Por Adrián Peña (*) | @adrianbatllista
En la semana que culmina he tenido el inmenso honor de asumir como Secretario General del Partido Colorado. Es la mayor distinción desde que comencé mi trabajo y militancia en política. “El hombre y sus circunstancias”, escribía Ortega. Sé perfectamente y soy plenamente consciente de cuáles son las circunstancias que han derivado en que asuma este cargo que tanto me distingue.
Es un desafío difícil en momentos complejos para la colectividad, tonto sería negarlo. Pero llegar con la unanimidad de votos y el respaldo de todos los sectores fortalece mi espíritu pero por sobre todo mi compromiso de encarar una gestión por encima de todos los sectores. He crecido leyendo y escuchando frases como: “primero el Partido, después los sectores, luego las personas”, o “para un colorado no hay nada mejor que otro colorado”, frases, frases hechas quizá, lugar común de los discursos de los políticos colorados. Bueno, ha llegado el momento de transformar en realidad esas palabras, de honrar con hechos lo que se dice. La hora histórica que vivimos nos lo reclama y debemos estar a la altura, todos somos conscientes del desafío al que nos enfrentamos y es el momento preciso en que debemos elevar la mira y generar la fraternidad suficiente, el sentido de pertenencia y priorizar la unidad. Primero la unidad, segundo la unidad y tercero la unidad. Siento que todos lo sentimos así. En el acuerdo o en la discrepancia, esta última necesaria, imprescindible diría yo, porque es en el disenso que se crece. Pero sin que nos deje perder de vista el objetivo superior.
El Partido Colorado ha sido el constructor de la República. Desde su fundación ha defendido los ideales de Libertad, República y Justicia social. La colectividad colorada ha sido el seno desde el cual han surgido una cantidad enorme de hombres y mujeres que han sido capaces de transformar la realidad en el tiempo que les tocó vivir para dejar a sus descendientes una sociedad mejor. Grandes figuras en planos diferentes de la sociedad que construyeron una sociedad integrada de la cual Uruguay siente orgullo hasta el día de hoy. Cuando se transita por la historia de Uruguay, se encuentra con la gran obra creadora y transformadora del Partido Colorado desde la fundación misma de la República, pasando por la obra modernizadora del Primer Batllismo, primer ejercicio de socialdemocracia en el mundo, hasta llegar a nuestros días. Uruguay logró ser referencia en el mundo. Una sociedad abierta, culta, integrada, que se logró distanciar del resto de los países de Latinoamérica. Uruguay nunca fue un país rico. No tuvo, ni tiene por ahora, petróleo ni metales preciosos ni alguna otra riqueza material pretendida por el mundo. Y Uruguay arranca su vida independiente más o menos en el mismo tiempo histórico que los demás países de América Latina, y sin embargo, sin ser un país rico, logra los indicadores diferenciales que hemos señalado, gracias a sus gobiernos. La gran diferencia entre Uruguay (más pobre) y el resto de los países señalados (más ricos) han sido sus gobiernos, y en su gran mayoría los gobiernos en Uruguay han sido colorados. Enumerar los logros, los avances, los hombres y mujeres que los hicieron posibles sería un trabajo de nunca acabar. La Historia de Uruguay es la Historia del Partido Colorado, y por eso con justicia le decimos el Partido más grande la historia que logró que la mayor riqueza del país fuera su gente.
Pero, estos días: ¿Por qué ser colorado? ¿Por su historia?
Bueno, yo creo que sí, que es una razón válida. Pero entiendo, no es suficiente. La razón fundamental para integrar este Partido no es el pasado, es el futuro. La obsesión de los colorados y batllistas ha sido la preocupación por el porvenir, siempre el porvenir, el futuro de las próximas generaciones, qué país les dejamos a los que vienen detrás nuestro. Esta constatación en relación a los gobiernos colorados no refiere solo al legado de Batlle y Ordoñez, refiere a todos los gobiernos colorados, incluidos los del pasado cercano. Porque si tenemos más de 25 años de centros CAIF con la obra social fantástica que supone, es porque un gobierno colorado los pensó y creó. Porque si la situación de la educación es compleja y faltan docentes, cuánto más lo sería si no se hubiesen creado hace 20 años los Centros de Formación Docente en el interior. Porque si se espera que la economía local tenga un respiro en los próximos años con la instalación de una tercera planta de celulosa, es porque alguien creó primero las condiciones para plantar los arbolitos, y luego alguien generó condiciones para que las plantas procesadoras se vinieran a instalar. Esto por nombrar apenas algo que se me cruza por la mente en el momento de escribir estas líneas en relación a los últimos gobiernos colorados. Por tanto ¿cuál es la clave colorada?, la clave colorada es el porvenir, es el futuro. Nadie nos va a votar por lo que fuimos, ni por los hombres probos que tuvimos, nos votarán si somos capaces de ofrecer a la ciudadanía propuestas que tengan que ver con los problemas reales que ella tiene y sus soluciones, pero fundamentalmente si podemos ofrecer un proyecto que enamore y que hable del Uruguay de los próximos veinte años, que ponga a la sociedad en el camino de los países similares a Uruguay y que han alcanzado altos niveles de desarrollo humano, porque ese es el centro de la política y de las políticas: el ser humano, y ese centro sí que es bien colorado y batllista.
En momentos en que en el mundo se dan transformaciones permanentes y la velocidad de los cambios es imponente, en momentos en que el trabajo como lo conocíamos tiende a desaparecer, en momentos en que el nivel de la educación, principal problema del Uruguay, cae en picada, en momentos en que la sociedad integrada lo deja de ser cada vez más, el Partido Colorado como herramienta de transformación no solo es válida, sino que es imprescindible para Uruguay. Y la herramienta es válida porque siguen siendo válidas sus ideas y fundamentalmente sus causas.
Si bien en política lo que importan son los votos, porque por ellos se definen las cosas en la realidad, la existencia y el futuro de un partido político no se define por lo que marque circunstancialmente en las encuestas, se define por la validez de sus ideas y la vigencia de las causas que persigue. Las ideas y las causas detrás de las cuales ha estado el Partido Colorado están tan vivas como siempre, diría que más vivas que nunca porque hoy está en riesgo esa sociedad que construyó.
Como ha señalado el Presidente Sanguinetti, el Partido Colorado se ajusta a la definición weberiana de la “ética de la responsabilidad”, por oposición a la “ética de las convicciones”. Es decir encarar las acciones en el sentido de lo que debe hacerse y es mejor para la sociedad toda y no en base necesariamente a lo que creemos. Hoy vengo a entender de manera cabal de qué se trata la ética de la responsabilidad, hoy lo vengo a entender, porque lo estoy sintiendo. Con esfuerzo y dedicación los colorados salvaremos a nuestro querido Partido de las oscuras premoniciones, pero no por el Partido en sí, salvaremos al Partido para salvar sus principios, sus ideas, sus causas, y con ello salvar a la República.
(*) Diputado por Vamos Uruguay. Secretario General del Partido Colorado.