La crisis sanitaria por el COVID-19 determinó una rápida caída de ventas en varios sectores de actividad. En este imprevisto marco muchas empresas, además de diferir las inversiones previstas, vieron impactada su liquidez por la falta de ingresos para hacer frente al pago de los costos operativos y del servicio de las deudas financieras.
Por Darío Andrioli (*)
La frase conocida en finanzas de “cash is king” (el efectivo es el Rey), en esta situación toma mayor relevancia, especialmente en las empresas que no tenían reservas financieras y presentaban endeudamiento previo.
La coyuntura obliga a las empresas a una rápida medición de los impactos financieros y a la determinación de sus nuevas necesidades de financiamiento. Para cubrir el gap de caja deberá identificar fuentes disponibles para la emergencia e implementar las mismas en el corto plazo en las mejores condiciones posibles.
Reperfilamiento del servicio de deuda
En tiempos de crisis, con una capacidad disminuida de generación de fondos operativos, la presión del endeudamiento puede condicionar las disponibilidades e incluso afectar su solvencia y supervivencia.
A efectos de mitigar el impacto financiero directo e indirecto, el Banco Central autorizó a los Bancos, previo acuerdo con el cliente, a extender por hasta 180 días los vencimientos de pago de las operaciones de crédito vigentes al momento de irrumpir la pandemia.
Por lo tanto, si bien no obliga a los Bancos, prevé la posibilidad de reprogramar, sin afectar la categoría crediticia de los deudores, los vencimientos de capital e intereses de marzo a agosto de empresas afectadas por la emergencia sanitaria.
En la práctica varios de los bancos privados en general lo han hecho a 90 días, mientras que el BROU lo está efectuando automáticamente a 180 días para las empresas con deudas menores a U$S 200.000, mientras que para las superiores a ese monto será evaluado su diferimiento.
Por su parte, para reperfilar deudas de micro y pequeñas empresas ANDE, sujeto a la aprobación de las instituciones de microfinanzas adheridas, prevé financiamiento en unidades indexadas (por hasta aproximadamente U$S 10.000), con plazo de hasta cuatro años, incluido uno de gracia y con tasas de interés bonificadas.
Acceso a nuevo financiamiento
Para financiar su actividad y capital de trabajo, en las actuales circunstancias las empresas tienen mayores dificultades para acceder a nuevos préstamos financieros.
Por lo tanto para las micro y pequeñas empresas puede ser de interés el programa de créditos a mediano plazo para capital de trabajo previsto por ANDE. Estos nuevos financiamientos para empresas pequeñas son a tasas de interés bonificadas, aunque por montos bajos (máximo de aproximadamente U$S 10.000).
Prevé dos alternativas: una en pesos, con dos años de plazo para el repago (incluyendo seis meses de gracia) y otra en unidades indexadas a tres años, incluido 12 meses de gracia.
Por su parte, el BROU anunció que puso a disposición créditos para las micro, pequeñas y medianas empresas con un año de antigüedad a tasa fija bonificada, en su moneda funcional y con la garantía SIGa. Requiere el compromiso de mantener su actividad y empleos, así como que su uso no sea la cancelación de deudas con otros Bancos.
Las empresas que ya tienen crédito vigente con el BROU podrán acceder a un nuevo financiamiento por hasta el 10% del crédito autorizado con plazo de pago de 13 a 36 meses y posibilidad de un período de gracia. De igual manera podrán acceder las empresas que no tienen crédito con el Banco, las que deberán presentar flujo de fondos por el período del préstamo y demás documentación requerida.
Garantías para facilitar el crédito
Cuando estudiaba Finanzas de Empresas el Profesor Ricardo Pascale nos enseñaba que al momento de solicitar financiamiento a las empresas se les requiere un motivo del préstamo, demostrar capacidad de pago y una segunda salida del crédito con adecuadas garantías. En la práctica aprendimos que este último elemento puede ser crítico para las empresas pequeñas y medianas.
Para facilitar el acceso al crédito de las pymes que vieron afectado su financiamiento por la pandemia, y que no cuentan con garantías, se introdujeron mejoras en el sistema que existía (SIGa). El crédito a garantizar, con Bancos privados o BROU, puede ser para capital de trabajo, inversión o reestructurar deudas.
Permite un menor costo de uso del sistema de garantía (0.6% anual para créditos en moneda nacional y 0.8% en dólares) y un incremento del cómputo de la garantía, cubriendo hasta 80% del capital para nuevos créditos y entre 50% a 70% para la reestructura de deuda.
En la crisis es clave este instrumento para facilitar el acceso a crédito de pymes formalizadas, que se encuentren al día con sus tributos y que puedan demostrar capacidad de pago en el mediano plazo.
Consideraciones finales
La situación actual requiere de un rápido diagnóstico financiero y pronta acción. La gestión financiera de crisis obliga a monitorear la liquidez con la actualización de los presupuestos de caja y el análisis de sensibilidad para escenarios adversos.
La implementación rápida de las acciones en la práctica puede presentar dificultades. En este sentido el Colegio de Contadores planteó al Ministerio de Economía los problemas de las empresas para efectuar las reprogramaciones y nuevas operaciones de crédito.
El Presidente del Banco Central por su parte ha expresado que el crédito viene creciendo, pero requiere mejorar. Para su estímulo el BCU bajó en forma transitoria los encajes bancarios, pero en esta coyuntura resulta más difícil y caro el acceso a financiamiento.
Si las empresas no pueden acceder a financiamiento bancario, a aportes de capital de propietarios o a mayores plazos de proveedores clave, deben negociar la flexibilización del pago de las obligaciones a la espera de mejores condiciones económicas. También para lograr plazo o quita está la posibilidad de realizar acuerdos privados de reorganización, herramienta prevista en la ley de concurso de acreedores y reorganización empresarial.
Sin dudas, la crisis inesperada y brusca del COVID-19, determina a nivel macroeconómico caída del producto y a nivel micro baja en la rentabilidad y convierte a la liquidez de las empresas en un activo más estratégico aún.
(*) Contador Público. Socio Director de CARLE & ANDRIOLI, firma miembro independiente de Geneva Group International.