La Confederación Empresarial del Uruguay (CEDU) realizó en las últimas horas un llamado a la reflexión a través de una carta abierta, considerando que hasta el momento han resultado vanos los reclamos realizados para que las obligaciones burocráticas no ahoguen el funcionamiento de las empresas, que según expresiones del presidente interino de la institución, Sr. Carlos Delfino, actual Presidente del Centro Comercial Industrial & Agrario de Las Piedras, ya se pasó de pensar si son rentables, a reflexionar sobre si son viables.
El tenor de la carta de marras se ajusta al siguiente texto:
Marzo 2019
“CARTA ABIERTA – De este lado del mostrador
Hoy la realidad de nuestro país indica que de manera gradual, sin interrupciones, y día tras día se reducen o incluso se cierran más empresas, incrementando la desocupación, diezmando la economía y deteriorando gravemente el entramado social en el interior del país. Las principales razones de este fenómeno son varias y están a la vista, pues cada vez de parte del Estado se nos imponen más exigencias, más responsabilidades y más obligaciones burocráticas ajenas a nuestro quehacer.
Nos siguen sumando de manera forzada actores financieros y tecnológicos externos, a los cuales también inadmisiblemente debemos sustentar a costa de nuestro trabajo. Estos aspectos sumados a un informalismo que en lugar de disminuir aumenta, y del contrabando que lejos de ser erradicado cada vez da más réditos, y no solo económico sino también por la impunidad con la que se manejan ante la total ausencia del Estado en los controles y en la aplicación de las normas.
Al capital que produce este flagelo alguien lo maneja, lo hace circular y también lo blanquea a la vista de todos, y son estas prácticas las que provocan el deterioro y menoscabo de los pequeños comercios de cercanía, generando una inequidad incomprensible, tan inaceptable e injusta que compromete su viabilidad. Y como si esto fuera poco, estamos padeciendo una inseguridad que no se detiene, y ocasiona el aumento de costos y riesgos.
Tenemos un Estado omiso al control del contrabando y el lavado de activos, y por otro lado exhibe un celo casi destructivo, extremo, a la hora de controlar a las PYMES legalmente establecidas, incursionando en una peligrosísima dinámica de ley de mínimo esfuerzo, ya que todos sabemos que es más fácil controlar las empresas inscriptas que investigar el contrabando.
Desprovistos de cualquier egoísmo y entendiendo que la ruina de este sector perjudica también a todo el país, consideramos que las autoridades pertinentes, las de hoy, pero fundamentalmente las del futuro cercano, deberían dignarse a atender estos reclamos , producto del sentido común y la vivencia diaria, y revisar seriamente, y cuanto antes, estos asuntos, asumiendo el liderazgo de acciones URGENTES Y SERIAS que detengan este creciente – y ya instalado – y calamitoso proceso de deterioro económico, y social. Reiteramos: Solicitamos acciones “URGENTES Y SERIAS”. Desde ya muchas gracias. Comisión Directiva”.
Deteriorado y disminuido
En diálogo con CRÓNICAS el directivo recalcó que “estamos preocupados y tristes a la vez porque el negocio formal se ve deteriorado y disminuido y entonces ya no se está mirando si el negocio es más o menos rentable sino si es viable. Porque el Estado sigue imponiendo cosas tecnológicas financieras forzadas de las que se tiene que hacer cargo el comercio”, refiriéndose a la bancarización, la facturación electrónica lo que hace que el comercio chico haga números y no le cierren las cuentas”.
Estableció el entrevistado que ello lleva a que “mucha gente se está bajando del sistema y hay que concluir en que el comerciante chico tiene demasiadas exigencias del Estado que son más burocráticas que otra cosa y que obliga a tomar más personal administrativo que se ocupa del control de todo eso, que lleva a que se nos controle más mediante el incremento de costos fijos que se van agregando, lo cual para el comercio chico es inviable”.
Se refirió asimismo a lo que será el ingreso a la facturación electrónica de los comercios monotributistas “y nos preguntamos si realmente van a poder entrar porque les resultará imposible seguir trabajando”.
Mitigar las obligaciones
La conclusión del entrevistado en cuanto a que “muchos de quienes no pueden ya hacer frente a esas obligaciones está pasando al informalismo, lo que nos da lástima porque siempre promovemos estar dentro de las normas, las que hoy aparecen como un castigo. Porque basta mirar al costado para ver que hay quienes trabajan sin contemplar normas y compiten deslealmente con quienes están formales”.
“Además, nosotros que promovemos emprendimientos, llamando a que inviertan, hoy llegamos a la conclusión que es complicado alentar a alguien para que inicie algo nuevo”, destacando que a todo lo que se ha enumerado hay que hablar de “habilitaciones, seguros y otros”, refiriendo que “son demasiados los costos encubiertos que tienen los comerciantes”.
“Nosotros aspiramos a que tanto los gobernantes actuales como los que vengan que encaren el tema para facilitar el funcionamiento de los pequeños y medianos emprendimientos que tienden a desaparecer. Hay que poner ya un tope al peso que sobrelleva un comercio, porque no da para más”.
Un tiro de gracia
Se refirió Carlos Delfino concretamente a que “todo lo que es comercio chico, de barrio, familiar es el más perjudicado”, para recordar que “en mayo entra en vigencia otra reglamentación que obliga a tener un previsionista de salud y un médico a quienes tengan más de 5 empleados, lo que llevará a que quien tiene esa cantidad de empleados se deslinde de uno y quien tiene 4 y pensaba agregar un quinto, lo olvide”.
Aclaró que “es una ley de hace 5 años que entra en vigencia en mayo”, aunque anunció la posibilidad de una prórroga ante un planteamiento parlamentario, “para lo que sería un tiro de gracia para los pequeños empresarios que ya luchan contra el informalismo y el contrabando”.
Finalmente Carlos Delfino manifestó que “estos temas los hemos planteado en distintos ámbitos y hoy lo hacemos público porque no vemos reacción del Estado. El objetivo es alertar a la gente y a los nuevos gobernantes sobre la situación y lo que implica incluso para la fuente de trabajo”.
Avizora Delfino que “de lo contrario el comercio chico va a desaparecer o se va a crear un submundo más grande en negro del que tenemos en estos momentos”.