Por Felipe Schipani (*) | @FelipeSchipani
Cuando después del último ciclo electoral los que estábamos junto a Pedro Bordaberry en el Partido le decíamos que teníamos que empezar a movernos, a trabajar fuerte rumbo a las elecciones de 2019, siempre respondía lo mismo. Nos decía que tenía que bajar el perfil de su presencia pública para permitir que otros dirigentes crecieran. Así estuvimos todo el año 2015 y 2016, los dirigentes le insistíamos en la necesidad de movilizarnos y él siempre respondía lo mismo “hay que darle espacio a otros dirigentes”.
La peor noticia llegó hace un año, un 20 de abril de 2017 nos despertamos con un correo electrónico de Pedro anunciando que no sería candidato en la próxima elección. Debo confesar que fue un día muy triste, pues si bien era una de las opciones que se manejaban, en lo personal nunca pensé que se iba a concretar.
Al comunicar la noticia Pedro tuvo la precaución de hacerlo el mismo día que emprendía un viaje hacia España para iniciar el Camino de Santiago, un periplo que lo iba a alejar por un par de semanas del bullicio de las redes, los medios, los correos electrónicos, etc.
Ese tiempo nos permitió a todos reflexionar con tranquilidad sobre el contenido de dicha carta, pese a lo cual debo confesar que en ese momento el sentimiento de orfandad política no me permitió comprender a cabalidad sus razones, y el panorama que vislumbraba para el Partido era desolador con su máximo exponente fuera de carrera.
No incurro en ninguna infidencia si transcribo uno de los párrafos de aquella carta que hoy se ha transformado en un documento histórico: “Hoy estoy convencido que llegó el momento de dejar el paso a otros. Siempre he creído que la alternancia es algo bueno en todas las actividades de la vida pero en especial en la política. Me parece que es saludable para la Democracia y para los Partidos. En el 2015 lo anuncié y hoy te lo reitero: es necesaria una renovación en el Partido y en la política y para ello se necesita dejar los espacios para que otros los ocupen. Así lo hice en la elección de segundo grado al Comité Ejecutivo Nacional del Partido y así lo haré en las próximas elecciones internas y nacionales. Cumpliré sí mi compromiso con quienes me votaron y me colocaron en el Senado en la última elección confiándome por cinco años su representación”.
Luego de trascurrido un año, estas líneas adquieren otra dimensión a la luz de lo ocurrido desde entonces en la interna partidaria. Uno de los primeros efectos políticos de la decisión de Pedro fue la renuncia del diputado Germán Cardoso a la Secretaría General del Partido, esgrimiendo como fundamento la nueva realidad política y su interés en construir una columna nacional de cara a la próxima elección. Esta decisión de Germán permitió que el diputado canario Adrián Peña fuera electo Secretario General, imprimiéndole a su gestión un gran dinamismo a nivel de la comunicación, la juventud, las actividades partidarias y procurando que el CEN ocupe un lugar relevante en la escena partidaria. Otro efecto directo de la renuncia fue la alianza que el senador Germán Coutinho realizara con el senador José Amorín, conformando un potente sector nacional denominado “Uruguay Batllista”. Asimismo el diputado Fernando Amado sobre octubre del año pasado expresó su voluntad de competir por el liderazgo colorado en el novedoso lanzamiento de su sector “Batllistas Orejanos”. Por su parte, en las elecciones juveniles realizadas el pasado 4 de noviembre donde votaron más de 30 mil jóvenes, el sector nacional “Espacio Abierto” liderado por el diputado Tabaré Viera se impuso como el más votado en todo el país. Finalmente sobre fin de año el Economista Ernesto Talvi anunció que iba a evaluar seriamente la posibilidad de ingresar a la política, luego de recibir varias propuestas a tales fines, siendo el ex presidente Jorge Batlle el primero en hacerlo. De concretarse será un gran aporte para el partido y el país que un hombre del conocimiento y el prestigio de Talvi se incorporen a esta actividad.
El Partido vive un tiempo de ebullición con muchos compañeros trabajando para legítimamente alcanzar el liderazgo en las urnas. En este último año el mapa político partidario ha cambiado sustancialmente, de un escenario casi hegemonizado por Vamos Uruguay pasamos a una pluralidad de opciones, perfiles y propuestas. Los espacios se dejaron y se han empezado a ocupar.
A las nuevas generaciones que se integren al Partido habría que entregarles un ejemplar de la Carta de Pedro. De la misma se desprenden valores centrales para la vida política como el de la generosidad, tan poco frecuente en estos tiempos, donde muchos dirigentes son como esos grandes árboles que no permiten que ningún arbolito crezca y hagan sombra a su lado. El mensaje de Pedro es asimismo la contracara de la vanidad, de alguien que se desprende de todos los honores y decide volver al llano tirando por la borda un importante capital político. Deja en evidencia asimismo una particular concepción del poder y del servicio público, poniendo énfasis en el carácter temporal y la transitoriedad del mismo.
Hoy podemos decir que un año después de aquellas líneas que muchos creímos que eran como la noche eterna, empieza a amanecer y se aclara el horizonte. Pedro tenía razón.
(*) Prosecretario General del Partido Colorado.