Por Raúl Viñas (*) | @Uruguay2035
Los proyectos de producción de metanol, amoníaco y combustibles sintéticos a partir de hidrógeno son todo menos transparentes.
El hidrógeno, supuestamente el elemento más abundante del universo, abunda también en nuestro planeta. Se encuentra libre en muy pequeñas cantidades en el aire, pero siendo altamente reactivo forma parte de muchísimas sustancias, entre ellas, los hidrocarburos, los alcoholes y los ácidos. Combinado con oxígeno conforma el agua.
Como gas, es de amplia utilización en la industria, se usa en petroquímica y también en la producción de alcohol y de amoníaco. Se obtiene principalmente a partir del gas natural, al que se trata con vapor de agua a muy alta temperatura. Su consumo mundial supera los 120 millones de toneladas, siendo China el mayor consumidor.
Según su origen se clasifica al hidrógeno en “colores”, siendo negro o marrón el que se obtiene del carbón mineral y gris o azul el que se obtiene del gas natural. Casi el 95% del hidrógeno utilizado hoy es de estos tipos.
También se puede obtener hidrógeno de la electrolisis del agua, proceso por el cual se disocia esa molécula mediante electricidad en sus elementos, oxígeno e hidrógeno. Según el origen de la electricidad utilizada, el hidrógeno se considera “rosado” si se obtiene utilizando electricidad de origen nuclear, “amarillo” si la electricidad es de origen solar y “verde” si el origen de la electricidad son fuentes renovables.
El llamado hidrógeno verde ha cobrado impulso en los últimos años al considerarse que puede ser utilizado como combustible o para la producción de alcoholes y amoníaco de una forma que puede llegar a ser considerada carbono neutral e incluso colaborando en la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) en el marco de acciones apuntadas a la limitación del calentamiento global.
Grandes proyectos se han propuesto para instalar y destinar a este fin muy importantes volúmenes de electricidad que se generaría específicamente con ese destino, principalmente en instalaciones eólicas y solares. Entre las propuestas a nivel global sobresale la denominada “High Deal Ambition”, propuesta para Europa Occidental, que instalaría más de 67 GW de potencia solar y eólica para producir hidrógeno. A modo de comparación, la potencia instalada total del sistema eléctrico uruguayo no llega a 5GW.
Hasta ahora ninguno de esos proyectos se ha desarrollado ni pasado de la etapa de planificación. Una de las razones para ello es que no hay un mercado dispuesto a adquirir ese hidrógeno verde o productos derivados de él, que tendrían hoy un precio mayor al de las alternativas más contaminantes.
En Uruguay, como en otros países de la región, el gobierno generó una planificación en forma de una “Hoja de Ruta del Hidrógeno Verde” que pretende mostrar las condiciones favorables de cada país para esa producción. En la de Uruguay destaca así la abundancia de agua dulce y el régimen de lluvias, sin hacer mención alguna a las aguas subterráneas.
Así, en Brasil, Argentina, Chile y Uruguay los gobiernos y los medios de prensa presentan que cada uno de esos países sería “Líder en H2 Verde”.
En todos ellos, y también en Paraguay, numerosas empresas se han apresurado a presentar proyectos de generación de diferentes productos a partir del hidrógeno verde, incluso aplicaciones directas al transporte.
En el caso uruguayo varios proyectos han sido presentados, la mayoría pretendiendo utilizar aguas subterráneas y casi todos integrando alguna empresa extranjera con supuesta experiencia en la producción de hidrógeno verde.
El primero y muy discutido proyecto fue el de Tambores, para la producción de metanol utilizando agua subterránea en un volumen que duplica la extracción actual para abastecer a la población de la zona. Inicialmente, ese metanol, once mil toneladas anuales, sería para exportación.
Otros proyectos de poco porte aparecieron para abastecer con hidrógeno a pequeños volúmenes de camiones para transporte carretero forestal. Uno de ellos, denominado H24U, está asociado a la planta de UPM en Centenario y pretende abastecer 17 camiones a un costo inicial que supera los 40 millones de dólares. A ese proyecto Uruguay le donó más de 10 millones de dólares en fondos no reembolsables.
En junio de 2023 se anuncia el proyecto de HIF en Paysandú de combustibles sintéticos, con una inversión de cuatro mil millones de dólares para producir quince mil toneladas mensuales.
El proyecto de HIF en Uruguay es el proyecto estrella de esta empresa cuyo director dice tener “proyectos por valor de treinta y cinco mil millones de dólares”. Eso porque si bien otros proyectos en Australia, Chile y los Estados Unidos son anteriores en el tiempo, este es el más avanzado ya que en febrero de 2024 se firmó entre la empresa y el Poder Ejecutivo un memorando de entendimiento del que se dijo es el paso previo a un “contrato de inversión”.
Si bien la firma fue pública y con presencia de periodistas, el contenido del memorando no se dio a conocer, evidenciando falta de transparencia en el manejo del tema.
Hoy han pasado más de seis meses desde esa firma. En ese lapso, agotamos el proceso de acceso a la información pública de la Ley 18.381 y nos presentamos al Poder Judicial.
El Poder judicial en su sentencia amparó nuestro derecho a conocer los documentos, pero el Poder Ejecutivo no ha cumplido con esa sentencia.
Entendemos que el accionar del Poder Ejecutivo lesiona el derecho a la libertad de pensamiento y expresión, dado que ese derecho comprende, para poder ser ejercido con responsabilidad, la libertad de buscar, recibir y difundir información e ideas.
La no presentación por parte del Poder Ejecutivo de los documentos solicitados impide su análisis y difusión a fin de que la sociedad civil pueda participar del debate público informada y responsablemente. Lesiona además el derecho a la participación en temas ambientales y viola el Acuerdo de Escazú, que es ley en nuestro país (Ley 19.773).
Así, nos hemos visto obligados a presentar una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que la tiene a estudio. Es inconveniente y lamentable que en Uruguay tengamos que llegar a esta instancia cuando tanto se habla de transparencia.
De los documentos que ahora se ocultan, se ha dicho que son “inocuos” y que no se han asumido en ellos “compromisos por parte del Estado”. Así no se comprende la cerrada negativa a que esos documentos sean públicos, conservando la confidencialidad únicamente para lo que pudieran ser datos personales o secretos técnicos y comerciales de la empresa.
En los últimos días otro proyecto de gran porte se presentó para ejecutarse en el departamento de Rocha, presentado por una empresa denominada “Alfanar”, con amplia experiencia en España en hacerle juicios al Estado.
En relación a este proyecto, ya la UTE declaró que todo lo que se trate con Alfanar será declarado “confidencial”.
La falta de transparencia parece ser lo dominante en el tema del hidrógeno en Uruguay.
No tenemos que ir muy lejos en la historia para encontrar una frase muy adecuada a esta circunstancia que dijo el presidente de la República: “Si no mostrás los documentos, es obvio que algo raro hay”.
(*) Magíster en Ciencias Meteorológicas. Docente en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de la Empresa. Integrante del Movus (Movimiento por un Uruguay Sustentable).