Por: Lic. Silvana Piccininno – CIM & Asociados
Sin duda el 2020 ha sido un año que va a marcar un antes y un después tanto en nuestra vida personal como en la laboral y social.
Hasta este año nos caracterizábamos por ser una sociedad precavida, que avanza paso a paso, con una gran valoración de la estabilidad, de no asumir muchos riesgos y de transitar por caminos relativamente conocidos. Los millennials comenzaron a tirar abajo algunos temores y a lanzarse a desafíos. Finalmente, el cambio de escenario abrupto al que nos tuvimos que enfrentarnos en esta pandemia, sacudió fuertemente nuestra realidad. Adultos mayores, jóvenes y niños tuvimos que cambiar nuestra forma de organizar el día a día, armando ese rompecabezas con las actividades de nuestros hijos y nuestro trabajo, sin tiempo de adaptación, sin capacitación previa, más que los protocolos y las nuevas formas que cada empresa encontró para poder responder a sus clientes. Los padres organizando su espacio de trabajo en la casa, debiendo delimitar nuevos espacios para los niños y para los adultos. Los docentes buscando la mejor forma de mantener atentos a sus alumnos vía zoom y todos tratando de mantener ese nuevo modelo en el que tuvimos que sacrificar el contacto con nuestros seres queridos, con nuestros compañeros de trabajo, que manejar la angustia que nos genera la incertidumbre…
Hoy asistimos a un cambio profundo que impactó en todas las áreas de nuestra vida personal, laboral y social. Hoy, menos que nunca, podemos pensar en el futuro proyectando experiencias pasadas, si bien esas experiencias determinan lo que somos en el presente. El análisis de las experiencias vividas es una valiosa herramienta para entender y evaluar las acciones pasadas, pero hoy no nos alcanza para movernos en este escenario.
En este marco, las organizaciones empresariales, educativas, sociales y de todo tipo, necesitan desarrollar la creatividad ya no como una habilidad más, sino como una capacidad central que nos lleve a buscar y desarrollar nuevos comportamientos, que nos permitan salir de la mejor manera de este presente sin precedentes. Tomando palabras de Edward de Bono, “cambiar las pautas es tan difícil como el intento de asignar un nuevo significado a una palabra”. Pero la importancia de apelar a la creatividad y de abrirnos a nuevos desafíos es uno de los aspectos que hemos aprendido en este tiempo.
Necesitamos diseñar formas que satisfagan las nuevas exigencias de hoy, tanto a nivel laboral, educativo, como de consumo.
Otro aspecto, para nada menor, es la importancia de abordar los temas con otros. La realidad es demasiado compleja y las alternativas para salir sin costos muy altos requieren del aporte de todos. Debemos empoderar al otro para que aporte lo mejor de sí, dejar de lado nuestra soberbia, porque nunca como en esta oportunidad quedó más claro que necesitamos de los otros y los logros sólo son posibles cuando contamos con el compromiso de todos. Pero teniendo claro mi responsabilidad personal y como esto puede impactar en el todo.
Seguramente, como en otras situaciones críticas, algunos quedarán por el camino, pero otros saldrán fortalecidos porque habrán aprendido a desenvolverse en escenarios desconocidos y desarrollar competencias que no sabían que tenían.