En entrevista con CRÓNICAS, Teresa Aishemberg, gerente general de la Unión de Exportadores, señaló la importancia del mercado chino para los productos procedentes del agro. Asimismo, destacó que los exportadores aprendieron que hay que diversificar los mercados y no depender de uno solo; más después de vivir la dependencia con Brasil y cómo esto perjudicó al país cuando el gigante sudamericano atravesó una crisis económica.
Allá por 1965 el sector lanero se convertía en pionero e ingresaba al mercado chino con fuerza, iniciando un camino que luego seguirían la soja y demás productos de la cadena agropecuaria. Es que, según los expertos en comercio internacional, el mercado chino así se conquista: creando confianza.
Y así lo ha hecho Uruguay. En 1985, el expresidente Julio María Sanguinetti, junto a 80 empresarios, fueron a China en busca de introducirse aún más en el mercado. Posteriormente, en 2001, desde la Unión de Exportadores en conjunto con la Cancillería se propusieron mejorar el marco de negociación con el gigante asiático, que en ese momento ocupaba el 5% del total de las exportaciones uruguayas.
Actualmente China es el principal comprador de productos que provienen del agro uruguayo, como por ejemplo la carne, la celulosa, la soja, los lácteos, los cueros, los animales vivos, entre otros, señaló a CRÓNICAS, Teresa Aishemberg, gerente general de la Unión de Exportadores,
En 2020 lo que Uruguay envió a China significó un 27% del total de nuestras exportaciones -allí están incluidos tanto los productos procedentes del sector agroexportador como también producción proveniente de otros rubros-. En 2019 esa cifra había trepado al 31%, pero la pandemia complicó al comercio mundial e hizo que las exportaciones a ciertos destinos bajaran.
Respecto al éxito que tienen los productos uruguayos procedentes del agro en el país asiático, Aishemberg, comentó que detrás hay un trabajo de inteligencia comercial, de confianza en nuestros productos. “No hay que olvidar que poseemos culturas distintas y se necesita confianza. Eso se construye durante años. Uruguay, por ejemplo, fue uno de los primeros países que reconoció a China como economía de mercado”, reflexionó.
Ser dependientes
China es un mercado clave para el agro uruguayo: compra casi el 60% de la soja mundial, el 30% de la carne vacuna, el 56% de la leche en polvo, el 27% de la cebada y el 55% de los rollizos -el tronco del árbol descortezado y seco-.
Consultada acerca del riesgo de que Uruguay se vuelva dependiente del mercado chino, Aishemberg, expresó que el país ha sabido recorrer algunas etapas y ya los exportadores saben lo que eso conlleva.
Recordó que Uruguay fue dependiente de Brasil en algún momento, y cuando ocurrió una crisis económica en el país vecino y todas las exportaciones uruguayas se volcaban allí, aprendimos que hay que “diversificar los mercados” y no depender de uno solo.
Por otro lado, explicó que actualmente Uruguay exporta a 178 países. En ese sentido, explicó que si bien la mayor parte va hacia China, “no hay que olvidar que exportamos a otros países, y que eso es parte de una política de diversificación que aprendimos con el tiempo los exportadores”.
España conquista Europa con su producción de Aloe Vera
El aloe vera español- la mayoría proveniente de Andalucía- que es producido de forma ecológica y que tiene una alta rentabilidad por hectárea, aspira a asumir toda la demanda del producto en el conjunto de Europa, aunque para ello tendría que multiplicar por cinco o seis el número de área cultivada actualmente.
En 2019, España logró colocar toda su producción de aloe vera en el mercado europeo, según datos de la Asociación Nacional de Empresarios del Aloe. Pese a que 2020 fue un año en el que se paralizó la demanda y el desarrollo sectorial del producto como consecuencia de la pandemia, igualmente España sigue siendo el principal productor de Europa y el que lo hace “con la mejor calidad del mundo”, según expresan sus productores.
Para lograr el objetivo de cubrir toda la demanda de Europa, los españoles tendrían que alcanzar unas seis o siete mil hectáreas de cultivo, frente a las mil que puede haber en España, ya que no hay estadísticas oficiales sobre este cultivo.
La necesidad de incremento en la producción estaría dada por la demanda dirigida al consumo actual: el producto se utiliza para realizar juegos y cosméticos, por ejemplo. Sin embargo, para los productores, la finalidad es llevar el aloe a la cocina y que se vea los beneficios que puede tener para la salud su consumo diario.
Frente a otras producciones procedentes del agro, el aloe vera bien cultivado puede estar en una rentabilidad de los 30.000 euros por hectárea. En España el kilo de aloe vera se paga a los productores 0,40 céntimos de euros, mientras que el kilo de trigo lo abonan a mitad de ese precio.