Por A. Sanjurjo Toucon
La academia de las musas. España 2015. Dirección, Guión, Montaje, Fotografía: José Luis Guerín. Con: Roda Delor Emanuelal Forgetta, Patricia Gil.
Los films del catalán José Luis Guerín llegados a estas latitudes permiten componer un (auto) retrato del inquieto realizador. “Inisfree” (1990) es un homenaje a John Ford y su film “El hombre quieto”; ”Tren de sombras” (1997), según “Cinemanía” es “un ejercicio de investigación cinematográfica” ….·”además de una película única, reveladora y genial, es también una película que vulnera las leyes del entretenimiento”; “Guest” es un documental acerca de la participación del realizador, a lo largo de un año, en festivales internacionales, a la vez que siguiendo la línea documental retrató su entorno; “En construcción” expone las “consecuencias de transformaciones urbanas, que también fueran decisivos para transformar un conglomerado humano.”
“La academia de las musas” es un film posible merced al bajo costo que suponen las técnicas digitales, y las facilidades que brindan las pequeñas cámaras. Es este el registro de un profesor de filología y sus alumnos con planteos teóricos acerca del amor, el arte, la vida y otros tópicos de similar interés.
El profesor es filmado en clase, luego se lo ve con alumnos y personas a ellos ligados, mientras el diálogo y los comentarios, copiosos, transcurren en todo lugar por el que desfilan estos personajes. Las imágenes recrean a este variopinto núcleo y, como si se tratase de un film de ficción, sus ponencias son “actuadas”.
Al film no le preocupa su construcción aparentemente desarticulada. El profesor disertando en clase, los planteos y respuestas de sus alumnos y otros, se hallan separados a la vez que unidos por los correspondientes negros totales. La continuidad no disimula su ausencia en cuanto a imágenes, alcanzando un alto grado de continuidad en los planteos correspondientes.
La realización se vuelca a hacer de esos fragmentos, los componentes de una obra filosófica, con perfecta continuidad formal y coherente discurso.
Estos artilugios de Guerín, absoluto responsable de la realización (director, guionista, fotógrafo y montajista) están recubiertos por una fotografía cuidadosa y original. Tomando a los “reporteados” como piezas de un ordenado “puzzle” (no deben buscarse similitudes “wellesianas”).
Guerín asumió y resolvió cómo hacer de un documental, un film con apariencias de ficción.
Algo similar aconteció con brillantes realizaciones de décadas atrás. “El sol del membrillo” (1992, Víctor Erice), detallando el trabajo del pintor Antonio López insuflando ligero “suspenso” y dramatismo a un film donde parece imposible incluirlos. “El desencanto” (1976, Jaime Chavarri) en que la familia del fallecido poeta franquista Leopoldo Panero, pasa del respeto y veneración del mismo, al ácido retrato no ajeno al humor negro, negrísimo.
Personal shopper / Fantasmas del pasado (Francia / Alemania 2017)Dirección y guión: Olivier Assayas. Con: Kristen Stewart, Lars Eidinger, Sigrid Bouaziz.
En ocasión del estreno del film “Las horas del verano”, señalábamos que su director, el francés Olivier Assayas continuaba sorprendiendo con bienvenidos y logrados giros en su filmografía (Irma Vep, Demonlover, Las horas del verano).
Con “Personal Shopping” se asemeja a la vez que se distancia de las historias dramáticas previas. Títulos con preocupaciones en el devenir de las generaciones y de los cambios operados entre unas y otras, con especial aproximación a los objetos y el valor personal que estos adquieren. Transitando, en varias ocasiones, relatos que se deslizan entre el drama y la comedia.
En su inicio, “Personal Shopping” es un ácido retrato agridulce de las relaciones y actividades de dos mujeres. Una de ellas, la mayor, ocupada por su desempeño en múltiples labores, y la otra, una joven encargada de adquirir en sofisticadas joyerías y casas de “alta costura”.
Sin enfatizados innecesarios, esta primera parte retrata con espíritu burlón tales avatares, para de inmediato adentrarse en la tragedia personal de la joven, efectuándose un brusco giro. Las creencias en las comunicaciones con los difuntos, pretexta al guión una incursión en lo fantástico, con comunicaciones al más allá sin olvidar esa mirada social crítica. Un crimen aporta la cuota de film policial, que también tiene su nicho.
El film, a esta altura bastante tedioso, roza a los burgueses aburridos de Antonioni, y también superficialmente el “terror” de Polanski y “Repulsión”, en lo que no es una suma de modelos; simplemente queda en la imitación de varios géneros del cine hollywoodiano en un producto franco-germano.
Kristen Stewart poco hace y poco puede hacer. Su desnudo, aparte de inútil revela uno de los cuerpos femeninos más esmirriados del cine. Por comodidad, se adoptó un final abrupto, que pudo producirse media hora antes, o si el metraje fuera suficiente, media después.
El personaje de Stewart, deambula solitariamente por oscuro caserón y de puro aburrimiento se entretiene masturbándose. Quizás no sea mala idea.
Un golpe con estilo (Going in Style) Dir.: Zach Braff. Con: Michael Caine, Morgan Freeman, Alan Arkin, Ann Margret, Joey King.
En tiempo presente, una gran empresa instalada en los EE.UU. comunica que por una razón de costos abandonará el país, instalándose en una nación asiática. Los empleados perderán sus empleos y los jubilados de la misma su pensión. Es complicado comprender el funcionamiento de la seguridad social estadounidense, pero ello poco importa.
Tres ancianos que allí trabajaran, como muchos otros, quedarán sin remuneración alguna, al tiempo que un banco pretende apropiarse de la vivienda de uno de ellos con subterfugios no demasiado honestos. La respuesta del trío es compensar su pérdida asaltando al banco que los atosiga.
En los años sesenta este pudo ser el argumento de un film que propiciara ideas revolucionarias, en boga por entonces. Hoy día, aquietados a nivel mundial los postulados de la izquierda, el asunto da paso a una comedia para lucimiento de ancianas figuras de la pantalla: Michael Caine (1933), Morgan Freeman (1937), Alan Arkin (1934) y, en un rol secundario Ann-Margret (1941).
Los bancos, instituciones ligadas a las reglas del capitalismo, quedan encuadrados en una frase atribuida a Bertolt Brecht (que probablemente nunca dijo o escribió); “Fundar un banco, es más inmoral que robar un banco”.
Los ladrones pasan a ser figuras simpáticas, como lo fueran en los años de la Depresión, cuando buena parte de los pobres de entonces, permanecian fieles a la moral tradicional, y veían con simpatía a quienes asaltaban a sus perseguidores. Mientras el cine de esos años condenaba a los asaltantes, la masa anónima de ciudadanos damnificados celebraba en voz baja las acciones de figuras como Bonnie Parker y Clyde Barrow. ´Sus andanzas fueron recreadas en una veintena de películas, sobresaliendo “Bonnie and Clyde” (1967), de Arthur Penn.
Abundan en la pantalla las comedias acerca de simpáticos ladrones de bancos (“Honorables delincuentes” de Basil Dearden, en cierto modo “Los desconocidos de siempre”, etc.). y “Un golpe con estilo” no integra la lista de las mejores.
Comedia menor, parcialmente rescatable, consigue, por encima de su ritmo cansino, algunos momentos de tenues risas. Situaciones y frases dignas de Trump imponen una cuota extra de humor.
Un final optimista, barre aspectos críticos y mordaces. Obras como esta, necesitan de las sutilezas de un Billy Wilder.