Por Renato Opertti (*) | @OperttiRenato
El 16 de octubre EDUY21 festeja su tercer aniversario de vida. Estamos convencidos de que vale la pena desde el llano conformar espacios de la sociedad civil que contribuyan al debate de ideas, así como agendar temas y propuestas desde miradas plurales, inclusivas y propositivas. Una de las maneras efectivas de fortalecer nuestra democracia es ampliar las triangulaciones entre sistema político, sociedad civil y ciudadanía para explorar respuestas a la luz de la urgente necesidad de repensar y recrear las bases de convivencia, de desarrollo sostenible y de bienestar de la sociedad en su conjunto.
Más allá de la subjetividad, relatividad e intencionalidad de todo balance realizado por los propios involucrados, nos animamos a inventariar cinco aportes que viene realizando EDUY21. En primer lugar, somos una asociación civil permeada por el principio de la unidad en la diversidad. Unidad en el propósito de cambiar en profundidad y bajo un enfoque sistémico y progresivo, la visión de la educación y del sistema educativo. Diversidad en las maneras de enfocar y en los contenidos de las propuestas, que, alineadas con una clara intencionalidad de cambio, constituyen un activo que permite dar cuenta, en un sentido componedor, del crisol de tradiciones y encares educativos. Aun cuando pueda incomodar, EDUY21 desafía las visiones monolíticas, de pensamiento único, sean del signo que sean, y que muchas veces persiguen el objetivo de bloquear y/o descalificar visiones y prácticas alternativas al statu quo.
En segundo lugar, EDUY21 se ha ido constituyendo en una renovada forma de hacer política pública, que la concibe en clave de largo aliento. Nuestros aportes se suman y establecen sinergias con los que forjan otras instituciones y actores. No se trata en absoluto de debilitar o desdibujar el rol de los partidos políticos, sino todo lo contrario, de interpelarnos, animarlos y apoyarlos en mejorar la calidad de diseño y de desarrollo de las políticas públicas. Una de las fortalezas de EDUY21 yace en que, en su seno, cobija diversidad de credos y afiliaciones que anidan en la sociedad, lo que nos permite ser un espacio transversal de diálogo y de construcción colectiva entre los partidos políticos.
Como señalamos insistentemente, EDUY21 no tiene orientación político-partidaria alguna, pero si la finalidad política de argumentar y evidenciar la perentoriedad de un cambio educativo que vaya al cerno de los desafíos que el país enfrenta para recrear una sociedad de oportunidades genuinas y sostenibles para personas, ciudadanos, trabajadores, empresarios y comunidades. Congeniamos las miradas académicas y de política pública, como inextricablemente relacionadas en la búsqueda de respuestas. No creemos en un mundo de aguas separadas, de responsabilidades deslindadas o de torres de marfil.
En tercer lugar, el documento “Libro Abierto: Propuestas para apoyar el acuerdo educativo”, presentado el 16 de mayo del 2017 en un colmado Salón de los Pasos Perdidos, fue preparado en base a los aportes de educadores de todos los niveles con destacada actividad en los sectores públicos y privados, e integrando una mirada de enfoques disciplinares y de puntos de vistas. Fue un removedor y gratificante ejercicio de forjar y lograr la unidad en la diversidad. El libro abierto propone, en efecto, un enfoque sistémico, integral, profundo, sostenible y progresivo de cambio educativo, concebido para una década, y transversal a los diversos niveles educativos, bajo un enfoque de formación a lo largo y ancho de toda la vida. Sin ánimo pretencioso, entendemos que el libro abierto constituye una de las elaboraciones más plurales y propositivas que el país dispone para cambiar la educación desde el retorno a la democracia, en 1985. Precisamente es un libro abierto, que contrariamente a una postura de “tapas cerradas”, anima al diálogo, permite tomar propuestas, afinarlas y/o modificarlas, así como integrarlas a otras, manteniendo si el enfoque integral.
