El economista director de CERES, Ernesto Talvi, dijo que si bien Uruguay no está en crisis, es necesario tomar algunos recaudos para no empeorar la situación fiscal y no poner en riesgo el grado inversor, en los próximos dos años. Para recomponer el nivel del déficit fiscal, el experto propuso dejar de ocupar vacantes en el Estado durante los próximos seis años, profesionalizar el manejo de las empresas públicas y aprobar una ley de responsabilidad fiscal.
Por Adolfo Umpiérrez | @AdolfoUmpierrez
“Hace dos años teníamos una economía que se enfriaba, un déficit fiscal persistente y una trayectoria de deuda que, si bien hoy es más lenta, sigue creciendo”, dijo Talvi en la presentación de CERES “Claves de la Economía Global, Regional y del Uruguay”, el miércoles. A su vez reconoció que el gobierno vio claro el panorama y pudo tomar medidas al respecto.
En este sentido, repasó los números del último ajuste fiscal puesto en marcha, que llevó a que UTE y ANCAP estén brindando sus servicios “con un sobreprecio implícito” equivalente a 450 millones de dólares al año, por los requerimientos del Ministerio de Economía de realizar aportes al fisco que se traducen en las tarifas. El economista estimó, a su vez, que si no existiera esta contribución para atacar el déficit, se podrían reducir tanto las tarifas eléctricas en un promedio del 15%, como el precio de los combustibles en el surtidor en 10% en promedio, señaló. El superávit alcanzado por las empresas públicas se debe sumar a los 550 millones de dólares que ingresan a las arcas del Estado por concepto de IRPF. A su vez, el gobierno echó mano a una reducción de la inversión pública lo que mejoró los números por el costado de los egresos.
De todas formas, el economista director de CERES remarcó que el resultado fiscal no mejoró “porque los gastos que no se recortaron siguen creciendo más arriba que los ingresos”. El plan para aumentar los ingresos del gobierno sigue con proyecciones de aumentos de ingresos por 200 millones de dólares en concepto de recaudación por crecimiento de la economía, y 112 millones de dólares más por los últimos aumentos de impuestos anunciados, entre ellos la tasa consular. “Seguimos poniendo impuestos a una sociedad que está al límite”, sentenció.
A su vez, Talvi indicó que algunos sectores productivos, como el agropecuario y el industrial recibieron un triple golpe: la baja de los precios de las materias primas, el atraso cambiario que tiene a Uruguay con precios y costos en dólares un 20% por encima de los históricos, y el aumento de impuestos y tarifas originalmente dispuestos para atacar el déficit.
Según Talvi, se le está exigiendo al sector productivo y a las familias que “transfieran una enorme cantidad de recursos al Estado para mantener en orden sus finanzas, en lugar de que sea el Estado el que se enmiende la plana a sí mismo y mejore su gestión”.
No hay que regalarse
En cuanto a la deuda pública, Talvi encendió algunas luces de alerta. Si la trayectoria de la deuda pública continúa al ritmo actual, el grado inversor no durará mucho tiempo más, y Uruguay tendrá problemas para acceder al crédito internacional. “La obligación de colocar deuda pública para financiar el déficit fiscal obliga a pagar tasas de interés elevadas y ello incentiva la entrada de dólares, lo que deriva en un significativo atraso cambiario que afecta a los sectores exportadores y a aquellos que compiten con importaciones”, explicó el economista. Este fenómeno de atraso cambiario se suma a que en Argentina y Brasil los precios en dólares se encuentran casi un 20% por encima de sus promedios históricos. En base a esto, Talvi advirtió que, si se sigue tomando deuda al actual ritmo, en 2019 la deuda uruguaya superaría el límite crítico de 70% del PBI, lo que pone en riesgo el grado inversor.
Aún así, Talvi sostuvo que Uruguay no está en crisis porque no hay una corrida contra los bancos ni un Banco Central desprovisto de reservas internacionales o liquidez. “Tampoco estamos en la necesidad de reestructurar nuestra deuda”, agregó. “Aunque la economía enfrenta dificultades, sigue creciendo. Lo que tenemos es un problema fiscal de libro de texto, con sus efectos secundarios: atraso cambiario y un crecimiento insostenible del endeudamiento público. Si bien siempre es políticamente difícil resolver los problemas fiscales, económicamente es inevitable tener que hacerlo”, arriesgó.
Yo te propongo
“Este es el momento más indicado para que el gobierno cambie la pisada”, dijo Talvi y se permitió reiterar algunas propuestas ya realizadas por CERES, que permitirían liberar, estiman, 1700 millones de dólares a lo largo de seis años para así achicar el déficit fiscal y acercarse al equilibrio. En primer lugar, Talvi sugirió la aprobación de una Ley de Responsabilidad Fiscal que garantice un manejo prudente de las finanzas en épocas de considerable crecimiento como el que vivió Uruguay entre 2004 y 2013. De esta manera, “se ahorre en tiempos de vacas gordas y se eluda comprometer gastos que no podrán financiarse en tiempos de vacas flacas”.
Además, Talvi fue por la reducción de la plantilla estatal que en parte está contemplada en el último ajuste fiscal llevado a cabo por el gobierno. El economista fue más allá y propuso la no renovación selectiva de vacantes en el sector público durante los próximos seis años. En este tiempo, se estima, se jubilarán y fallecerán 8000 funcionarios públicos por año. Si no se renovaran más vacantes esta segunda medida permitiría a la plantilla volver en seis años a los niveles de finales del primer gobierno del presidente Vázquez que, según Talvi, “resultaban razonables”. Durante su exposición, Talvi se apoyó en que el intendente de Montevideo, Daniel Martínez, propuso la no reposición de vacantes en el servicio de transporte. .
En tercer lugar el director de CERES propuso la profesionalización de la gestión de las empresas públicas mediante la conformación de los directorios con profesionales “idóneos en la gestión de organizaciones complejas, sean estos políticos, técnicos, profesionales, empresarios o académicos”, dijo. “Una vez recuperada la credibilidad en la trayectoria de las finanzas públicas se podría poner en marcha un ambicioso plan de infraestructura financiado por los bancos de desarrollo de la región, lo que sería esencial para recuperar empleo y aumentar de futuro la capacidad productiva del país”, agregó. Para poner en marcha este tipo de reformas, dijo Talvi, “se requiere una enorme voluntad política”.