Muchos de nosotros hemos pensado en algún momento de nuestras vidas que las ideas brillantes aparecen en un momento de lucidez, que vienen como una idea relámpago, en un ¡Eureka! Sin embargo, aunque nos parezca que las buenas ideas aparecen de pronto en situaciones insospechadas, no es del todo cierto, ya que las buenas ideas necesitan un buen tiempo de cocción a baja temperatura.
Para empezar, ante la pregunta de si somos creativos, todos tendríamos que responder que sí, y es que la creatividad es una capacidad innata, pero también es una competencia que se puede entrenar para poder ser más creativos/as. Aunque intuitivamente nos parezca lo contrario, el pensamiento creativo es bastante más cansino que el pensamiento lógico, ya que en realidad la creatividad trata de cuestionar el origen de nuestro pensamiento, y ello nos lleva más trabajo a nivel mental. Además, históricamente la cultura occidental ha sobrevalorado el pensamiento racional en comparación al intuitivo, y tendemos a usar el primero antes que el segundo. No obstante, hoy sabemos que la creatividad pasa por el uso de ambos tipos de pensamiento. Si solo utilizamos el pensamiento racional, nos quedamos estancados en lo establecido y no dejamos lugar al cambio, ni tampoco a la creatividad. Por lo tanto, parte de nuestra capacidad para crear pasa por el hecho de poder liberarnos de los estereotipos y las reglas que gobiernan nuestras vidas.
¿Qué barreras nos impiden dejar fluir la creatividad?
Culturales
Provienen de nuestra socialización, es decir, la forma en que nos han educado a lo largo de nuestra vida, lo que consideramos correcto e incorrecto. Son esquemas de pensamiento que provienen de nuestra familia, de la escuela, de los medios de comunicación, en definitiva, de nuestro entorno. Los obstáculos culturales son muy difíciles de superar ya que implican el “castigo” social. Las personas que no actúan tal y como se espera socialmente de ellas tienen que luchar contra la presión social que ello genera.
Cognitivos
Proceden de la predisposición a ver las situaciones y problemas de una forma predeterminada, se trata de la percepción, por ejemplo, de cómo percibimos un objeto.
Emocionales
Estas barreras se deben a nuestra autoimagen y autoestima, es decir, cómo nos vemos y cómo valoramos lo que vemos. Muchas buenas ideas son destruidas debido a la falta de confianza en nosotros.
¿Qué potencia nuestra creatividad?
Quizás la motivación sea el más importante potenciador de la creatividad. Cuanto más motivados estamos, mayor es nuestro potencial creativo. La motivación y la creatividad están muy interrelacionadas, ya que la creatividad está vinculada al placer por hacer las cosas; es muy difícil ser creativo con algo que no nos motiva. Estar disfrutando del momento en el que se realiza algo es una fortaleza ante cualquier barrera contra la creatividad. Algunos autores definen el estado de motivación como un estado de flujo. Csíkszentmihályi, psicólogo húngaroestadounidense, se refirió a la experiencia de flujo como “un estado emocional muy especial”, “un estado de conciencia casi automático, sin esfuerzo alguno, aunque sumamente concentrado”.
La perseverancia es otra de los factores que ayudan a ser creativo, y no es casualidad, ya que para tener una idea creativa se puede requerir contemplar muchas ideas y darle muchas vueltas a una idea antes de encontrar la solución, y ello puede implicar una dosis importante de perseverancia. Es muy difícil ser perseverante con algo que no nos motiva, por ello la motivación es clave.
La motivación también es un elemento que nos puede llevar a tener la curiosidad para aprender conocimientos de un campo determinado. Y es que cuanto más conocimiento de un determinado campo se tenga más probabilidad de aplicar la creatividad en dicho campo hay. Para dar vueltas a una idea para mejorarla o para destruir otras ideas y crear de nuevas hay que tener conocimiento de aquello que se quiere mejorar o destruir.
Para emprender hay que tener buenas ideas, donde muchas se puedan convertir en proyectos, y para encontrar esas buenas ideas tenemos que potenciar nuestro pensamiento creativo, trabajar en aquello que nos motiva, de lo que tengamos conocimiento y ser perseverantes. Así es como nacen las buenas ideas.