En cuarto lugar, la propuesta de EDUY21 es un menú a la carta con opciones concatenadas bajo el precepto que los cambios en los contenidos –el para qué, qué, cómo, cuándo y dónde de educar y de aprender– requieren si de cambios institucionales que los legitimen y sostengan. La evidencia mundial nos enseña que los cambios programáticos e institucionales van de la mano. No hay vuelta. Que es ingenuo y de una praxis que entendemos como equivocada, creer que los cambios en los modus vivendi y operandi de las instituciones pueden quedar sólo librados a la voluntad y al mando ejercido por los jerarcas. O bien que como hay una tradición, noble, por cierto,de niveles educativos con su propia destacada historia, no se puede cambiar la estructura y gobernanza del sistema educativo.
EDUY21 plantea cambios en la concepción y organización de los ciclos educativos –una educación básica de cuatro a 14 años, y una educación media superior de 15 a 18 años– que tienen por objetivo fundamental asegurar la unicidad, solidez, progresión y completitud de aprendizajes para cimentar las bases requeridas para desempeñarse competentemente frente a un mundo de cambios exponenciales y sistémicos. Ya en este presente, y más aún en el futuro, se requiere fortalecer una formación integral de la persona que integre aprendizajes vinculados a las humanidades y a las ciencias, a la teoría y a la práctica, a aprender a aprender y aprender a vivir juntos, a lo global y a lo local, a la mente, cuerpo y cerebro, a las inteligencias humanas y artificiales, y a las formaciones general y vinculadas al mundo productivo. Estos nuevos ciclos educativos van a demandar renovadas estructuras y modelos de gobernanza de la educación que busquen mancomunar criterios e integrar, por un lado, los niveles de educación inicial, primaria y media en su ciclo básico (edades 4-14), y por otro, educación secundaria y técnico-profesional (15-18).
En quinto lugar, EDUY21 se ha ido constituyendo en un espacio reconocido y legitimado de interlocución con el sistema político con el cual se mantiene un diálogo franco y sustantivo sobre la educación. Ciertamente, esta interlocución es un buen indicador no solo de la fortaleza de los partidos políticos y de su capacidad de diálogo, sino también de la horizontalidad de relaciones y de cercanía en los mano a mano entre actores e instituciones con diversos roles y responsabilidades. Es un activo de la sociedad uruguaya que nos destaca a nivel mundial.
Esta interlocución ha permitido entablar un diálogo constructivo con los candidatos a la presidencia de los Partidos Cabildo Abierto, Colorado, de la Gente, Frente Amplio, Independiente y Nacional, así como con otros actores políticos y sociales. Este proceso de diálogo nos ha permitido corroborar que el sistema político en su conjunto está posicionado en clave de cambio más de que continuidad de lo existente. Esto no implica en absoluto desmerecer experiencias innovadoras y transformacionales bajo gobiernos de diversos signos que se han dado desde 1985 a la fecha, pero a la vez reconocer que las mismas no han sido, ni son suficientes, para revertir tendencias de larga data que jaquean todo imaginario de una sociedad de oportunidades.
Sucintamente, estas tendencias refieren a: (i) déficits en las alfabetizaciones fundamentales que son la base de todo aprendizaje y del desempeño competente en la sociedad; (ii) las intolerables inequidades en las oportunidades, procesos y resultados de aprendizaje que penalizan severamente a los sectores más vulnerables; y (iii) muy bajos niveles de excelencia en los aprendizajes que no se corresponden con las capacidades y los talentos potenciales de nuestros alumnos.
Por último, estamos convencidos que estos aportes tendrán “su sellada” si se logra que el sistema político acuerde un cambio educativo para una década. Esto es, que el sistema político tenga la visión, la determinación y el liderazgo de ir al cerno de las cuestiones sin caer en las tentaciones ya conocidas de solo acordar sobre números e inversiones sin sostén en una propuesta educativa potente y en un rutero de cambios progresivos y sostenibles. Confiamos en que el sistema político asuma a profundidad e implicancias el cambio educativo como una cuestión de destino nacional que pone a prueba su voluntad y generosidad de forjar un porvenir justo y venturoso.
(*) Director Ejecutivo de EDUY21.