El cierre del ciclo de vida de un producto se refiere a la implementación de prácticas y procesos que aseguran que, al final de su vida útil, no se convierta en un residuo permanente, sino que sea reintegrado en el ciclo de producción o reutilización. Este concepto es fundamental en la economía circular y tiene como objetivo minimizar el impacto ambiental y maximizar el uso eficiente de los recursos.
La iniciativa Recircular, impulsada por la Asociación Uruguaya de Industrias del Plástico (AUIP), busca transformar la percepción sobre el plástico al resaltar su capacidad para ser reutilizado, reciclado y valorizado. Desde su inicio en 2021, Recircular ofrece información para empresas, consumidores y otras partes interesadas, con el fin de fomentar prácticas sostenibles en toda la cadena de valor del plástico. En ese marco, esta nota se centra en diferentes perspectivas sobre el enfoque de ciclo de vida y dos iniciativas nacionales que lo fomentan: Plan Vale y el Centro Tecnológico del Plástico (CTplas).
¿Cómo es el ciclo de vida de un producto?
El ciclo de vida de un producto comienza con la extracción de materias primas, obteniendo así los recursos necesarios para su fabricación. Luego, éstas se transforman en productos, los que son transportados y entregados a los consumidores, quienes lo utilizan para su propósito original. Finalmente, cuando el producto ya no puede cumplir su propósito inicial, debe gestionarse adecuadamente para evitar que se convierta en un residuo
Ilustración tomada de La Economía Circular de los Plásticos, de PlasticsEurope, 2020.
Estrategias para cerrar el ciclo de vida del plástico
Algunas estrategias son el Diseño Circular, la reutilización, el reciclaje y la valorización.
El Diseño Circular es una metodología que promueve el consumo sostenible y prioriza la eficiencia de los recursos sobre los impactos en el ciclo de vida, con el objetivo de alcanzar residuos cero. Este diseño se centra en recuperar y mantener el valor de los productos mediante procesos con un enfoque circular, fomentando nuevos modelos de negocio circulares e innovación (CTplas, 2022).
La reutilización prolonga significativamente la vida útil de los productos plásticos mediante prácticas como la reparación y la remanufactura. Paralelamente, el reciclaje se enfoca en procesar los materiales plásticos para su reintegración en la producción de nuevos productos, utilizando métodos mecánicos, químicos o energéticos según las características del material y su aplicación específica.
La valorización es un concepto más amplio que incluye el reciclaje, pero también abarca otros procesos que convierten los residuos plásticos en recursos valiosos. Este proceso busca darle una nueva vida a los plásticos desechados a través de diferentes métodos, como por ejemplo: reciclaje mecánico y químico, valorización energética (utilizar los residuos plásticos como fuente de energía mediante la incineración controlada para generar electricidad o calor), upcycling (transformación creativa de residuos plásticos en productos de mayor valor o utilidad) y bioconversión (utilización de microorganismos o enzimas para degradar los plásticos y convertirlos en productos biológicos útiles, como biogás o bioplásticos).
Para facilitar estas prácticas, es vital implementar sistemas eficientes de recogida y clasificación al final de la vida útil de los plásticos, asegurando su correcta entrada en los ciclos de reciclaje.
Además, la innovación tecnológica mejora la eficiencia de los procesos de reciclaje y reutilización, desarrollando nuevas tecnologías que optimicen estos procesos y los hagan más sostenibles. Por último, educar y concienciar tanto a consumidores como a empresas sobre la importancia del cierre del ciclo de vida de los plásticos y las prácticas necesarias para lograrlo es esencial.
Dos iniciativas nacionales que promueven el cierre del ciclo de vida de los plásticos
Plan Vale es un plan nacional para recuperar y valorizar envases y materiales de envasado posconsumo, impulsado por más de 3.000 empresas adheridas y por la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU). Busca dar cumplimiento a la normativa nacional y nuevas metas de recuperación; optimizar recursos en economía de escala y contribuir con la economía circular y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Actualmente está presente en ocho departamentos de Uruguay: Montevideo, Canelones, Maldonado, Rocha, Rivera, Flores, Río Negro y Soriano.
CTplas, creado por AUIP, CIU, el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) y la Fundación Julio Ricaldoni (FJR), impulsa el desarrollo sustentable de la industria del plástico y el reciclado mediante asesoramiento técnico en optimización de líneas de producción, incorporación de nuevas tecnologías, diagnóstico de fallas, mejora de propiedades y funcionalidades del producto, reducción de costos, desarrollo de materiales y ecodiseño. Con una planta piloto para proyectos de innovación y capacitación, CTplas también ofrece inteligencia competitiva, fomentando la I+D+i y la cooperación entre instituciones nacionales e internacionales, para incorporar innovación y transferencia tecnológica en las empresas, mejorando su competitividad y reduciendo su impacto ambiental.
El cierre del ciclo de vida de los plásticos es esencial para una economía más sostenible y eficiente. A través del diseño circular, la reutilización, el reciclaje, la valorización de residuos, la innovación tecnológica y la educación, se puede asegurar que los productos plásticos no se conviertan en residuos permanentes, sino que continúen aportando valor a la economía y al medio ambiente. Estos procesos no solo contribuyen a la reducción de la contaminación y la conservación de recursos naturales, sino que también generan beneficios económicos al promover la creación de nuevos empleos y mercados.
Desde una perspectiva de sostenibilidad, integrar estas prácticas fomenta una mayor conciencia social y responsabilidad ambiental, impulsando a las comunidades hacia un desarrollo más equilibrado y resiliente frente a los desafíos ecológicos globales.