Por A. Sanjurjo Toucon
La chica del tren (The Girl on the Train). EE.UU. 2016. Dir.: Tate Tyler. Con: Emily Blunt, Haley Bennet, Rebecca Ferguson, Lisa Kudrow, Edgar Ramirez.
La joven mujer viaja en tren e imagina la vida de quienes tienen su vivienda próxima a la vía férrea. Su torrente del pensamiento, caótico, pesadillesco, introduce una componente psicológica comandando el enfoque de la realización. La presencia de un psiquiatra y un posible crimen, conducen hacia la senda del “thriller” policial, a la vez que facilitan los giros anecdóticos.
Esa turbulencia mental del personaje protagónico, permite algunos juegos formales ingeniosos: la acción es cronológicamente fracturada y el orden con que sucesivos “flashbacks” informan sobre el pasado es alterado. Los enigmas de la trama llegan a tornarse inasibles y confusos, mientras la realización hace equilibrios entre lo policiaco y lo psicológico.
A modo de contrapartida de la falta de diafanidad del relato, el guión ofrece un atractivo diseño de personajes, suficiente para mantener la tensión y la atención del espectador.
El realizador Tate Taylor, como en “Historias cruzadas”, otra historia de mujeres preocupadas (aunque por diferentes motivos), parece sentirse cómodo en estos complejos universos femeninos. Su relato, es ágil como el texto de los “best sellers” inspiradores de los dos films citados, y, en consecuencia, su oferta es también la de esos éxitos literarios consumidos con avidez.
Taylor se ha revelado como firme director de actrices, siendo el rubro interpretación uno de los atractivos de este desparejo film.
“La chica del tren” adapta la novela homónima de la británica Paula Hawkins, (Rhodesia 1972), Su currículum comprende: estudios de filosofía, política y economía en Oxford, periodismo en la sección Economía de “The Times” y otras publicaciones. En 2007 publica “The Money Goddess”, que alguien definió como “libro de finanzas para mujeres” y poco después varias novelas románticas nada exitosas. En 2015, dio a conocer “La chica del tren”; fue un éxito.
La llegada (Arrival) EE.UU. 2016. Dir.: Denis Villeneuve. Con: Amy Adams, Jeremy Renner, Forest Whitaker.
Los que llegan son extraterrestres en naves que se posan en diversos puntos de la Tierra. Ignorando si la visita es pacífica o belicista, un grupo de altos mandos militares de los EE.UU. (vanguardia de sus similares) supone indispensable el diálogo con los extraterrestres, contratando a una experta en lenguas a sus efectos.
Y aquí comienza y termina la anécdota del film. Cuanto sigue son los esfuerzos de la traductora por concretar la ansiada comunicación, matizada con algunos subtemas propios del género. O sea que la realización se parece a infinitas similares.
La intérprete en cuestión, al influjo de extraños poderes de los recién llegados, experimentará particulares recuerdos (o quizás no lo sean) y conocerá los misterios de la existencia. Ello permite al film –salvando siderales distancias- la introducción de imágenes abstractas y cuestiones pretendidamente filosóficas, con planteos realizados en “2001: Odisea del Espacio”. El realizador Denis Villeneuve (“Incendies”, “La sospecha”, “Cosmos”) persigue a su vez una componente poética tan pretenciosa como la filosófica.
Basado en un cuento corto del ingeniero en computación y galardonado escritor Ted Chian, el film pudo ser un excelente cortometraje. Pero, ya se sabe, que estos no son comercializables.
Solamente para fanáticos de la ciencia-ficción.
El contador (The Accountant). EE.UU. 2015. Dir.: Gavin O’Connor. Con: Ben Affleck, Anna Kendrik, J.K. Simmons.
Un guión, seguramente construido según eficaces fórmulas manejadas por la industria cinematográfica norteamericana, puede detectarse en la sencillez y claridad de la propuesta a poco de comenzado el film.
- Los padres llevan a su hijo al médico a causa de su compulsión por terminar rompecabezas o juegos similares, situación que provoca el alejamiento de la madre.
- Joven mujer negra, empleada de agencia de seguridad del gobierno, es chantajeada por su jefe y deberá tomar un caso de narcotraficantes y otros delincuentes.
- El niño de a) se convierte en contador que presta servicios a los narcos de b), al tiempo que sucesivos “flashbacks” continúan ilustrando su infancia. El creciente número de escenas en tiempo presente pasa a ocupar la franja principal del film, ahora compartida con la problemática de la mujer de b).
- La coincidencia de las dos grandes líneas anecdóticas (b y c), se fusionan en un asunto que, aunque exento de novedad, puede convertirse en un “thriller” atractivo, dentro de una producción industrial. Cine de consumo rápido, entretenido y descartable.
