco importante de cómo mejorar el déficit fiscal; y de ninguna manera comparto la idea de que el ajuste debe recaer en las personas.
-¿Cómo se mejora la calidad del gasto?
-Se mejora con un uso más eficiente de los recursos. Nosotros hemos propuesto que se fijen metas, tanto a nivel del gobierno central como de las empresas públicas. No solamente las empresas públicas, que son un capítulo aparte, han tenido una mala gestión; también lo ha tenido el gobierno central. Se debe aumentar la cantidad de funcionarios públicos en la medida que se generen vacantes pero que no es necesario reponer el cien por ciento de las vacantes.
Esto fue recogido por el equipo económico antes de la rendición de cuentas, se presenta el ajuste fiscal y como parte de las medidas se presenta la idea de que cada tres vacantes que se generan, se repongan dos. Si eso efectivamente se lleva a cabo promueve ahorros importantísimos. Se generan alrededor de US$80 millones por año y es algo acumulativo. Se podría hacer y si uno mira los resultados del déficit fiscal en el 2015 y en el 2016 no se ve un ahorro de esta magnitud a nivel del sector público global o sea que espacio hay.
“Si el ministro Astori es candidato a la presidencia, sería bueno que igual, en su accionar en estos años que tiene por delante como ministro, mantenga una visión de mediano y largo plazo y que no se debe llevar por las elecciones”, aconsejó Arbeleche.
-Hacía mención a las empresas públicas como “un capítulo aparte” desde el plano económico. ¿Qué estudio hace sobre este tema?
-Sin duda hubo un mal manejo de las empresas públicas que tuvo que ver, en el caso de Ancap, con las decisiones de inversión y financiamiento de la empresa y ahí me parece importante destacar que llama la atención que actualmente se hable del mal manejo de Ancap como si correspondiera a otro gobierno o a otro planeta.
Hay que recordar que el actual ministro (Danilo) Astori era el vicepresidente de la República cuando Ancap tuvo su mayor deterioro que derivó en una capitalización por un monto bastante mayor al ajuste fiscal del año que está en curso.
Si bien Ancap es un ente autónomo y no hay un vínculo jerárquico con la empresa, la Constitución prevé el control y sin dudas que hubo omisión de control por parte del gobierno. Todo endeudamiento de Ancap debe ser autorizado por el Poder Ejecutivo o sea que en ese sentido también el Poder Ejecutivo veía lo que estaba ocurriendo a nivel de financiamiento. No me parece de recibo hablar de la gestión de Ancap como que no hubiera un nexo con el actual gobierno y el actual equipo económico en particular.
-¿La mala gestión de Ancap le puede costar el gobierno al Frente Amplio?
-Yo no sabría medir el costo político de la gestión de Ancap y de las empresas subsidiarias de Ancap pero lo que está claro es que el partido de gobierno y el gobierno demostró en el manejo de Ancap y de Alur y de las demás empresas una incapacidad de gestión absoluta. Esto además de resultar en una capitalización de US$700 millones, se reflejó en un aumento de las tarifas. Las empresas públicas tienen paramétricas y a través de ellas se deberían definir los costos de las tarifas, y para solucionar el agujero fiscal de Ancap se han aumentado las tarifas y hemos terminado con niveles que ubican muy mal a Uruguay en los rankings de competitividad y eso lo pagan las personas al poner nafta. El costo político de eso es muy difícil de medir pero el mal manejo es claro.
“Hay que revisar el rol del Mercosur y ver lo que realmente puede darnos, dejando de lado los temas ideológicos que han ensuciado la cancha”
-El Banco Central aseguró en un informe de política monetaria del primer trimestre que la economía iba a seguir creciendo de forma moderada, que la inflación iba a tender a la baja y en este contexto señaló que sus principales preocupaciones estaban en el concierto internacional, ¿coincide con esta preocupación?
