El sólido crecimiento de la industria forestal en Uruguay a lo largo del tiempo no solo ha generado un efecto multiplicador mayor que en otros sectores de la actividad económica, sino que también refleja un compromiso con la protección del medioambiente, según concluye un informe elaborado por Ceres. En ese sentido, se interpreta que a futuro la industria forestal se posiciona como un poderoso impulsor para el desarrollo de la economía local.
El sector forestal será el mayor exportador del país en 2024, una vez que la segunda planta de celulosa de UPM alcance su potencial productivo, y según dijo a CRÓNICAS el director general forestal del MGAP, en los próximos años el rubro “alcanzará el 6% del PIB y aportará más de 30.000 empleos” (ver página 8).
De acuerdo al estudio “La producción forestal en Uruguay: un sector líder y sostenible”, realizado por el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) y presentado por su director ejecutivo, Ignacio Munyo, el desarrollo del sector responde no solamente a la estabilidad institucional y jurídica que garantizan la seguridad necesaria para sus inversiones de largo plazo, sino también a políticas de impulso productivo que trascendieron los diferentes gobiernos. En particular, se destaca la implementación de políticas tributarias favorables en el comienzo, que permitieron impulsar el desarrollo productivo y han sido respaldadas por administraciones de diferentes orientaciones políticas, para luego ser retiradas en el caso de las plantaciones con destino celulósico, de acuerdo con su crecimiento. Actualmente, explicó Munyo, las plantaciones con destino a la industria celulósica, componente mayoritario de la forestación, reciben un tratamiento fiscal comparable a otras actividades primarias.
Efecto multiplicador
El trabajo aborda además el desarrollo de la industria forestal, analizando de forma integral los resultados y proyecciones de aspectos como la actividad, las exportaciones y la creación de empleo, así como su papel relevante en múltiples aspectos de la economía.
Las políticas estatales orientadas hacia un sector relativamente nuevo de la matriz productiva, junto con la disponibilidad de tierras adecuadas para plantaciones de árboles, constituyen los cimientos de un crecimiento sostenible. A su vez, la actividad forestal genera empleos con menor riesgo de automatización que el empleo en el resto de los sectores de la economía, según estimaciones de Ceres.
La industria forestal no solo es un sector relevante, sino que también representa un paradigma positivo de la economía circular, lo que implica que su enfoque de desarrollo contribuye de manera significativa a la reducción del desperdicio de recursos y a la minimización de la generación de residuos. Esto se traduce en la promoción de la reutilización, la reparación, el reciclaje y la renovación de productos y materiales, fomentando la creación de un ciclo continuo en el que los recursos y productos se mantienen en uso durante el mayor tiempo posible.
Desde la perspectiva del calentamiento global, se destaca su papel clave en la reducción de las emisiones netas de carbono. Además, se sostiene que el impacto ambiental se controla significativamente mediante el cumplimiento de certificaciones internacionales, reglamentaciones de los ministerios de Ganadería y de Ambiente, que garantizan una supervisión adecuada, además del extendido cumplimiento del Código Nacional de Buenas Prácticas Forestales.
El informe concluye que la forestación genera encadenamientos productivos significativos y tiene un efecto multiplicador mayor que otros sectores de actividad. Asimismo, se interpreta que con una demanda internacional pujante y ante un incremento en las inversiones en el sector, la industria forestal se posiciona como un poderoso impulsor para el desarrollo de la economía local.