Por Felipe Schipani (*) | @FelipeSchipani
La educación obligatoria del país se encuentra transitando un proceso de transformación importante que se sustenta en la necesidad de una reforma continua de los planes, programas, contenidos, metodologías y modalidades de enseñanza, y de permitir el acceso con calidad a los estudiantes de la educación media.
Justamente, nuestra educación media, pese a que ha habido importantes mejoras en los últimos años, presenta la problemática de la deserción, el retraso y el abandono de los estudiantes que se ha expresado en las tasas de egreso y alta sobreedad.
De acuerdo a datos de la Encuesta Continua de Hogares del año 2022, el 14,3% de la población uruguaya mayor de 25 años tiene la educación media superior incompleta. Son entre 350.000 y 400.000 personas que no han terminado el bachillerato y constituyen el público objetivo de esta propuesta. Esta iniciativa está orientada a los estudiantes extraedad, mayores de 18 años.
Se enmarca en la actualización de los planes y programas que se ajusten a la creación de capacidades que permitan que nuestros jóvenes tengan mayores instrumentos en sus trayectorias posteriores educativas, laborales y sociales.
Asimismo, supone reconocer la necesidad de incorporar nuevos enfoques integrados y articuladores de conocimientos y disciplinas, tales como la mayor capacidad de manejarse en un mundo digital, de pensamiento crítico y de emprendedurismo o las competencias de lectoescritura y de matemáticas, todas las cuales constituyen pilares fundamentales para actuar y responder a los desafíos en la sociedad actual y futura.
Las experiencias de bachillerato virtual en sus diversas formas están presentes actualmente en la oferta de múltiples instituciones privadas del país como resultado de autorizaciones oficiales, pero sin embargo se carece de una oferta pública a nivel nacional que permita a los estudiantes en situaciones de dificultad de movilidad, distancia, situaciones particulares personales y laborales, o simplemente por su comodidad, asistir a la posibilidad de cursar los estudios de bachillerato bajo las modalidades a distancia y virtuales, lo cual crea una desigualdad de situaciones para ejercer el derecho a la educación bajo esa modalidad de aprendizaje.
Existen múltiples experiencias internacionales de ofertas de alta calidad de estudios de bachillerato a través de modalidades tanto a distancia como virtuales, tales como por ejemplo en México, El Salvador, Colombia, Ecuador y Argentina, entre muchos otros países.
Se trata de una clara tendencia a la oferta a escala global de estudios virtuales que ha sido incentivada incluso por la pandemia no solo en el nivel de educación superior, sino en los niveles de educación media. En la sociedad actual nos encontramos frente a desafíos educativos que requieren respuestas innovadoras y flexibles.
Esta propuesta son los liceos nocturnos del siglo XXI, que le permitirán al país combatir frontalmente una de las dificultades más importantes de la educación media que es el bajo egreso. Supondrá además una oportunidad para las personas de menos ingresos y del interior del país, en donde existen más obstáculos para la culminación del ciclo educativo obligatorio. Posibilitará asimismo que siga aumentando la matrícula y el egreso de la educación universitaria, otro drama importante de nuestra educación.
Es esencial reconocer la autonomía de los entes establecida en nuestra Constitución. En este sentido, en el marco de la transformación educativa y la discusión sobre los nuevos bachilleratos, les sugerimos a las autoridades del Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP que evalúen la creación del bachillerato virtual para mayores de 18 años, considerando la diversidad de situaciones personales y geográficas presentes en nuestro país. Además, es importante tener en cuenta las demandas de muchos estudiantes y familias, así como las experiencias y posibilidades técnicas existentes.
Para que esta propuesta sea exitosa, es fundamental que el bachillerato virtual sea implementado a escala nacional. Además, debe permitir una articulación entre el Consejo de Educación Secundaria (CES) y el Consejo de Educación Técnico-Profesional (CETP), con el objetivo de ofrecer una formación integral y adaptada a las necesidades de los estudiantes.
El bachillerato virtual debe contar con una plataforma en línea que brinde acceso a materiales didácticos, recursos interactivos, actividades y evaluaciones. Además, se deberían establecer mecanismos de comunicación efectivos entre estudiantes y docentes, como foros de discusión y videoconferencias, para fomentar la participación y el intercambio de ideas.
Es importante destacar que el bachillerato virtual no pretende reemplazar la educación presencial, sino complementarla y adaptarse a las necesidades individuales de los estudiantes. De esta manera, aquellos que enfrenten dificultades para asistir regularmente a clases o que requieran flexibilidad horaria podrán encontrar en el bachillerato virtual una alternativa válida para completar sus estudios.
Además, es fundamental garantizar la calidad educativa en el bachillerato virtual. Esto implica capacitar a los docentes en el uso de las tecnologías de la información y comunicación, así como en metodologías didácticas innovadoras para el aprendizaje en línea. Asimismo, se deben establecer mecanismos de seguimiento y evaluación para asegurar que los estudiantes adquieran los conocimientos y competencias necesarios.
En resumen, la creación del bachillerato virtual representa una oportunidad para adaptarnos a los tiempos actuales y ofrecer una educación más inclusiva y flexible.
(*) Diputado del Partido Colorado.