El filme dirigido por el español Juan Antonio Bayona, basado en el libro de Pablo Vierci, se estrenó en las salas de Movie Center el pasado 13 de diciembre y por la forma en que narra lo acontecido, se posiciona como un visionado casi que obligatorio.
Por Mateo Castells
Que un hecho permanezca tan cercano y latente en el imaginario de una sociedad, condena a ese mismo hecho al inminente peligro de la normalización. Es una norma casi que natural y ocurre en todos los aspectos de la vida, desde las cuestiones más simples del rutinario trajín hasta las narrativas que construyen y componen la identidad de una cultura. La gula de la rutina, en ocasiones, opaca el verdadero valor de las cosas.
Eso parece haber ocurrido con la hazaña de los Andes, ese acontecimiento que marcó la construcción de la identidad uruguaya en la que un grupo de jóvenes rugbistas en el año 1972 logró sobrevivir 72 días en el medio de la cordillera más imponente del continente.
De seguro, si usted fue concebido dentro del territorio de la República Oriental del Uruguay, esté al tanto de los hechos. De seguro conozca la historia de cómo Fernando Parrado y Roberto Canessa cruzaron la cordillera en busca de ayuda mientras sus amigos aguardaban y depositaban todas sus esperanzas en su casi que quimérica expedición y de seguro esté al tanto de las odiseas que padecieron los 14 sobrevivientes que volvieron para contarlo.
Pero también, señor lector, permítame decirle que de seguro la cotidianeidad y la convivencia con estos relatos, y la presencia que poseen dentro de la narrativa del país, haya hecho que la magnitud de lo acontecido se le escurra por entre los sentidos y no tenga conciencia plena de lo que aquellos muchachos, hoy con el pelo pintado de blanco, tuvieron que pasar para volver a contarlo.
Y para ello, el visionado del filme del español J. A. Bayona, La Sociedad de la Nieve, inspirado en el libro homónimo del uruguayo Pablo Vierci, servirá de insumo clave para entender y dimensionar, de una vez por todas, lo acontecido en ese rincón de los Andes.
A través del relato de Numa Turcatti, la película transmite los hechos con una mirada real y cruda, que puede resultar fuerte a quien acuda a verla. Mediante un uso certero de las emociones, el director juega con los contrastes sonoros para mostrar y evidenciar lo dramático de las situaciones claves, como el primer impacto del avión que deviene de un momento de calma cuando el sol se asoma por las ventanas de la aeronave.
Y no solo el filme resulta clave para redimensionar los hechos, también sirve para repensarse y mirar al costado, al amigo, a la familia, al amor. Sin dudas que la historia es una lección de compañerismo y de virtud de humanidad.
Quien vea La Sociedad de la Nieve se irá a su hogar conmovido, atravesado por el pesar de tal vez no estar aprovechando realmente a lo suyo y a los suyos. Quien vea La Sociedad de la Nieve se irá a su hogar un poco más humano.