Demasiado cerca del inicio y demasiado lejos del final, esta producción de dos horas y ocho minutos, se diluye en los lugares comunes de un cine (hoy demasiado abundante) de correrías con automóviles y sin ellos. No faltan (más bien sobreabundan) las consabidas balaceras de una realización anodina y por momentos decididamente aburrida.
Animales fantásticos y dónde encontrarlos (Fantastic Beasts and Where to Find Them) EE.UU. / Reino Unido. Dir. David Yates. Guión: J.K. Rowling. Con: Eddie Redmayne, Sam Redford, Scott Goldman, Katherine Watson.
La británica Joanne Rowing (1965, Reino Unido) ocupa el sitio 46, de una lista de las mujeres más ricas del mundo, según la revista “Forbes”. Fortuna obtenida en tan solo cinco años, a través de la venta de sus libros y las adaptaciones a la pantalla de estos. Su identidad real, Joanne Rowling, fue ocultada por los seudónimos Robert Galbraith y J.K. Rowling; este último la llevó al pináculo de la fama (y del dinero), gracias a la popularidad del protagonista: Harry Potter, trasladado a la pantalla en más de diez ocasiones (largos y cortometrajes para cine y TV).
El muy posible agotamiento (del público y de los guiones) de Harry Potter, condujo a Rowling a concebir una nueva serie, la de los “Animales fantásticos”, integrada por este film a modo de presentación y otros cinco, uno de los cuales está en la etapa de preproducción.
Ante algunas reseñas que hacían de “Animales fantásticos” una precuela de Potter, la escritora señaló la inexistencia de tal vínculo, si bien se “trata de una historia nueva en el mismo mundo mágico.”
La historia desarrollada en esta nueva saga, se inicia con un “magizoólogo” llegado a Nueva York, en los “roaring twenties”, urbe sometida a una destrucción generalizada (¿recuerdo del 11/9?). Como suele ocurrir en films con características fantásticas, son los cuantiosos y continuos efectos especiales quienes ocupan el primer lugar. El público infantil, o parte de este, disfrutará; los restantes, así como los mayores podrán sentirse abrumados tras el deslumbramiento inicial.
Visualmente atractiva, la realización logra instantes verdaderamente pesadillescos (impresionantes los animales), con bestias tremendas, destrucción urbana y abundantes ambientes sombríos.
El film posee, y es un logro, la capacidad de generar en el público infantil contemporáneo, temores equivalentes a los experimentados, a comienzos del Siglo XX, por aquellos infantes que recorrían las páginas ilustradas de los cuentos de Calleja.
Jack Reacher: sin regreso (Jack Reacher: Never Go Back). EE.UU. 2016. Dir.: Edward Zwick. Con: Tom Cruise, Cobie Smulders, Adis Hodge.
Jack Reacher (Tom Cruise) es un ex policía militar, de vida bohemia, quien emprende investigaciones por su cuenta. Proveniente de una novela del inglés Lee Child (1954), llega al cine en 2012, en “Jack Reacher: bajo la mira”, donde se veía acusado de asesinar a varias personas. La demostración de su inocencia conforma toda la realización. La dirección correspondió a Christopher McQuarrie (1968), cuya filmografía se integra con cuatro films de acción, dos de ellos de la serie “Misión imposible”.
Ahora, personaje y actor regresan en “Jack Reacher: sin retorno”, con dirección de Edward Zwick, con una filmografía bastante frondosa con no pocos films de acción. El pasado militar de Reacher resurge combinándose con su carácter de investigador, debiendo desenmascarar a quienes traman un complot del que culpan a una antigua compañera de armas.
La investigación, como tal, es en realidad secundaria (como los McGuffin hitchcockianos), siendo el pretexto para otro film más donde entre correrías y huídas surtidas, con recursos físicos propios y motorizados, se intercalan algunos diálogos sobre el asunto en cuestión.
El film, cine industrial por excelencia, corre fluidamente, tanto como los personajes, rumbo a un previsible final con sitio para un (indeseado) nuevo “opus”.
Tom Cruise a lo largo de su carrera ha demostrado que sus dotes histriónicas dependen, en parte, de quien lo dirija. Perfectamente adecuado en manos de Kubrick (“Ojos bien cerrados”) y anodino con los también anodinos títulos de la serie “Misión imposible”. Como Jack Reacher luce “blando”, sin demasiado carácter y excesivamente bondadoso y sincero, cuando la historia y en especial el personaje, reclaman imprescindibles dosis de rudeza y cinismo. Bogart emerge como algo más que un recuerdo nostálgico.