La Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa), del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), presentó el informe anual de las variables que presentaron este año las producciones agropecuarias. Se destaca la caída del PBI en 2020, pero, con una recuperación en el 2021; el mejor desempeño estaría en las lanas, con un 61%.
El estudio muestra que, la carne vacuna presenta la faena más baja de los últimos seis años durante 2019-2020, también cayeron las exportaciones de ganado bovino ante el cierre del mercado turco; mientras que la diferencia de inventarios fue positiva por primera vez en cuatro años debido a la menor tasa de extracción y producción récord de terneros. Las exportaciones en 2019-2020 caerán 16% en volumen, fundamentalmente en la Unión Europea.
Las estimaciones señalan que la producción crezca 3% en las perspectivas primavera-verano con menor cantidad de precipitaciones de las necesarias, valores en alza para los granos forrajeros, mientras que las exportaciones aumentarán 7%.
Por su parte, la carne ovina la faena comercial crece 8%, en tanto las exportaciones de 2020 caen 11%. En cuanto a la lana, se observó una producción estable en relación a la zafra anterior; sin embargo, las exportaciones se contrajeron un 50%.
Las proyecciones para el próximo ejercicio indican exportaciones 7% superiores con respecto a carne, en tanto las lanas se incrementarán un 61%.
El sector lechero marca que las remisiones de leche a la industria se incrementaron un 0,8%, a pesar de soportar un invierno con pocas lluvias, faltas de pasturas por el déficit hídrico en el verano 2019-2020, lo que fue compensado por suplementación. En este sector, las exportaciones crecen 3%, con más volumen y menor precio. La proyección es que las remisiones de leche a la industria se incrementen 5% y las exportaciones 3%.
En promedio, el desarrollo de las cadenas agroindustriales, particularmente las alimenticias, se vieron menos afectadas por la pandemia en comparación con el resto de los sectores de actividad, que el déficit hídrico del verano 2019-2020 ya había generado impactando a nivel productivo, razón por la cual se declaró la emergencia agropecuaria en el país. Las previsiones de la actividad económica mundial y nacional contienen un alto porcentaje de incertidumbre, en la medida que la pandemia por covid-19 parece no haberse ido. Además, en lo doméstico, los pronósticos de ocurrencia del fenómeno de «La Niña» durante la temporada de verano 2020-2021 imprimen una gran variabilidad a los resultados productivos esperados.
El PBI agropecuario cae en 2020 un 2,9%, pero se proyecta un crecimiento del 4,6% para el próximo año.
El informe acota que la economía uruguaya se redujo 6% durante el primer semestre de este año en comparación con igual período del año anterior, sobre todo ante el impacto por la pandemia del nuevo coronavirus y, en menor cuantía, por la falta de agua en el verano pasado. La declaración de emergencia sanitaria por la pandemia varió la movilidad de la gente, en especial durante el segundo trimestre del año, reflejándose en especial en la reducción del valor agregado de la actividad comercial y de servicios. En el caso de las actividades agropecuarias el primer semestre se mostró más desfavorable respecto al segundo, debido a una menor producción agrícola y pecuaria. La caída del valor agregado de la agricultura se observó por una menor producción de soja en la zafra 2019-2020 por el déficit hídrico del verano de ese momento, lo que provocó un descenso del rendimiento respecto a la zafra anterior, en la que además se habían registrado máximos históricos.
Finaliza el informe mostrando que las exportaciones de bienes (incluida la celulosa) registrarían al cierre de este año una contracción de cerca del 13% en valor respecto a 2019. Las exportaciones agroindustriales totalizaron alrededor de US$ 5.827 millones, lo que significa un 17% menos que el año anterior