Cuando todo pintaba para ser un año importante para los productores de trigo y cebada, el paro que los dejó sin combustible, sumado a las importantes precipitaciones que se produjeron inmediatamente, lleva a pensar que no se podrían alcanzar los 4.000 kilos de trigo por hectárea. Sobre los cultivos de verano se estima que la siembra sería de 1.100 hectáreas de las cuales, la soja llegaría a las 989.000 hectáreas.
La combinación del factor humano -paro en la distribución de combustible- y el factor climático (mucha lluvia), degradaron las expectativas de una buena cosecha. Lo cierto es que, a pesar de haberse levantado ya prácticamente la cosecha de trigo, no se ha evaluado aún los daños causados en las chacras al sur del país, para saber si el rendimiento promedio se ubicará en los 4.000 kilos por hectárea.
Lo cierto es que, la cosecha de trigo se retrasó, con un área menor que había quedado pendiente por las lluvias, de acuerdo al portal Grupo Trigo.
«Aún no hay una evaluación final del impacto de las lluvias, pero si es un hecho que bajó la calidad, principalmente la calidad del ph, y se registraron casos de brotado. En algunos casos con caída en el Falling Number», explicaron los técnicos.
«Salieron varios (trigos) como forraje después del agua», señaló Alejandro Álvarez, técnico de la Unión Rural de Flores. «De todos modos, el resultado global de la zafra de trigo puede evaluarse como positiva», agregó.
Por su parte, Jorge Beceiro, gerente de semillas de Copagran, dijo al programa Tiempo de Cambio de radio Rural, que los rindes de la cooperativa salteña, «en general se ubican por encima de los 3.600 kilos por hectárea, con resultados puntualmente destacados. Son buenos números, creo que vamos a estar en 3.800 kilos por hectárea, que es un buen promedio», estimó.
Para el técnico, en el 2019 posiblemente se concrete una suba en el área de cultivos de invierno, sin cambios radicales, pero marcando una tendencia creciente. «Hay un montón de variables que hacen que el doble cultivo tienda a crecer y eso implica en definitiva que el de invierno tienda a crecer», sostuvo.
Afirmó que «previo a las lluvias se venían registrando resultados destacados tanto en rindes como en calidad, con productividades que rondaban los 4.000 kilos por hectáreas y ph en general de 79 hacia arriba, y proteína de 11% hacia arriba».
Desde el lado comercial, el precio del cereal no afloja ante la presión de la cosecha. La Cámara Mercantil dejó sin cambios la referencia para el trigo pan de la nueva cosecha, ph 78 y 12% de proteína en US$ 198/200 la tonelada.
La magra cosecha del cereal en la zafra pasada hizo que Uruguay en 2018 exportó 75.864 toneladas de trigo, tres veces menos que las enviadas al exterior en 2017, y el menor volumen, al menos desde 2007.
La Dirección de Estadística Agropecuaria (DIEA), estimó que el área sembrada con cultivos de invierno alcanzó las 446.700 hectáreas casi un 7% más que en ejercicio agrícola anterior.
La situación para parte de los agricultores argentinos no se presenta bien porque las copiosas precipitaciones que cayeron causan preocupación. La Bolsa de Comercio de Rosario estima que 1 millón y medio de hectáreas de trigo todavía sin cosechar podrían verse afectadas.
«El fenómeno puede durar varios días con mejoras temporales que concluyó con el ingreso de un frente frío que encontró condiciones óptimas que produjo lluvias intensas y tormentas intensas con caída de granizo», explicó un integrante de la GEA. La mayor carga pluvial cayó en Buenos Aires, norte de La Pampa, sur de Córdoba y Santa Fe y Entre Ríos.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires informó que a fines de la semana pasada, la cosecha de trigo alcanzó un 82,1% del área sembrada, con un rendimiento medio nacional de 2.900 kilos por hectárea.
Soja
De acuerdo a la Dirección de Estadística Agropecuaria (DIEA), del MGAP , para los cultivos de verano 2018-2019 la encuesta estimó un área 1.100.000 millones de hectáreas, valor similar al alcanzado en 2017-2018 cuando se sembraron 1.200.000 millones de hectáreas.
Para la soja -que cubre la mayoría del área- se espera una superficie total de 989 mil hectáreas. Esa área representa 10% menos que en el ejercicio 2017-2018. En dicha proyección se estima que las sojas de primera cubran 630.000 hectáreas, que representa un 64% de la intención de siembra de la oleaginosa. Mientras que las sojas de segunda se proyecta una siembra de 359 mil hectáreas.
Los otros cultivos de verano se estima que 108.000 hectáreas se utilizarán para el cultivo de maíz (52% más que la zafra anterior) y 43.000 hectáreas para sorgo, un 48% superior al año anterior.