En diálogo con CRÓNICAS, el director general de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP), Carlos Rydström Henderson, explicó las ventajas y los desafíos por los que pasan los productores uruguayos a la hora de instalar el riego. Asimismo, indicó que Uruguay, a pesar de contar con diversas leyes o políticas, está muy lejos de su capacidad total.
La última modificación que se le realizó a la ley de riego en Uruguay establece la posibilidad de que varios productores se agrupen y puedan usufructuar represas o sistemas de riego.
Sin embargo, y a pesar de lo que podría pensarse, esto ha sido muy poco aprovechado por los productores de los diversos rubros, salvo en el arroz, donde la realidad es distinta.
En entrevista con CRÓNICAS, el director general de Desarrollo Rural, Carlos Rydström Henderson, dijo que al ser consultados, la mayoría de los productores no ven al agua como un factor limitante para su producción. El hecho de estar en una región templada donde el faltante no suele ser el peor problema, también ayuda a esa visión.
Rydström destaca que, para todos los rubros de la producción agropecuaria, tanto de las intensivas -como la horticultura y la fruticultura- hasta las más extensivas, como lo son la agricultura e inclusive la ganadería, el riego es algo positivo con un efecto importante en lo que hace a la capacidad de rendimiento y a la estabilidad del cultivo.
Asimismo, explicó que en Uruguay muchas producciones son muy dependientes de las precipitaciones y el agua disponible.
“Tener riego da una garantía de estabilidad en lo productivo; después puede ser perjudicado por los precios de venta, pero ya tiene solucionado un problema porque en Uruguay nunca llueve el año promedio”, puntualizó.
Por otro lado, indicó que Uruguay a pesar de contar con diversas leyes o políticas, está muy lejos de su capacidad total de riego en los sectores que ocupan más terreno y tienen más impacto cómo lo es la agricultura, la ganadería y la lechería.
El número de productores que tienen riego en el país es bajo para la capacidad que hay. “Falta ver al riego como una necesidad real por parte de los productores, la falta entenderlo como el gran trampolín a mayor rentabilidad”.
¿Hay conocimiento?
“Cuando decimos riego se entra en una etapa distinta que es saber cómo hacerlo. En los cultivos intensivos está muy desarrollado, hay un conocimiento extenso”, expresó, pero aclaró que no en todos los cultivos sucede lo mismo.
En la ganadería o la agricultura no solo no es una opción por términos de costos, de la inversión, del conocimiento, sino que los propios regadores -muchas veces- manifiestan que la tecnología conocida la están adquiriendo y generando ellos mismos y no del sector público o desde la academia.
Esto, en definitiva, permitiría tener más certeza del resultado que se puede generar.
Asimismo, el jerarca manifestó que “para regar se tiene que tener la cuenca, hacer la represa, tenerla ubicada en un lugar que hidrográficamente corresponda para el cultivo, y después tener los suelos que valgan la pena regar. Esto no es sencillo en todos lados; además, se tiene que generar una ecuación económica que se repague en la inversión”.
Brasil importa maíz desde Estados Unidos
Las empresas de Brasil importarán maíz de Estados Unidos, ya que cuentan con el aval de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad.
Los importadores ya se encuentran en tratativas para la contratación de al menos tres barcos, con cerca de 65 mil toneladas cada uno, aunque en los próximos meses podrían llegarse a contratar otras siete embarcaciones, según publicaron los medios del vecino país.
La importación de maíces estadounidenses es vista como una alternativa puntual y estratégica, para la elaboración de las raciones animales. En el sector de carne de cerdo, como en las granjas avícolas dedicadas a la producción de huevos, el maíz y la soja, representan el 70% de los costos de producción.
José Antônio Ribas Júnior, presidente del Sindicato de Industrias de Carne y Derivados de Santa Catarina, dijo a los medios que el maíz estadounidense tiene para Brasil precios más competitivos que el de los granos disponibles en el mercado local, especialmente en Santa Catarina. “Luego el equilibrio será retomado”, destacó el ejecutivo.
A su vez, desde la Asociación Brasileña de Proteína Animal se dijo que “con la reducción del desequilibrio que existía entre la fácil exportación de granos brasileños y la difícil importación, se espera que la especulación, que causó aumentos injustificados del maíz en Brasil, se termine”.