El Grupo de Trabajo sobre Políticas de Equidad Racial del Poder Ejecutivo presentó su primera rendición de cuentas. En ese encuentro, el ministro de Trabajo, Ernesto Murro, dijo que hoy la población afro es la más beneficiada, en relación a los no afrodescendientes, con programas de asignaciones familiares, prestaciones a la vejez y pensiones por discapacidad. En diálogo con CRÓNICAS, Ana Karina Moreira, responsable del Departamento de Mujeres Afrodescendientes del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), dijo que este «es un dato calamitoso, porque quiere decir que son muy pobres».
Por Federica Chiarino | @FedeChiarino
Moreira mostró consternación frente al dato de las asignaciones y pensiones presentado por el ministro, y no le pareció una realidad positiva. Explicó que en el caso de las asignaciones familiares, por ejemplo, el tope máximo para ser beneficiario es muy bajo, y se otorga cuando las personas no pueden sustentar una familia. Para ella, esto refleja la realidad de muchas personas afrodescendientes, que pertenecen a hogares pobres, monoparentales en muchos casos, donde predomina la mujer como jefa del hogar.
La titular del Departamento de Mujeres Afrodescendientes reconoció que los datos presentados por Murro hacen notar que el Estado ha logrado una mejor cobertura de sus sectores más vulnerados, pero que también demuestran las desventajas de los afrodescendientes frente al resto de la población.
«Otra cosa bastante preocupante es que la población afro tiene menor cobertura de la seguridad social laboral», afirmó Moreira, y explicó que la cifra de personas jubiladas afrodescendientes es menor, respecto a la población no afro. Una gran cantidad son pensionistas y, según la responsable del Departamento de Mujeres Afrodescendientes, «no es lo mismo ser pensionista que ser jubilado. Por muy bajo que haya sido tu salario, siempre va a ser mejor ser jubilado que ser pensionista».
En la rendición de cuentas sobre afrodescendencia y equidad racial, el ministro Murro afirmó, además, que se ha logrado disminuir la brecha de desempleo que existe respecto a la población afro. Moreira advirtió que «a veces los números hay que leerlos dos veces», ya que al tiempo que aumentan las tasas de empleo, persisten altas tasas de desempleo. Es una realidad en este sector racial que los jóvenes, tanto hombres como mujeres, comienzan antes su inserción en el mercado laboral, respecto a los no afrodescendientes. Eso genera, a veces, una deserción temprana del sistema educativo, que los lleva a conseguir empleos de menor remuneración.
Moreira reconoció los avances del gobierno en el ámbito laboral, respecto a la población afro, y expresó satisfacción al mencionar que hoy se ven afrodescendientes en puestos de atención al público, hecho que hasta hace pocos años era impensable. Sin embargo, instó a tomar conciencia sobre el aspecto cualitativo del trabajo, y evaluar cuáles son las condiciones laborales en las que esta población está inmersa. Afirmó que se reciben «bastantes denuncias» de discriminación racial en el Ministerio de Trabajo, y que las referidas al mercado laboral son la mayoría.
«A veces el Estado prepara personas para ingresar al mercado de trabajo, pero el mercado de trabajo no está preparado para recibir a esas personas» opinó Moreira, y se refirió, no solo a la discriminación racial, sino también territorial. Contó que realizó actividades de trabajo social en el barrio Cuarenta Semanas y que muchos de los habitantes de allí, a la hora de salir a buscar trabajo, debían ocultar su residencia, porque eran discriminados y excluidos del sistema. «Tenemos que pensar en el involucramiento de todas las áreas de una sociedad», dijo.
En Uruguay, por medio de la Ley 19.122, del año 2013, se establece una cuota del 8% para afrodescendientes dentro de los cargos laborales estatales. Esta ley intenta compensar las inequidades existentes en el ámbito laboral, pero, según la responsable del Departamento de Mujeres Afrodescendientes, esta cuota, muchas veces, se cubre con los puestos de menor calificación. «Tenemos que tener en cuenta que, tanto la política pública como todo aquel que está desarrollando una acción, tiene una responsabilidad, o desde su lugar personal, el empresario, la empresaria, quien sea a nivel laboral, tiene una responsabilidad», reflexionó Moreira. Agregó que al sesgo de la afrodescendencia se suma el del género, que también genera desigualdades.
La discriminación étnico racial se ve agravada por motivos de género, y viceversa. Esto no ocurre solo en lo laboral, sino en cualquier ámbito social. Ejemplo claro es el de la encuesta de prevalencia de la violencia basada en género, que refleja que la afrodescendencia de una mujer incrementa sus posibilidades de vivir violencia en el ámbito educativo, laboral, familiar y doméstico. Moreira opinó que todavía prevalecen, en la sociedad, «algunos mitos que pesan sobre el cuerpo de la mujer afro», y que el racismo ha quitado la condición de ser humano a determinadas poblaciones, generando «categorías».
Luchar por la equidad
El Departamento de Mujeres Afrodescendientes, que pertenece al Instituto Nacional de las Mujeres del Mides, se propone dotar de transversalidad a las políticas públicas que sean implementadas por los grupos de género del Ministerio, sumando una dimensión étnica racial. Este departamento trabaja en el fortalecimiento del rol de las mujeres afro en diversos ámbitos de la sociedad, para visibilizarlas como sujetos de derecho y lograr un cambio sociocultural.
Consultada sobre la propuesta de una cuota parlamentaria para las mujeres afrodescendientes, además de la existente por motivos de género, Moreira dijo: «Habría que generar una cuota de paridad de participación política, sin duda». En esta línea, en agosto, el grupo realizará un encuentro de mujeres políticas en Cerro Largo, en el que se invita a participar a representantes de todos los partidos. El objetivo de este encuentro es «trabajar la participación política, el derecho de elegir y ser elegida», explicó Moreira.
La construcción de una agenda de derechos para las mujeres afro es el objetivo macro del Departamento de Mujeres Afrodescendientes. Esto incluye acciones vinculadas, también, al ámbito educativo. El año pasado, se realizaron tareas de formación docente para capacitar sobre el abordaje de situaciones de discriminación en las aulas. A partir de entonces, se implementó una guía didáctica de educación y afrodescendencia, que se dio a conocer en varios puntos del interior del país, sobre todo aquellos en los que habita un mayor número de afrodescendientes.
En el ámbito laboral, preocupa al departamento la enorme cantidad de mujeres afro que desempeñan tareas como trabajadoras domésticas. La preocupación radica en las condiciones de trabajo, y cómo garantizar los derechos de esas mujeres, pero también en la ampliación de sus capacidades laborales. «Sería bueno saber si quieren seguir siendo domésticas o son patrones culturales heredados. Hay que cuestionárselo y trabajar en esa línea para ampliar capacidades», opinó Moreira. Su departamento seguirá trabajando en todos los ámbitos socioculturales, para construir una agenda de derechos y lograr la equidad de clase, género y raza.