30 años de la Facultad de Ciencias: Un aniversario en medio de desafíos y contradicciones

Por Mónica Marín (*)

En 2020 la Facultad de Ciencias cumplió 30 años. En la vida de una institución educativa este aniversario es un excelente motivo de celebración, de valoración del camino recorrido y de reflexión para construir el camino futuro.

En la Universidad de la República, tradicionalmente organizada en torno de las profesiones de ejercicio liberal, ¿cuál era el objetivo de la creación de la Facultad de Ciencias? Aquella idea buscaba promover el desarrollo de la ciencia en diversas áreas como física, matemáticas y ciencias biológicas. Según decía Mario Wschebor, primer decano de la Facultad entre 1987 y 1997, “un primer objetivo” era “la profesionalización de la actividad científica”. Consideraba que dedicarse a las ciencias no debía ser una actividad secundaria, ni para desarrollarse en los ratos libres, sino una actividad central de los científicos.

Ello requería una organización en ese sentido, desde la formación hasta el desarrollo de la vida profesional. La profesionalización de la actividad científica significa la jerarquización de la ciencia y del trabajo científico, en beneficio de la sociedad y del desarrollo del país. La modernización debe basarse en el conocimiento y la ciencia debe ser un componente esencial del proceso de desarrollo. Creo que aún estamos muy lejos de alcanzarlo.

El camino de construcción de la Facultad ha estado marcado por la vocación de construir una “facultad abierta”, con fuerte relacionamiento con los demás servicios universitarios y con las otras áreas de la educación, con todas las instituciones dedicadas a la ciencia y a la educación, así como también con el sector productivo.

En la actualidad, la sociedad visualiza el aporte de la ciencia. A través de los medios de comunicación, la contribución de la ciencia ha tenido notoriedad como no había ocurrido antes, y ese es un elemento positivo de este período 2020-2021 marcado por el covid-19. En Uruguay, la constitución del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) y el asesoramiento sostenido que brinda no tiene precedentes y, con menor protagonismo, hay mucha gente de distintas especialidades e instituciones organizada en redes, estudiando y analizando la información de la enfermedad en Uruguay y el mundo, asesorando, proponiendo o aconsejando.

La Facultad de Ciencias junto a otros servicios universitarios, el Instituto Pasteur de Montevideo (IP Montevideo), el Instituto Clemente Estable (IIBCE) y otras instituciones que conforman el sistema científico del país, han contribuido de manera sustancial al control de la epidemia. Podemos mencionar como ejemplos el desarrollo y puesta a punto de los métodos de diagnóstico por PCR, y serodiagnóstico en colaboración con el IP Montevideo y la Facultad de Química. También se destaca el trabajo de análisis y la puesta en funcionamiento de la secuenciación en el laboratorio central del Ministerio de Salud Pública (MSP). Docentes del Centro de Matemáticas y de otros institutos de la facultad han trabajado en el análisis de datos y en la elaboración de modelos matemáticos.

También quiero destacar el entrenamiento de personal y los préstamos de equipamiento y reactivos para poner en funcionamiento otros laboratorios tanto en Montevideo como en Salto, Tacuarembó y Rocha. Con la empresa ATGen, inicialmente incubada en la facultad, y junto al IP Montevideo, se elaboraron kits de diagnóstico.

Junto a docentes de Facultad de Ingeniería se diseñó un equipo para desinfectar mascarillas N95 con radiación UV. Más recientemente, se desarrolló un método basado en PCR y secuenciación para detectar las cepas y variantes de SARS-CoV2 que circulan en el país, en colaboración con el IP Montevideo y el MSP.

Estos aportes han sido posibles por contar con un sistema científico activo y pujante, con laboratorios equipados, con investigadores con sólida formación y amplia experiencia que interactúan, integran redes a nivel nacional y se vinculan a centros de investigación de la región y del mundo. Sin duda, son muchísimos los actores que han participado activamente. La ciencia es un trabajo de integración y colaboración en equipo, de personas y de instituciones.

La construcción del sistema científico ha requerido mucho tiempo y esfuerzo, y aún no está terminado. Se requiere financiamiento para conservar lo construido, para mantener el equipamiento actualizado y funcionando, para seguir incorporando jóvenes a los equipos de investigación. Tenemos en este momento una gran preocupación: la posibilidad de acceder a materiales y equipamiento que necesitamos para realizar nuestro trabajo de investigación depende de proyectos concursables y hay un elevadísimo porcentaje de proyectos evaluados como excelentes que no reciben apoyo por la limitación presupuestal.

Con el recorte previsto para la ANII, la situación será aún más crítica y, sobre todo, muy desalentadora para los jóvenes, para el país. Estamos en esta especie de contradicción, en la cual se reconoce y valora el aporte de la ciencia, pero se recorta su presupuesto.

Mirando en perspectiva, hay retos que estaban planteados desde la creación de la Facultad y que son desafíos permanentes. Entre ellos ha estado el compromiso por la mejor investigación y enseñanza que podamos brindar, potenciar la inserción laboral de los egresados y promover la vinculación con el sector productivo. También asegurar más lugares para los jóvenes, y más docentes con alta dedicación a la investigación.

Pero en la agenda de hoy tenemos otros temas que están pendientes: género, cuidados, convivencia y prevención del acoso laboral y sexual, calidad con equidad. Todos desafíos de democratización y de inclusión, formas de relacionamiento más justas y respetuosas que implican una reeducación y aprendizaje de todos nosotros, que requieren una revisión de nuestras actitudes y formas de relacionamiento. Es un proceso que llevará tiempo, y debemos abordarlo con respeto y tolerancia en el sentido de una inclusión amplia.

Los 30 años de la Facultad de Ciencias son un tiempo de celebración, de agradecimiento y de asumir nuevos compromisos. Involucra a estudiantes, docentes, funcionarios, egresados, pero también a toda la sociedad. Y quiero especialmente reconocer la contribución fundamental de Mario Wschebor y de todos los decanos que me precedieron: Ricardo Ehrlich, Julio Fernández y Juan Cristina.

La Facultad de Ciencias era una necesidad del país que la Udelar y la sociedad asumieron. Destinaron a ello capacidades y recursos que significaron un esfuerzo importante y marcaron un rumbo. Queremos seguir avanzando por este camino, queremos una Facultad de Ciencias que pueda crecer y desarrollar su vocación por la ciencia y el conocimiento al servicio de la sociedad. Este aniversario es, entonces, momento de renovar compromisos y asumir nuevos desafíos.

 

(*) Decana de la Facultad de Ciencias de la Udelar