Los bonos verdes se pueden utilizar para cerrar brechas de financiamiento y aplicar los recursos en inversiones en infraestructura que mejoren la sostenibilidad ambiental. Obtener financiación mediante este mecanismo representa una oportunidad para movilizar capital privado hacia proyectos que aporten al desarrollo económico, social y ambiental.
Por Ec. Ignacio Gervaz (*)
Los países de América Latina tienen que invertir un mayor nivel de recursos para cerrar la brecha en infraestructura existente. Pero no solo se debe hacer en cantidad, sino que se debe buscar asegurar la provisión de servicios que satisfaga la demanda en cantidad y calidad, y también se promuevan esquemas equitativos, eficientes y sostenibles.
Luego del esfuerzo realizado para enfrentar los efectos de la pandemia, el espacio fiscal de los países de la región es limitado y condiciona la capacidad del sector público de desarrollar obras de esta naturaleza. Se necesita, de esta forma, una mayor participación tanto pública como privada en la generación de infraestructura.
Desde el lado de los actores privados, en particular los inversores institucionales, existe un potencial de financiamiento en esta clase de activos. Según estudio a nivel regional (Alvarez et al., 2022) los fondos de pensiones, fondos de inversión y las aseguradoras gestionan activos por el orden de US$ 1,5 billones (aproximadamente el 30% del PIB regional), pero invierten menos del 1,1% del total en infraestructura.
En este contexto cobra cada vez más trascendencia la necesidad de impulsar y profundizar mecanismos de financiamiento y canalizar fuentes de inversiones que apunten a la generación de nuevos proyectos que coadyuven a generar infraestructura sostenible. Los bonos verdes se adaptan a estas condiciones. Estos son un tipo de deuda emitida por instituciones públicas o privadas para financiarse y, a diferencia de otros instrumentos de crédito, comprometen el uso de los fondos obtenidos con un proyecto medioambiental o relacionado con el cambio climático.
La particularidad que presentan respecto a otros tipos de bonos es que deben tener como objetivo financiar proyectos que mitiguen las consecuencias del cambio climático o que busquen preservar el medioambiente. Si bien este mecanismo no es nuevo, ya que la primera emisión data del año 2007 por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI), en América Latina y en Uruguay la implementación es más reciente.
Los requisitos para la emisión de un bono verde se basan en los Principios de Bonos Verdes (Green Bond Principles) y se articulan en torno a cuatro condiciones:
- Utilizar los ingresos en categorías apropiadas de proyectos verdes.
- Contar con un proceso de evaluación y selección de proyectos.
- Separar la gerencia de los ingresos y que esto sea supervisado por el emisor.
- Cumplir con los requisitos de reporte periódico.
Son diversas las áreas de la infraestructura donde los bonos verdes pueden financiar nuevos proyectos. A modo de ejemplo se detallan algunos:
- Energías renovables y eficiencia energética: Este es el sector con mayor desarrollo de los bonos verdes en Uruguay, donde se han financiado parques eólicos y plantas fotovoltaicas.
- Gestión de residuos: Generación de inversiones y equipamiento en proyectos que impliquen optimizar la eficiencia en esta actividad y reducir las emisiones de CO2.
- Gestión sostenible del agua: Proyectos que optimicen el uso del recurso y amplíen el alcance del agua potable a la población.
- Proyectos de movilidad sostenible: Incluye proyectos cuyo objetivo es optimizar la movilidad y el transporte limpio que implique menores niveles de CO2 y otros gases de efecto invernadero. También se puede incorporar otros proyectos de transporte vía terrestre que impliquen una alternativa más limpia, como el ferroviario, respecto al de carreteras.
- Edificios sostenibles: Estos desarrollos implican el uso de energías renovables para el consumo de servicios básicos (agua, calefacción, residuos, entre otros), hasta la obtención de materiales biodegradables.
Los bonos verdes siguen ofreciendo una oportunidad para apalancar inversiones hacia estos sectores y recursos para cubrir la brecha de financiamiento.
La emisión de bonos verdes ha crecido aceleradamente a nivel global y representa el 49% (US$ 523 mil millones) de los bonos temáticos emitidos en 2021. Al 31 de diciembre de 2021, el volumen total de bonos verdes a nivel mundial ascendía a un total de US$ 1,6 billones (Fuente: CBI-2021. Green Bonds Market 2021: https://www.climatebonds.net/.). En América Latina la emisión de bonos verdes en 2020 cerró con un crecimiento de casi un 23% comparado con 2019, sobrepasando los US$ 8 mil millones. Este mismo monto fue alcanzado en tan sólo nueve meses en 2021, pues a septiembre de ese año se había emitido un volumen total de US$ 8,1 mil millones en bonos verdes en la región.
Los valores se han incrementado y sigue extendiendo un interés creciente de las instituciones financieras en su utilización. La participación de los fondos institucionales puede tener un papel importante en el éxito de los bonos verdes. Los bancos multilaterales de crédito y los bancos nacionales de desarrollo también cumplen un rol clave en la generación de capacidades locales para participar en el mercado internacional, para movilizar recursos nacionales y para incrementar los respectivos mercados locales de bonos.
La plataforma Green Finance LAC fue desarrollada para responder a una demanda de los actores del mercado financiero por compartir información y conocimiento sobre financiamiento verde. En esta se visualizan las emisiones de bonos verdes en la región. En Uruguay se identifican seis procesos de estas características. En la tabla se presentan las principales características de los mismos, donde se observa que el primero fue en el año 2017 y son el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y, con mayor participación, el BID Invest, los que han impulsado este esquema de financiamiento.
Beneficiario | Tipo | Tercero Independiente | Fecha | Institución | Descripción |
Natelu y Yarnel | Bono Verde | S&P Global | Nov-21 | BID Invest | Estructuración de bono verde para el refinanciamiento de las plantas solares fotovoltaicas Natelu y Yarnel en Uruguay. |
La Jacinta | Bono Verde | Moodys | Ene-18 | BID Invest | Estructuración de un bono verde para financiar la primera planta fotovoltaica a escala comercial del país. |
Gobierno de Uruguay | Bono Vinculado a la Sostenibilidad | Sustainalytics | Oct-22 | BID | Deuda vinculada a objetivos climáticos y medioambientales con mecanismo de bonificación por desempeño. |
El Naranjal y Del Litoral | Bono Verde | Moodys | Jul-18 | BID Invest | Estructuración de bono verde para el refinanciamiento de dos plantas solares fotovoltaicas ubicadas en el departamento de Salto, Uruguay. |
Campo Palomas | Bono Verde | DNV GL | Ago-17 | BID Invest | Estructuración de un bono verde para financiar la operación del parque eólico Campo Palomas de 70 MW en Uruguay. |
BBVA Uruguay | Bono Sostenible | Vigeo Eiris | Feb-21 | BID Invest | Estructuré y suscribí la primera emisión privada de un bono sustentable en Uruguay. El objetivo es financiar proyectos de eficiencia energética, transporte limpio, agricultura sostenible, construcción sostenible y la promoción del segmento MIPYME, entre otras inversiones sostenibles. |
El mecanismo de bonos verdes aporta una solución al déficit de financiamiento para proyectos de infraestructura de diversa escala que contribuyen a reducir emisiones de carbono y mitigar efectos en el cambio climático. Uruguay puede aprovechar dentro del pipeline activo de proyectos de infraestructura este mecanismo para financiar, al menos, algunas de las necesidades de financiamiento de estas obras.
(*) Economista especializado en infraestructura en AIC Economía & Finanzas