Sin lugar a dudas, los integrantes de las diferentes entidades económicas, profesionales y empresariales se deben asociar por afinidades para cumplir tareas en las que solo la unión de objetivos consigue resultados que de otra forma serían inalcanzables.
Los gremios son parte vital de las fuerzas vivas de la nación, donde sus voceros manifiestan los intereses comunes de sus afiliados y aportan al engrandecimiento de la República.
Tener mentalidad gremialista es poseer un pensamiento colectivo, es alejarse del individualismo para luchar por metas generales.
Pero hay que tener en cuenta que sus actividades deben superar sus fronteras y conocer que tienen obligaciones mayores a las de defender las expectativas de sus asociados. Son parte del país y, por ello, tienen que acompañar causas de beneficio común, ser solidarios con gestas nacionales, volverse motor de éstas. Tener también el valor civil de manifestarse sobre situaciones que consideren inconvenientes para sus conciudadanos.
Su responsabilidad es superior a su individual afiliación
La obligación de fortalecer las instituciones es inherente a la responsabilidad gremial, pues sin un Estado encuadernado, no hay dónde ejercer esta labor.
Obvio que respaldar la institucionalidad no es necesariamente ser obsecuente con el gobierno de turno.
Oponerse a ciertas medidas, invitar a la reflexión, presentar alternativas, es muchas veces más constructivo que simplemente acompañar a uno de los poderes.
Pertenecer a un gremio es ser parte del equipo de los ejecutores que consiguen eficaces resultados, o integrar el grupo de los reorientadores de los canales para llegar a buen puerto.
Eventualmente, conformar el escuadrón de los que son diques para los errores y desaciertos de los gobernantes.
Sus aportes y apoyos a las causas patrióticas o sociales no pueden ser ajenos a sus rutinas. Deben estar inmersas en su quehacer diario.
Comprometerse con la siembra y sostenimiento de los valores democráticos y defenderlos son exigencias a sus vinculados.
Generar positivas acciones debe ser parte de sus lineamientos estatutarios y no pensar que estas son un compromiso únicamente de los mandatarios.
A veces, por coyuntura, un gremio u otro juegan más en el escenario público.
En diversos casos, esto se da por la calidad o liderazgo de sus representantes, pero siempre todos ellos tendrán que ser parte de la balanza de pesos y contrapesos como actores cotidianos de lo que suceda en el país y de su proyección.
Las asociaciones económicas, profesionales o empresariales, son fundamentales para el buen suceso de la vida nacional.
Debemos fortalecer estas agremiaciones afiliándonos a ellas y no jugar a que sean los colegas los que hacen la fuerza por nuestros intereses para beneficiarnos de este trabajo y limitarnos a criticarlos.