Por Mariano Tucci (*) | @MarianoTucci609
Con insistencia hemos venido señalando los perjuicios que el paso de la pandemia viene dejando en los planos económico, social, sanitario y cultural a lo largo y ancho del país; todo ellos edulcorados con una tímida respuesta del gobierno herrerista, que sigue en falta con las grandes mayorías, esas que son las principales afectadas por el covid-19 y que han ensanchado la columna del desempleo en más de 60 mil, y la pobreza en más de 100 mil.
Quien sí ha respondido con valentía a una crisis que no le es ajena es el pueblo uruguayo, sus organizaciones sociales comprometidas con el barrio, con su gente, con sus amores y sus dolores. Repartiendo lo que tienen y no lo que les sobra. Parando y sosteniendo decenas de ollas populares.
Y una de esas tardes llegué a Barrio Sur, porque me contaron que tres veces por semana la solidaridad se organizaba, como en tantas zonas del país, para alimentar la desesperanza de centenares de personas.
Allí estaba, enclavada en el corazón de ese barrio que vibra todos los fines de semana y principalmente en febrero, la Asociación Cultural C1080 que, por iniciativa de sus directores e integrantes de la tradicional comparsa, junto a vecinos y en coordinación con la Red de Ollas al Sur, funcionan ininterrumpidamente tres días a la semana en función de la necesidad de centenares de vecinos y vecinas que necesitan de un plato caliente para pelearle a la vida.
Fui recibido por Mathías Silva, su director responsable, con el que conversamos y nos informamos de los pormenores del funcionamiento de la olla y otros tantos proyectos que llevan adelante.
Uno de los más importantes es lo que ellos denominan Patrimonio vivo, proyecto en el que vienen trabajando desde hace tres años junto a Natalia Riefel, docente en formación e integrante de la comparsa.
Luego de la visita tuvimos varios encuentros con el equipo para profundizar sobre la iniciativa y la posibilidad de que la misma se transformara en un proyecto de ley.
El objetivo central del proyecto es incorporar al candombe en los programas educativos y de formación docente en todos sus niveles, como expresión cultural autóctona y, por lo tanto, originaria de nuestro país.
Mathías y Natalia sostienen que los contenidos actuales no sólo son escasos, sino que no cumplen la secuenciación y coordinación que sí tienen las demás asignaturas curriculares. En su vasta experiencia de años de trabajo en docencia directa con niños, niñas y jóvenes, ellos narran su experimentación identificando la falta de trabajo sobre esta vertiente cultural que nos representa en el mundo.
Por otra parte, entienden además que una de las razones es el racismo estructural arraigado durante años en nuestra sociedad. El Centro Cultural Cuareim 1080 reconoce la existencia de textos variados interpretativos sobre la cultura del candombe, pero distan, según opinan, del sentir de sus hacedores y referentes actuales e históricos de esta tradición.
Siendo el candombe declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco, y siendo uno de los géneros autóctonos vigentes de nuestro país, hemos presentado un proyecto de ley que plantea la presencia de la cultura del candombe en las aulas, con el propósito declarado de generar identidad, potenciando el concepto de igualdad, y fundamentalmente, reivindicando y respetando a una porción de pueblo bien importante, invisibilizada y discriminada tantísimos años.
Ante la globalización e invasión de culturas foráneas resulta imprescindible valorizar lo nuestro, quitar de una vez por todas la visión esclavista que todavía pesa, enmarcada en conductas que dejaron de existir, por retrógradas y violentas, situación que hoy sigue cargando injustamente el colectivo afrodescendiente. Es tiempo de dar paso a una cultura que integre y no segregue, que una y no divida, que cuide y respete los talentos y no que los desaliente.
En este marco, tengo la convicción de que toda acción legislativa siempre va a quedar corta si no asumimos que debemos de ejercitar de manera permanente, con acciones afirmativas concretas, una línea de trabajo, en lo posible, como política de Estado, que fortalezca estas posiciones y las jerarquice.
También planteamos declarar de interés general la promoción y apoyo de actividades que jerarquicen la relevancia del candombe en la cultura nacional, y que evidencien esta presencia en sus distintas vertientes. Sus letras, sus músicas, así como el baile, el vestuario y el arte de fabricar un tambor son expresiones culturales que el Estado debería promover con acciones afirmativas, en consonancia con lo dispuesto por la Ley Nº 19.122, del 21 de agosto de 2013.
En el mes de la afrodescendencia, destacamos la importancia de aprobar un proyecto de estas características. En buen romance, con esta iniciativa queremos colaborar con el rescate de la memoria afrouruguaya, enalteciendo una de sus manifestaciones más importantes.
Y en este sentido, el proyecto nos da la posibilidad de realizar a través de una norma, una acción reparatoria en tanto genera la posibilidad de recopilar relatos, historias y saberes que son parte de una antiquísima y rica tradición oral, que, si no se extrae y documenta rápidamente, estaríamos ante la triste circunstancia de que eso se pierda, porque los referentes van desapareciendo, porque así es la ley de la vida.
Finalmente, proponemos que se declare de interés cultural a las comparsas, grupos y cuerdas de candombe, por ser expresión genuina de la cultura del candombe, y sugerimos que se garantice su presencia artística en la vía pública, de conformidad con la normativa nacional y departamental sobre convivencia.
Esto lejos está de tallar en la conveniencia o no de que las cuerdas vuelvan a las calles a tocar, porque esas son decisiones privativas de la autoridad sanitaria y de los gobiernos departamentales. Nosotros no estamos opinando sobre ese aspecto porque no nos corresponde. En el marco de una emergencia sanitaria no somos nosotros los que tenemos la experiencia para indicar lo que hay que hacer.
No obstante, es menester garantizar a estos colectivos su presencia artística en las calles y/o espacios públicos del Uruguay para que sigan desarrollando con alegría y sin ambages, lo que saben hacer y es orgullo de todos y de todas.
(*) Diputado por el Frente Amplio. Fundador de Convergencia Popular.