En los últimos días, la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) culminó sus reuniones destinadas a la redacción de un informe que será presentado este mes de enero. De acuerdo con lo anunciado, el documento definirá las “medidas que es preciso adoptar a favor de un mundo del trabajo que ofrezca oportunidades de trabajo decente y sostenible para todos, en el contexto de una rápida transformación del mundo del trabajo”.
Por: Dr. Rodrigo Deleón (*)
- Los desafíos
Entre los desafíos identificados por el informe figuran el empleo juvenil, el desajuste de competencias, las desigualdades de los ingresos, la informalidad, la economía rural, la brecha digital y la igualdad de género. Asimismo, se hizo referencia a otros temas relacionados como por ejemplo el empleo sostenible, el aprendizaje a lo largo de la vida, la protección social, la tecnología y las instituciones laborales, así como el papel del diálogo social. Todos estos desafíos guardan estrecha relación con la necesidad de generar trabajo decente que sea sustentable. Como han señalado Marcos Supervielle y Héctor Zapirain en un trabajo publicado hace algunos años por la OIT, “trabajo decente –o trabajo digno– en sustancia, es aquel trabajo que se realiza en un contexto de respeto y pleno cumplimiento de los derechos humanos laborales. Consiste, en el sentido y alcance que le da la OIT, en un trabajo de calidad aceptable, realizado en un ambiente de acatamiento pleno y efectivo a los principios y derechos fundamentales en el trabajo –libertad sindical, derecho de negociación colectiva, prohibición del trabajo forzoso y del trabajo infantil, y eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación– donde se promueva el diálogo social y el tripartismo, y las personas se encuentren amparadas por un sistema de protección social. Resumiendo, trabajo decente –o trabajo digno– en sustancia, es aquel trabajo que se realiza en un contexto de respeto y pleno cumplimiento de los derechos humanos laborales. Consiste, en el sentido y alcance que le da la OIT, en un trabajo de calidad aceptable, realizado en un ambiente de acatamiento pleno y efectivo a los principios y derechos fundamentales en el trabajo –libertad sindical, derecho de negociación colectiva, prohibición del trabajo forzoso y del trabajo infantil, y eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación– donde se promueva el diálogo social y el tripartismo, y las personas se encuentren amparadas por un sistema de protección social”.
- “Geografía del trabajo”
Como ha señalado el Profesor Juan Raso, “El gran desafío es construir trabajo sustentable para el futuro, entendiendo por tal un trabajo más decoroso y menos vulnerable a los cambios. La realidad a tomar en cuenta es compleja y no incluye solo las nuevas tecnologías. El futuro tiene que ver con la estructuración y organización de la fuerza de trabajo, la educación, las competencias, las ofertas y demandas de trabajo, la movilidad funcional, la conexión de la formación con el aprendizaje, y no últimos los problemas de salud del trabajador.” En este sentido, deben tenerse en cuenta fenómenos tales como la llegada de trabajadores extranjeros que desde hace algunos años experimenta nuestro país o los períodos de tiempo cada vez mayores que requiere el traslado del trabajador desde su domicilio hasta el lugar donde cumple sus funciones.
- Demografía
El perfil demográfico de nuestro país constituye otro aspecto a tener en cuenta a la hora de reflexionar sobre el Futuro del Trabajo, tanto desde el punto de vista laboral como en todo lo relativo al sistema de seguridad social. En la opinión de la Profesora Adela Pellegrino (Doctora Honoris Causa por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República), “La natalidad es otro componente de la dinámica demográfica. En Uruguay, la natalidad llegó a tener, en la década del 70 del Siglo XIX, niveles muy altos en términos comparativos mundiales, de alrededor de 50 o/oo. Sin embargo, ya a fines de ese siglo comienza a mostrar un descenso progresivo que, hacia 1935, se estima que era del orden de 20 o/oo. Este nivel se mantiene con oscilaciones en los años que siguen a la Segunda Guerra Mundial, hasta mediados de la década de 1970, cuando tiene lugar un aumento de los nacimientos. En la década de 1980 hay un nuevo descenso hasta el 17 o/oo. Más recientemente continuó esta tendencia, llegando en 2015 a 14 o/oo.” Precisamente esa baja natalidad, sumada a un aumento en la expectativa de vida y diversos cambios en los comportamientos de quienes alcanzan los requisitos necesarios para jubilarse plantean nuevos desafíos para los sistemas previsionales, tanto a nivel internacional como en nuestro país.
- Conclusión
El escritor británico Arthur C. Clarke (autor del libro que diera origen a la película “2001: odisea del espacio”) sostuvo en el año 1964 que “tratar de predecir el futuro es un oficio peligroso y decepcionante”. La importancia que el trabajo posee para los trabajadores, para los empleadores y para toda la sociedad en general hace necesario que su futuro, en lugar de ser objeto de una predicción caprichosa, sea consecuencia de una construcción tripartita como la que está llevando adelante la OIT.
(*) Doctor en Derecho y Ciencias Sociales. Miembro del Directorio del Colegio de Abogados del Uruguay. Vicepresidente de la Comisión Asesora y de Contralor de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Profesionales Universitarios. Miembro de la Asociación Uruguaya de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social (AUDTSS).