La transición hacia la energía limpia es un factor fundamental para combatir el cambio climático y mitigar la degradación ambiental. Sin embargo, enfrenta un gran desafío: el alto costo de inversión. Pongamos en debate algunos aspectos interesantes que influyen en el desarrollo y la viabilidad de proyectos de energías renovables en la región.
Por: Ec. Camila Villaverde (*)
El Premio Nobel de Economía, Jean Tirole, en su libro La economía del bien común, afirma lo siguiente: “El deseo de estar tranquilos respecto al futuro desempeña también un papel importante en la comprensión de los fenómenos económicos. No queremos oír que la lucha contra el calentamiento global será costosa. De ahí la popularidad en el discurso político del concepto de crecimiento verde, que sugiere que una política medioambiental sería puro beneficio. Pero si fuera tan poco costosa, ¿por qué no se ha puesto en marcha?”. En línea con el autor, se destaca la presencia de los siguientes aspectos:
- Primero, la lucha contra el calentamiento global implica desafíos financieros considerables, sobre todo para los países en vías de desarrollo. Por lo tanto, es crucial superar las barreras financieras asociadas con los proyectos de energías renovables, como su intensiva necesidad de capital y su riesgo de inversión.
- Por su parte, las acciones para mitigar el cambio climático crean un bien público global. Sin embargo, el fenómeno del free-riding, según la teoría económica, representa un desafío significativo. En este sentido, es esencial reconocer la responsabilidad colectiva en este problema.
Entonces, ¿cómo se aplica este debate en nuestra región?
Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), a nivel global, América Latina y el Caribe (ALC), tiene uno de los niveles más bajos de inversión energética como porcentaje del PIB. Durante el período 2014-2022 esta se situó en 3%, en comparación con el 5% en Eurasia, el Medio Oriente y el norte de África. Varios países de la región enfrentan desafíos relacionados con la infraestructura energética, incluidas redes eléctricas obsoletas e ineficientes y una implementación limitada de sistemas modernos de almacenamiento y distribución de energía.
La IEA explicó que, el espacio fiscal limitado, los problemas macroeconómicos, junto con cuestiones de gobernanza, son los factores que han contribuido a la baja inversión y al lento crecimiento en el suministro de energía en ALC, lo que afecta negativamente el desarrollo de proyectos de infraestructura. De todas formas, es importante destacar que lo expuesto refiere a un análisis promedio de la región. Si observásemos cada país que compone la región, los escenarios son heterogéneos.
La transición hacia la energía limpia en ALC requiere un enfoque integral que aborde tanto los desafíos financieros, como los políticos y regulatorios, con el fin de impulsar el desarrollo sostenible y mitigar los impactos del cambio climático.
Considerando lo mencionado anteriormente y teniendo en cuenta las características inherentes de ALC, muchas organizaciones y especialistas destacan la importancia de que los gobiernos desarrollen políticas sólidas y herramientas apropiadas para fomentar la inversión privada, ya que, debido a la urgencia y dificultad de la situación, la colaboración del privado podría resultar beneficiosa. Es decir, las empresas privadas pueden desempeñar un rol importante en la modernización del sector y podrían ser cruciales para abordar el déficit de financiación que, de lo contrario, podría obstaculizar el desarrollo de energías renovables en la región.
Un nuevo informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) examina los incentivos y desincentivos para la inversión en energías renovables en todo el mundo y cómo los países en desarrollo pueden elaborar estrategias. El informe encuentra que la abundancia de recursos y la experiencia en desarrollo de ALC, desde energías renovables de alta calidad hasta petróleo y gas, podrían hacer contribuciones importantes a la seguridad energética global y a las transiciones hacia energías limpias con los paquetes adecuados de políticas.
No obstante, el universo de medidas de política de energías renovables es complejo y depende de sistemas legales y regulatorios.
Gráfico: Políticas de energía renovable adoptadas según nivel de desarrollo (en proporción de países)
Fuente: Elaboración propia en base a Unctad, 2023
Se observa que el 75% de los países desarrollados promocionan políticas energéticas favorables a la inversión privada, frente a un 39% de los países desarrollados, entre los que se encuentra nuestra región (ver gráfico).
De todas formas, la Unctad considera dentro de las «medidas de inversión pública» la inversión directa del Estado en capacidad de generación, tanto a través de empresas estatales como de Asociaciones Público-Privadas (APPs), así como la inversión directa en investigación y desarrollo (I+D) en el sector. En este contexto, cabe destacar que varios especialistas mencionan las colaboraciones público-privadas como una buena forma de incorporar capitales privados para aumentar las inversiones en proyectos de energías renovables.
En conclusión, independientemente de cómo se dé la participación del sector privado, hay factores determinantes de la inversión en transición energética. Dentro del ámbito financiero son esenciales los requisitos de inversión inicial y los costos operativos, el costo de capital, los tipos de cambio y los riesgos asociados, así como los retornos esperados y los factores de demanda. En lo que respecta a las consideraciones regulatorias, el entorno de inversión, las regulaciones específicas sectoriales y los instrumentos fiscales son muy importantes. Además de estos factores, otros aspectos como los ambientales, tecnológicos o incluso políticos también desempeñan un papel crucial. Así, resulta fundamental alcanzar un equilibrio entre estos factores para fomentar un clima propicio que favorezca el incremento de las inversiones en proyectos de energías renovables.
(*) Economista en AIC Economía y Finanzas