El mercado del gordo encontró su equilibrio ante el poco interés de la industria. Sin las cuadrillas para faenar por el rito Kosher y la casi nula demanda de carne por parte de Europa, hace que los frigoríficos apunten sus baterías a las categorías de vaca y vaquillonas para abastecer el mercado doméstico, lo que hace que el volumen de faena se mantenga en las 35 mil reses semanales.
Las categorías más demandadas por la industria son las vacas y las vaquillonas. La falta de mercados como Europa e Israel condiciona la demanda por novillos. Es notoria la falta de ganado que comienza a aparecer muy lentamente, producto de un invierno intenso que aún mantiene heladas en gran parte del país.
Los mejores novillos lograron valores de U$S 3,30 el kilo en cuarta balanza -aunque se concretaron valores de U$S 3,40 por kilo por lotes excepcionales-, otras plantas están por debajo de esos valores o simplemente no ofrecen cotización.
Sin duda, la vaca es la categoría más requerida y su valor varía de acuerdo a su calidad y el peso, los negocios se concretan entre los U$S 3,15 y U$S 3,25 por kilo en cuarta balanza; las vacas Holando, bien pesadas, se comercializan entre U$S 2,93 y U$S 3 en cuarta balanza.
Las vaquillonas, muy demandas por el abasto, alcanzan los U$S 3,35 por kilo. Las entradas a las diferentes plantas promedian una semana.
En la última reunión de los consignatarios de ganado (ACG), el novillo de exportación se mantuvo en U$S 3,39 y las mejores vacas en U$S 3,17, en tanto las vaquillonas bajaron un centavo a U$S 3,30 por kilo.
El comentario de los operadores de mercado indica; «Con menor presión compradora por novillos y oferta pretenciosa, mayor fluidez por vacas».
La oferta de ganado aumentó en forma escasa, ante esta época del año aparece tímidamente, muy por debajo de hace un año atrás, lo que se grafica en el volumen de faenas.
El factor climático continúa pesando en el mercado de la reposición condicionando la oferta lo que enlentece la concreción de negocios. Los terneros bajaron su cotización respecto a la semana anterior a U$S 2,18 principalmente por un ajuste de precios en los terneros de 140 a 180 kilos.
En lanares, la oferta es moderada, la colocación es fluida y hay firmeza en los valores. El cordero liviano cotiza en U$S 3,14 el kilo; el cordero pesado U$S 3,47; el borrego alcanzó los U$S 3,47; los capones U$S 3,06 y las ovejas U$S 3,01 por kilo.
Perspectivas
Según Eurocarne, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), ha elaborado su informe de previsiones sobre la evolución del sector cárnico en la Unión Europea (UE) durante 2020 y 2021.
En el caso de la carne vacuna, se prevé que el rodeo de Europa central aumente ligeramente como beneficiario de un apoyo financiero continuo para el sector. La tasa de sacrificio se ha ralentizado en toda la UE debido a la reducción de la demanda de carne vacuna.
Sin embargo, se espera que se sacrifique un número relativamente mayor de animales una vez que la demanda de carne vacuna vuelva a los niveles anteriores al Covid-19. No obstante, la producción general de carne vacuna de la UE sigue disminuyendo, y algunas de las propuestas políticas de la UE más recientes (por ejemplo el Acuerdo Verde, la estrategia de la granja a la mesa y la estrategia de biodiversidad) hacen que no sea realista esperar una aumento de la producción de carne vacuna de la UE a corto plazo.
Debido a que la demanda local se ha estancado, el sector busca cada vez más oportunidades de exportación. Sin embargo, se prevé que la escasez de carne vacuna de alta calidad en la UE regrese una vez que el sector de servicios de alimentos vuelvan a los niveles de comerciales anteriores al Covid-19.
En el caso de la carne de cerdo, con los precios de los canales subiendo a sus niveles más altos en 20 años y la expectativa de una demanda récord de exportación, el sector porcino de la UE estaba listo para un récord en 2020. A diferencia de la carne vacuna, la demanda general de carne de cerdo de la UE aumentó a medida que continuaron los envíos a China. Sin embargo, debido a la crisis de Covid-19, la tasa de sacrificio se vio distorsionada por brotes entre los trabajadores en las plantas. A medidas que las empresas se paralizaron, el sistema de sacrificio se atrasó, lo que provocó una caída en los precios de los lechones (de marzo a mayo de 2020) de aproximadamente el 40%. La disminución de lechones llevó a un mayor sacrificio para sacar los cerdos de las granjas para reducir los costos, lo que se espera que resulte en un número menor de lechones.