-Hoy la principal característica del concierto internacional es la incertidumbre. En Estados Unidos un nuevo presidente que no ha manifestado claramente cuál es su agenda, se ha manifestado proteccionista o sea que podría incidir en una disminución del comercio internacional y también a favor de aumentar el gasto de gobierno y recortar impuestos lo cual podría llevar a un aumento de la tasa de interés de la Reserva Federal de forma más rápida de lo que se prevé. Hoy el escenario es que estos aumentos sean graduales y que no se provoque un shock, esto puede darse de otra manera y eso impacta en la fortaleza del dólar en Estados Unidos versus la debilidad de la moneda uruguaya. En este momento vemos lo contrario, el dólar a nivel mundial está debilitado. Hasta el momento Uruguay sigue teniendo entrada de capitales que financian su déficit, en la medida que aumente la tasa de interés internacional se puede observar una reversión de los capitales desde las economías emergencias hacia el exterior y Uruguay no queda ajeno a eso. La incertidumbre en el contexto internacional es una característica en este momento. Lo importante está en cómo nosotros nos manejamos en ese panorama de incertidumbre. Tenemos que tener nuestra propia agenda y hacer todo lo que esté a nuestro alcance a pesar de que sea fundamental lo que pase en el mundo.
-¿Se proyecta como ministra de Economía? ¿Qué políticas cambiaría inmediatamente y cuál mantendría si estuviera en el cargo?
-Me imagino como ministra de Economía y me imagino al Partido Nacional gobernando en el próximo periodo. Tenemos muchas ganas y un gran proyecto de país. Me encantaría encabezar un equipo económico que pudiera realizar las transformaciones económicas que necesita el país. Lo que se puede cambiar inmediatamente es la ineficiencia en la gestión de lo público y esos recursos enfocarlos a las políticas sociales.
En regla
Un tema recurrente al hablar con la economista y referente en Economía en el Partido Nacional, Azucena Arbeleche, es su genuina preocupación por la evolución que tiene el nivel de deuda, un tema que considera preocupante aunque en el momento no se perciban las consecuencias de sus estragos. Para Arbeleche, es importante mirar detrás de la deuda para reconocer que lo que la genera es el incremento “muy importante” del gasto y acentúa que el déficit fiscal del 2016 es mayor al que se tenía durante la crisis del 2002. “Al contrario de lo que se piensa, los ingresos con respecto al PBI aumentaron en el 2016”, indicó y aclaró: “Aun así, los gastos crecen más de lo que crecen los ingresos”.
Para controlar el gasto, Arbeleche encuentra indispensable la implementación real de una regla fiscal. “Hoy tenemos una ley de tope de endeudamiento que autoriza a determinados aumentos en la deuda. Esto puede parecer una limitante al crecimiento del déficit pero, en los hechos, en cinco oportunidades esa ley fue cambiada por una nueva ley cuando el gobierno tenía mayoría parlamentaria. Básicamente cuando tenía problemas se votaba un nuevo tope a la ley”, explicó la representante del Centro de Estudios del Partido Nacional.
Además Arbeleche añadió que el instrumento gatillo que la ley prevé en situaciones extraordinarias también incrementó el tope de la deuda en seis oportunidades. “Solo una vez, en la crisis del 2009 había situaciones extraordinarias, las otras cinco veces se envió una carta al Parlamento pidiendo el incremento sin que las hubiese”, detalló.
En este sentido resaltó que es importante establecer la regla fiscal, en contraposición con Astori que sostuvo que prefiere el marco regulatorio actual ya que brinda más flexibilidad. “Más que flexibilidad, ha sido irresponsabilidad la manera en la que se ha manejado el tema fiscal”, aseguró Arbeleche y apuntó que la regla fiscal debe aplicarse independientemente de cuál sea el partido de gobierno.
Sin transparencia
Consultada sobre la forma de comunicar las medidas económicas del gobierno, Arbeleche reflexionó: “Siento que no se es transparente con lo que se está haciendo”, y afirmó que existe una discrepancia muy grande entre lo que se dice y lo que se hace. “Astori habló en la campaña de que no había un problema en lo fiscal y ahora sí reconoce la situación”, apuntó. “No sé si se es responsable con la comunicación si se dice “no hay problema” donde sí los hay” y agregó: “Se comunica con mucha seguridad determinados escenarios que finalmente no se dan y tampoco se dan explicaciones”.