Los países que cuentan con “mercados internos de capital más profundos y líquidos” y “tipos de cambios más flexibles” muestran una menor volatilidad en el flujo de capitales, lo que les permite acceder a mejores opciones de financiamiento, según destaca un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI). También inciden favorablemente la calidad institucional, la estabilidad política, la buena gestión de gobierno y la facilidad para hacer negocios.
Aunque el incremento de los flujos de capitales a América Latina ha ampliado las posibilidades de financiamiento y reducido el costo de endeudamiento, el debilitamiento de la economía hizo que estos cayeran a la mitad en los últimos años. Ello se debe a la gran sensibilidad que tienen estos flujos a los shocks mundiales. Sin embargo, se advierte que en los países con “mercados internos de capital más profundos y líquidos” y “tipos de cambios más flexibles”, estas fluctuaciones son menores. Asimismo influyen favorablemente los “indicadores de calidad institucional, estabilidad política, buena gestión de gobierno y facilidad para hacer negocios”, según explica el informe “Flujos de capitales a América Latina: Perspectivas y riesgos”, elaborado por los expertos del FMI Carlos Cáceres, Carlos Gonçalves, Genevieve Lindow y Galen Sher.
El informe destaca que desde comienzos de siglo, América Latina registró un auge de la actividad económica y una mayor integración financiera con el resto del mundo, lo que estuvo acompañado por un incremento de los flujos de capitales a la región. Estos “han proporcionado abundante financiamiento y han reducido los costos de endeudamiento para la inversión productiva”.
Sin embargo, se advierte que en los últimos años, en el contexto de “una coyuntura externa cada vez más complicada”, los flujos financieros hacia América Latina se han reducido a la mitad, pasando de representar un 8% del PIB a un 4%.
Depende del viento
Debido a esta coyuntura y ante la perspectiva de un débil crecimiento de las economías de la región en los próximos años, el FMI entiende que “es oportuno e importante que las autoridades, a medida que barajan opciones de política para gestionar el impacto de los vaivenes de los flujos de capitales e incrementar la fortaleza y resistencia de sus economías, comprendan mejor los factores que impulsan los flujos de capitales a lo largo del tiempo y en los distintos países”.
Al respecto, explica que “las fluctuaciones a corto plazo de los flujos de capitales a las economías de mercados emergentes —y a América Latina en particular— dependen en gran parte de los factores mundiales, mientras que los factores propios de los países son de importancia clave a la hora de atraer flujos de capitales a lo largo de períodos más largos”. Según se observó, las fluctuaciones de los flujos de capitales a los mercados emergentes han mostrado un comportamiento similar, que apunta a un “ciclo financiero mundial” más amplio. “América Latina ciertamente no ha sido una excepción: un 80% de la variación de los flujos de capitales a lo largo del tiempo es común a toda la región”, sostiene. En el corto plazo, los vaivenes en los flujos de capitales hacia la región están vinculados mayormente a factores externos, como el crecimiento mundial y las condiciones de los mercados financieros mundiales.
Al mismo tiempo, se aprecia que existe un “estrecho paralelismo” entre la evolución de los flujos de capitales y los movimientos de los precios de las materias primas. “Los dos ciclos de precios de las materias primas, entre 2002 y 2008 y entre 2009 y 2016, coincidieron con afluencias de capitales a la región”, describe el documento.
Para el organismo, la relevancia de los precios de las materias primas no responde únicamente al hecho de que varias economías latinoamericanas son exportadoras de esos productos, sino que “los precios de las materias primas al parecer responden a dos fuerzas subyacentes que, combinadas, parecen ser los verdaderos factores que determinan los flujos de capitales”. “En primer lugar, los precios de las materias primas son indicadores dinámicos de la demanda agregada mundial, que se expandió con el crecimiento en los grandes mercados emergentes, como China, y que colapsó durante la Gran Recesión. En segundo lugar, los precios de las materias primas parecen ser buenos indicadores de un ‘ciclo financiero mundial’”, detalla.
Mirando al largo plazo (“más allá del ciclo económico normal”) se constatan importantes diferencias en los flujos de capitales entre los distintos países de la región. “Por ejemplo, entre 2000 y 2016, Chile atrajo entradas brutas equivalentes a casi el 8% del PIB, mientras que Ecuador registró entradas de tan solo alrededor de 1% del PIB”, destaca el informe. Según explica, ello podría atribuirse a “indicadores de calidad institucional, estabilidad política, buena gestión de gobierno y facilidad para hacer negocios” que “pueden explicar la mayor parte de estas diferencias estructurales de los flujos de capitales”. Asimismo, los países con mejores calificaciones en materia de rendición de cuentas, control de la corrupción, calidad regulatoria, nivel del impuesto sobre las sociedades más bajo y mejores antecedentes crediticios presentan un mayor grado de entradas de capitales a largo plazo.
Implicaciones para las políticas
El informe del FMI, cierra enumerando algunas medidas que podrían o deberían adoptar los gobiernos para evitar la gran volatilidad que muestran los flujos de capitales en el corto plazo. Estas fluctuaciones pueden ser perjudiciales para “las condiciones económicas internas y complicar la toma de decisiones de política monetaria y fiscal”.
En ese sentido, destaca que “la sensibilidad de los flujos de capitales a los shocks mundiales es menor” en los países que cuentan con “mercados internos de capital más profundos y líquidos” y “tipos de cambios más flexibles”.
Respecto al primer punto, detalla que ello se podría lograr mediante “una mayor proporción de intermediación financiera realizada por inversionistas internos, como fondos de pensiones (en lugar de, por ejemplo, fondos comunes de inversión o fondos de inversión libre, o hedge funds)”. El informe, explica que este comportamiento podría deberse al hecho de que los fondos de pensiones invierten con una perspectiva a largo plazo, en lugar de modificar sus exposiciones con frecuencia.
Respecto a la flexibilidad cambiaria, sostiene que una parte del ajuste parece ocurrir a través de los precios (tipos de cambio) en lugar de los volúmenes (flujos de capitales).
“Si bien las fluctuaciones de los flujos de capitales a menudo pueden obedecer en gran medida a factores externos, las políticas internas pueden amortiguar el impacto de los shocks mundiales en la volatilidad de los flujos de capitales a corto plazo. Para atraer mayores volúmenes de entradas de capitales a largo plazo, la función de las instituciones y de los sistemas tributarios es crucial”, concluye.