Aproximadamente el 47% de las personas se califican como colaboradoras en situaciones de conflicto, y solo del 25% al 30% son calificadas como colaboradoras por otras personas. Esto quiere decir que, en la mayor parte de los conflictos, al menos uno de los participantes no es colaborador por instinto. Sin embargo, en la mayor parte de los conflictos personales y laborales, la colaboración es el estilo más productivo. Por lo tanto, usted se encontrará a menudo en conflictos en los que la colaboración no es el estilo predominante de la otra parte (ni el suyo). Su reto consiste en cambiar el estilo de conflicto hacia la colaboración.
Si la otra persona no colabora, los esfuerzos que haga usted para colaborar pueden hacerlo vulnerable. Realmente hacen falta dos para colaborar, y muchas personas se quejan de que sus esfuerzos para convertir el conflicto en colaboración fracasan porque la otra persona aplica otro estilo para resolver el conflicto.
Este problema es importante, porque en cualquier situación en la que tanto el resultado como la relación sean importantes para usted, la colaboración es el estilo óptimo. Otros estilos no proporcionan resultados tan positivos. Ya que lo más probable es que ninguna de las partes tenga la colaboración como estilo predominante, deberán reconocer esto y esforzarse de manera consciente para alcanzar una postura de colaboración. Ello supondrá invertir energía, cooperación y tiempo, pero los resultados conducirán a una mayor satisfacción y éxito.
A continuación, incluimos una lista de técnicas que le ayudarán a construir la base para una colaboración con éxito:
1. Averigüe las necesidades y objetivos de la otra persona. Para que la colaboración tenga éxito es esencial que cada parte comprenda las necesidades y objetivos del otro. Pregúntele a la otra persona qué necesita, qué quiere. Explique usted también lo que necesita y lo que espera de la colaboración. Reitere su deseo de que las necesidades y deseos de todos se cumplan.
2. Estimule el intercambio de información. En muchos conflictos, las personas reaccionan a la defensiva y no comparten totalmente la información. Para poder colaborar, debe compartir la información completamente. Manifieste su intención de colaborar con su actitud abierta y sincera con la otra persona. Haga ver a la otra persona que usted quiere hacerle comprender su situación perfectamente, y pídale que comparta información acerca de la suya con usted. Recuérdele a la otra persona que usted podrá ayudarle mejor si entiende perfectamente la situación. Pida siempre información en ese contexto de mutua ayuda.
3. Ofrezca alternativas múltiples. La colaboración solo tiene éxito si se exploran opciones creativas. Advierta su intención de encontrar formas mejores de resolver el conflicto ofreciendo múltiples opciones y dejando claro que no se inclina por ninguna en particular, sino que simplemente quiere encontrar una solución beneficiosa para todos. Esta actitud animará a la otra persona a aportar también planteamientos novedosos ante el conflicto.
4. Ponga énfasis en el proceso colaborador antes de hablar de soluciones. Si la otra persona le presiona para que usted se comprometa antes de que exista un intercambio abierto de información y esfuerzos conjuntos para resolver el problema, le conviene replantear el proceso. Explíquele a la otra parte que usted no está dispuesto a considerar ofertas o a cerrar una negociación hasta tener la oportunidad de cooperar con él o ella en un estudio exhaustivo del problema. Deje claro que usted confía en la colaboración para resolver el conflicto, y que cree que un enfoque colaborador beneficiará a ambas partes.
5. Rechace toda interacción si las emociones se exaltan. La colaboración requiere un entorno abierto, cooperativo y amistoso. La rabia, la frustración, la desconfianza y otras emociones fuertes rompen o impiden la colaboración. Las actitudes acaloradas en un conflicto conducen a soluciones apresuradas o a problemas mayores, no a soluciones cooperativas. Si la situación se calienta demasiado, simplemente diga que no quiere continuar porque las emociones se están interponiendo en el camino. Pida tiempo para que las partes se tranquilicen. Exprese su deseo de sentarse a hablar del mismo lado de la mesa y a cooperar para solucionar el problema. Espere a que las emociones de la otra persona se estabilicen. En la mayoría de los casos, si usted lleva el liderazgo emocional, será fácil conseguir que la otra persona colabore. Recuerde, ¡hace falta paciencia para dominar las emociones!
6. Adopte un enfoque creativo para la solución del problema. Una vez que haya conseguido que la otra persona esté dispuesta a colaborar, recuerde que necesitan trabajar juntos para comprender el problema y para generar alternativas creativas. Solo cuando tengan una comprensión completa del problema y alternativas mejores, podrán empezar a preocuparse por la solución a adoptar. Comiencen el proceso de colaboración con una exploración conjunta del problema. A continuación, sugerimos un formato para crear este enfoque de colaboración:
• Primer paso. Estudien el problema. ¿Cuál es exactamente el problema desde cada una de sus perspectivas? ¿Alguno de ustedes ha pasado por alto aspectos relevantes del problema, o lo ha exagerado, o lo ha confundido con otro problema? Cuando ambos se pongan a hablar y a pensar sobre el problema en sí, descubrirán nuevas y mejores maneras de solucionarlo.
• Segundo paso. Creen muchas opciones. Tras estudiar el problema, deben explorar soluciones posibles al mismo. Puesto que se encuentran en un conflicto, tendrán visiones opuestas sobre cómo resolver el problema. El desacuerdo entre ustedes puede afianzar estas visiones opuestas, cegándoles a otras alternativas. Pero ¿hay otras formas de ver el problema o la solución que puedan conducir a vías alternativas no competitivas? ¿Se le ocurren tres alternativas más viables? ¿O seis, o diez? Cuando apliquen su creatividad a la solución, aparecerán nuevas opciones que darán mejores resultados para ambas partes y beneficiarán también la relación entre ustedes.
• Tercer paso. Pónganse de acuerdo para implementar la mejor opción. La colaboración llegará a su fin cuando ambas partes se sientan gratamente sorprendidas por haber llegado a una “salida” o a un planteamiento mejor que ponga fin al conflicto. Cuando todos estén de acuerdo sobre un planteamiento nuevo más beneficioso, habrá llegado el momento de poner fin al conflicto en beneficio de todos.
Fuente: Alexander Hiam.