Por Graciela Bianchi (*) | @gbianchi404
Que el mundo cambia es obvio, el cambio es lo constante, ya que un mundo preexistente se transforma y un mundo en gestación se consolida. Lo diferente es el proceso de aceleración de esos cambios.
La guerra fría terminó, hoy tenemos varias potencias que se disputan el poder político-militar y económico, en un sistema capitalista que es cada vez más concentrador de la riqueza; conjuntamente con el desarrollo de la tecnología y la robótica que libera mano de obra en forma masiva, promoviendo la desaparición de los trabajos tradicionales a muy corto plazo. En consecuencia, las políticas sociales del Estado de Bienestar son imposibles de sostener, y en ese proceso de decadencia se terminó en el clientelismo, con transferencias de mayor monto en los países desarrollados y muy bajos en los dependientes, provocando el aumento de la pobreza y de la marginalidad cultural, conjuntamente con la pérdida de valores, aumento de la violencia y desafiliación del sistema educativo.
Esto es un tema ideológico que si no lo abordamos bien, aumentarán las desigualdades y las oportunidades para todos, especialmente para los que no tengan lugar en el sistema productivo y un trabajo formal, que requerirá cada vez más de alta calificación, de niveles de posgrados.
Las políticas sociales hoy defendidas a ultranza, incluido nuestro país, con recetas de técnicos y organismos internacionales, que al decir del Dr. Hoenir Sarthou solo conocen la pobreza en las estadísticas, se posicionan frente a la población pobre, creyendo que esa población actúa con la misma lógica de las clases medias y altas. Las políticas sociales se focalizan en lo marginal, profundizándolo. Se abandonan los sistemas universales fuertes, consolidando el fracaso. Uno de los ejemplos más claros es la política de género.
Se toma una concepción de la vida social en el enfrentamiento entre los sexos
Se invocan además del sexo, raza, religión, por lo que las personas se definen no por su condición de tales, sino por las diferencias con otras personas. Desde la victimización, se estimula el resentimiento y se profundiza la brecha social.
La legislación, que tendría que integrar a la sociedad, ampara desigualdades, impone la desigualdad, la “agenda de derechos” se refiere siempre a minorías, que se imponen a las mayorías, logrando que cualquier cuestionamiento a las mismas sea delito de discriminación, mientras que cuando de mayorías se trata, es libertad de pensamiento.
El resultado de todo este proceso ideológico son los radicalismos y los populismos.
En este marco, el sistema educativo uruguayo en grave crisis de estancamiento de acuerdo a los estudios nacionales e internacionales que nadie puede ocultar, excepto las autoridades responsables que debieran renunciar si se evaluara por resultados, responde con otra guía didáctica presentada como: “Propuesta didáctica para el abordaje de la educación sexual en Educación Inicial y Primaria”.
Grave, muy grave la respuesta a una realidad que nadie quiere ocultar, como lo es la educación en la sexualidad en nuestras escuelas. Se eligió el peor de los caminos: la imposición del “sexo único”, según la fuerte respuesta de un claro exponente de la izquierda uruguaya, como lo es Esteban Valenti.
Por supuesto que detrás está una ONG, cuándo no, en este caso Gurises Unidos. Si bien se dice que se realizó con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas, siempre interesado en el control de la natalidad, justo en Uruguay que tiene problemas demográficos graves. Se puede acceder en la página oficial del CEIP, en el link que identifica las propuestas de educación sexual, un documento de la ONG nombrada, que tiene frases textuales en la guía. Como dato significativo, también se considera material de apoyo una ley argentina, con su fundamentación firmada por la entonces presidenta Cristina Kirchner.
El fundamento teórico se basa en forma expresa en la política de género, manifiesta ya desde la distorsión del idioma español, sesgada por la concepción de las minorías que se sienten discriminadas, imponiendo la victimización y la confusión entre las ciencias biológicas y las construcciones culturales. Las maestras tienen directivas claras en la imposición, confusas en la concepción. Y no solo a los docentes, ya que la en segunda parte que se considera práctica, se definen ejercicios, violatorios de la privacidad de los niños, imponiendo la “deconstrucción” del sexo, avasallando la natural evolución emocional y cognitiva de cada niño, que es uno y no masa.
Se imponen caricias, “cosquillas”, trabajo sobre láminas, con un claro contenido erótico. Una de las preguntas que debemos hacernos es qué diversidad sexual se puede estimular si se estimula la identidad homosexual y se “desnaturaliza”, considerándolas “sexistas”, a las identidades heterosexuales.
Sorprende, indigna y exige de las autoridades que se ubiquen en la realidad de la educación en Uruguay hoy, que suma a falta de nivel académico, poca formación de los docentes, en este caso maestros, y malas condiciones del clima institucional, que en algunos centros educativos, llega incluso al insulto y agresión de los docentes.
Su fuéramos simplistas podríamos afirmar que hoy la prioridad es que no egresen semianalfabetos de Primaria, según expresiones de la directora general Irupé Buzzetti, que ha llegado a afirmar que “los resultados nos cachetean”. No lo somos, pero cuando debemos priorizar porque ya no tenemos los recursos que se malgastaron en esta década, ¿es este proyecto al que le debemos destinar muchos recursos?
Si consideramos que la respuesta es afirmativa, debemos centrar nuestros esfuerzos en el trabajo sobre la familia. No afirmamos que no se debe estudiar y trabajar sobre esta temática, sino que el instrumento no está bien elegido. Hay que volver a firmar el pacto entre la Educación Pública y la sociedad. ¿Qué mejor que la educación en la sexualidad y los roles de nuestros niños en su vida familiar y social?
Desde este posicionamiento, cumpliríamos con la Constitución en defender el principio de laicidad y el derecho de los padres sobre elección de la educación de sus hijos, Y sortearíamos con mayor tranquilidad institucional el delgado equilibrio entre el derecho de los niños y sus familias, con el poder del Estado.
Nosotros vivimos y queremos seguir viviendo en una República democrático-representativa. Ninguna corporación ni sector de la sociedad puede apropiarse de derechos que son propios de la naturaleza humana, por el solo hecho de ser personas, y de acuerdo al artículo 72 de la Carta Magna: se reconocen los derechos aunque no estén expresados en el texto de la misma.
Jamás aceptaremos otro camino que el que nos ha hecho una sociedad estable desde el punto de vista social y político, situación que hoy se está fracturando gravemente.
Lo del título: ante la crisis de la socialdemocracia, más valores, más República, más políticas universales y proactivas, que estimulen la superación personal, el esfuerzo y el estudio.
(*) Diputada de Aire Fresco – Partido Nacional