Primera parte
A continuación, se describe una tipología de propietarios dirigentes de pymes basada en el estudio de un centenar de casos de empresarios que han creado una empresa de este tipo. Para ello, se utilizó la metodología de los sistemas flexibles de Checkland (1999) y se adaptó (Filion, 1999) al estudio de actores empresariales que trabajan en el contexto de las pymes.
Esta metodología permite comparar los sistemas de valores y las formas de pensar de un actor organizacional con el sistema de actividades que éste elabora y dirige. Por otra parte, seguimos las cuatro normas básicas del análisis sistémico (interrelación, información, jerarquía y control), para establecer la clasificación de los propietarios dirigentes de las pymes estudiadas.
Se prestó especial atención a los valores y objetivos de los propietarios dirigentes, especialmente a aquellos que guardan relación con las bases de su empresa. Se intenta conocer los motivos que les hicieron crear una empresa, y determinar el lugar que la misma ocupa en sus vidas. Analizaremos, a continuación, seis tipos de propietarios dirigentes de pymes (Filion 1997; 2000a y b; 2003).
1. El leñador
2. La mariposa
3. El libertino
4. El aficionado
5. El converso
6. El misionero
En esta edición, trataremos los tres primeros perfiles
El leñador
Al leñador no le gusta la multitud. Cuando habla con alguien, tiene la sensación de perder el tiempo. Es ambicioso y tiene buena capacidad para el trabajo. Le gusta afilar su sierra y cortar árboles, y lo hace bien, mejor y más rápido que la mayoría de los demás leñadores. Cuando trabajaba en una gran empresa o para terceros, se ocupaba de una cantidad de trabajo mucho mayor que la media. De esa manera, se convenció de que para obtener la recompensa que merece, tenía que trabajar para sí mismo.
Cuando las personas que compran sus productos quieren más, en particular por su calidad, el leñador contrata personal y les hace cortar árboles. Como define la norma laboral que hay que cumplir a partir de lo que él mismo produce, la mayor parte del tiempo está insatisfecho en cuanto a la cantidad de trabajo realizado por los empleados que contrató. Prefiere a quienes trabajan tan bien y tan arduamente como él. La cultura organizativa de su empresa se centra en la producción.
Es posible que en determinado momento de su carrera deje de observar solo los árboles para echar un vistazo a todo el bosque. Cuando alcance este primer nivel de pensamiento estratégico, la empresa que dirige comenzará a crecer: por ejemplo, podrá incursionar en el mercado de los productos potenciales vinculados.
El leñador sigue siendo el tipo más corriente de propietarios dirigentes de pymes. Es muy constante en lo que hace. Los leñadores que logran el éxito y que siguen aprendiendo se convierten a veces en misioneros.
La mariposa
A la mariposa le encanta comprometerse intensamente, pero esto no dura mucho tiempo. Le gusta juguetear. Crea empresas y, casi enseguida, las vende. Adquiere empresas en dificultades, reduce los costos de funcionamiento de las mismas, realiza algunos cambios clave y luego las pone a la venta.
Le gusta que las cosas se hagan rápidamente. Es capaz de evaluar de inmediato las ventajas y los puntos débiles tanto de una empresa como de su mercado potencial.
Es sociable y el número de sus relaciones es incalculable; conoce gente en todos lados. Cuando pretende adquirir una empresa en dificultades piensa en alguien que podría comprar una parte de la producción, en una compañía a la que podría confiar una parte o toda la producción mediante subcontratación, en otra que haya implantado un método para reducir los costos de distribución, en otra más que compraría cantidades importantes de uno de sus productos si éste se modificara ligeramente, etcétera.
Pero las cosas deben seguir en constante movimiento, ya que, de lo contrario, su interés decae y empieza a dirigir su mirada hacia otros horizontes. Como la mariposa se reúne con mucha gente, se le presentan muchas oportunidades. Cuando examina un negocio, su punto de vista es muy preciso: obtener una buena ganancia. Frente a sus ojos, una computadora calcula continuamente las ganancias que podría obtener si realizara un determinado ajuste u otro en la empresa.
La mariposa se asemeja a todo lo que es temporal, ocasional, pasajero y rápido. Podríamos describir a este tipo de empresario como una veleta, un oportunista, un seductor o un camaleón.
Su estilo, sus gustos, sus centros de interés registran un cambio continuo. Le atrae mucho la novedad. Hace correctamente su trabajo, pero tiene dificultades a la hora de profundizar. Al envejecer, si opta por una actividad constante y decide concentrarse en una empresa única, corre un gran riesgo de convertirse en libertino.
El libertino
El libertino gusta del ocio, la diversión, la fiesta y el juego; tiene una vida social activa. Considera que es vital practicar al menos una actividad de ocio. Esta actividad varía con el paso de los años y está vinculada a la evolución de su sistema de relaciones.
Ve en su empresa un apoyo financiero, un medio que le permite obtener ingresos suficientes para practicar las actividades que realmente le interesan. A menudo trabaja con tesón durante determinados periodos del año, y durante el resto del tiempo hace aquello que le gusta realmente.
Por otra parte, el libertino no se entrega plenamente a su empresa a nivel emocional, como es el caso del leñador o del converso, por ejemplo. Por el contrario, intenta limitar su participación a aquello que es rentable.
A menudo procede de un nivel social acomodado que le permitió pasar una buena parte de su juventud practicando actividades deportivas y de ocio. A veces forma parte de la tercera o cuarta generación de la familia dueña de la empresa.
Algunos libertinos sustituyen gradualmente algunas de sus actividades de ocio y deportivas por una actividad social o política.
En la próxima edición analizaremos los demás perfiles.
Fuente: Louis Jacques Filion
Profesor titular HEC Montreal, Canadá