El 9 de marzo el MGAP declaró emergencia agropecuaria por déficit hídrico en 800.000 hectáreas de Montevideo, Canelones, Lavalleja, San José incorporaron a la emergencia a nuevas seccionales policiales de los departamentos de Rocha, Florida y Colonia, indica el informe elaborado por INIA.
«Sabemos que, además, se viven puntualmente situaciones de déficit hídrico severos en otras zonas del país. En el informe se establecen cuáles son los problemas sanitarios que pueden aparecer más frecuentemente en rumiantes luego de una seca y aportamos, además, algunas recomendaciones o herramientas prácticas que permitan al productor estar alerta y ante cualquier sospecha que se presente, se debe consultar al médico veterinario”.
Los técnicos del INIA señalan que es bien conocido que los parásitos gastrointestinales producen pérdidas en la producción, ocasionando principalmente pérdidas de peso y muertes. En ovinos, el nematodo gastrointestinal más importante es el Haemonchus contortus (Lombriz de cuajo), el cual produce anemia, pérdida de estado y muerte en aquellos casos de infectaciones graves. También en los sistemas de producción ovina en nuestro país, están aquellos parásitos de intestinos delgados, (Trichostrongylus spps) que producen trastornos digestivos que se manifiestan fundamentalmente en pérdida de peso, diarreas y muertes.
En los bovinos, los géneros más importantes son; Cooperias spps, Haemonchus placei, Trichostrongylus spps y Ostertagia. Como los parásitos gastrointestinales necesitan de ciertas condiciones de humedad y temperatura para continuar su ciclo biológico, en los veranos secos disminuyen los desafíos de larvas infestantes en las pasturas. Sin embargo, se mantienen las formas de refugio; huevos sin eclosionar en las heces ovinas y bovinas y larvas infestantes del estadio 3, en forma hipobióticas en los animales.
Generalmente, los parásitos gastrointestinales afectan a todas las categorías de ovinos y a los bovinos jóvenes de menores de 2 años.
Por lo tanto, se debe tener en cuenta que tan pronto como aparecen las primeras lluvias, dichos parásitos continuarán su ciclo normal, pudiéndose presentar altos desafíos parasitarios que, sumado a los problemas nutricionales, pueden ocasionar parasitosis clínicas tanto en ovinos, como en categorías jóvenes de bovinos.
Afirman que, es importante tener en cuenta que Haemonchus spps. En nuestro país tienen su pico de eclosión en marzo y abril. Por lo tanto, se debe prestar especial atención en momentos en que se retoman las precipitaciones.
También es importante monitorear las cargas parasitarias ya sean mediante análisis coproparasitarios, métodos FAMACHA y/o condición corporal, y contar así con un criterio objetivo para decidir la dosificación con antihelmínticos.
Adicionalmente, llegado el momento de definir las dosificaciones para los parásitos gastrointestinales, es importante conocer la eficacia de las drogas en cada establecimiento. Para ello, la herramienta disponible es el conocido Lombrices o test de evaluación de eficacia de las drogas antihelmínticas, tanto para ovinos, como para bovinos.
En cuanto al Saguaipé, también conocido como Faciola hepática, en aquellos lugares donde es endémico, provoca una de las enfermedades más importantes de los rumiantes conocida como fasciolasis. Algunos síntomas que el productor puede observar en los animales son; desmejoramiento del estado general y edema submandibular (animales «paperudos») y en ocasiones la muerte, sobre todo, en ovinos.
En caso de sospecha, consulte al médico veterinario de referencia y envíe muestras de materias fecales al laboratorio para análisis coprológico.
En condiciones de sequía el potencial hacinamiento de los animales en zonas de comederos, puede aumentar las zonas de infecciones por Coccidias sobre todo en las categorías jóvenes (terneros y corderos). Las coccidiosis se ven muy favorecidas por las condiciones de hacinamiento que se dan por ejemplo al realizar las suplementación con granos, henos ensilajes, etc.
En caso de sospecha, además de consultar al médico veterinario de referencia, enviar muestras de materias fecales al laboratorio para análisis coprológico.
Para controlar la garrapata del ganado (Boophilus microplus) no solo es importante por el hecho de que es un parásito externo que se alimenta de la sangre de los animales debilitándolos, sino también porque es la que transporta los agentes que causan la enfermedad conocida como «Tristeza bovina» (Babesia spps Anaplasma spps).
Para el control de la garrapata existen varias opciones de principios activos y presentaciones comerciales: baño, aspersión, pour-on o inyectables. La mejor opción será aquella que surja del asesoramiento del productor con el veterinario. Aquellos productores que estén comprando de zonas con garrapata y llevando a zonas limpias, verificar con su médico veterinario y el servicio veterinario de su zona que los animales no tengan garrapatas para evitar propagar la enfermedad, pero sobre todo evitar muertes por tristeza vacuna.
Especial cuidado se debe tener en cuanta son Clostridiosis y Carbunco. Estas enfermedades no tienen una asociación con períodos de sequía, pero se deben tener en cuenta en consideración cuando se deben hacinar los animales para realizar suplementación o concentración en potreros por disponibilidad de las aguadas. Por lo tanto, se debe tener presente la inmunización que deben tener los animales para evitar dichas enfermedades.
Para los casos de Carbunco, el productor encontrará los animales muertos, por lo general en de cúbito dorsal («patas arriba») e hinchados, y en ocasiones, con sangrados por oficios naturales (nariz, boca, recto). Estos síntomas pueden ser ocasionados por otros problemas no específicos.
«Debemos recordar que esta enfermedad es una zoonosis, entonces será imprescindible que nunca se abran los cadáveres de animales que aparezcan muertos en estas condiciones hasta tanto no sea confirmado el diagnóstico por un médico veterinario. Ante la duda, incinerar estos cadáveres o enterrarlos profundamente rociándolos con cal viva. La forma de resistencia de estas bacterias (esporas) tienen la particularidad de permanecer en el suelo e ingresan a través de la mucosa del sistema digestivo cuando los vacunos u ovinos ingieren suelo o pasturas infestadas».
Para el caso de la Clostridiosis, especialmente La Mancha, la muerte de los animales también sobreviene rápidamente (12 a 48 horas). Las esporas de estas son ingeridas por el animal y permanecen en los tejidos, las que ante cualquier evento traumático que disminuya el oxígeno a nivel muscular (golpes, vacunas mal aplicadas, castraciones), eclosiona y se desarrolla la enfermedad.
Por último, recomiendan tener presente el calendario de vacunaciones al realizar los manejos que cada establecimiento defina para afrontar la sequía. En general, es recomendable vacunar al menos 20 a 30 días antes del período de mayor riesgo de aparición de la enfermedad.
«Recordemos que las vacunas comerciales disponibles contra la Clostridiosis generalmente protegen al ganado durante seis meses y para el caso del Carbunco, la protección es anual».