La Comuna de París, la LUC y la coalición

Por Gustavo Penadés (*) | @GustavoPenades

Hace 150 años, un 18 de marzo de 1871, nacía la Comuna de París.

Los parisinos tomaron el poder durante 72 días, hasta que el 28 de mayo de 1871 la Comuna fue aplastada definitivamente por el gobierno de Thiers, instalado en Versalles, durante la “Semana Sangrienta” del 21 al 28 de mayo de 1871.

¿Por qué hago referencia a esa corta etapa de la historia?

Porque creo que de su análisis pueden extraerse muchas de las diferencias que existen entre quienes proclamamos la defensa del hombre individualmente considerado como centro del universo, a su vida y libertad como sus bienes más preciados, y analizamos su existencia y desarrollo en base a ideas que surgen de la realidad, y aquellos que ven al ser humano tan solo como parte del mundo global, que privilegian su carácter material y lo miran según ideologías totalizadoras.

En el plano político, entre quienes adherimos exclusivamente al republicanismo liberal y democrático y los que no dudan en caer en la defensa de diversos totalitarismos que en la historia han sido y son.

Y, en lo institucional, entre quienes nos apegamos al derecho, a la Constitución y la ley, como únicos pilares que rigen la convivencia, y quienes defienden y han defendido la mecánica de los tribunales populares, muchas veces sumarios, como aplicadores de la que llaman “justicia revolucionaria”.

En definitiva, entre quienes somos humanistas liberales y quienes proclaman el colectivismo materialista.

Esa separación de visiones se ha dado a lo largo de los tiempos y en muy diversos planos.

El mundo intelectual y artístico se dividió mucho durante la Comuna: Flaubert, los hermanos Goncourt, George Sand y hasta Émile Zola se pronunciaron firmemente contra los líderes de la Comuna y sus acciones.

Hasta en los izquierdistas la Comuna dividió las aguas: para los anarquistas fue una muestra de la posibilidad de una sociedad sin la opresión del Estado; para los marxistas fue una imagen de la dictadura del proletariado; y para el comunismo de Lenin fue un modo viable de tomar el Estado a cualquier costo.

Esas diferentes concepciones y divisiones, se ven presentes en la discusión de la Ley de Urgente Consideración (LUC).

Sí; de la LUC. Entremos en tema.

La LUC fue el vehículo elegido por el Gobierno para llevar adelante las reformas comprometidas durante la campaña electoral y posteriormente plasmadas en el “Compromiso por el país”, firmado por los cinco partidos políticos integrantes de la coalición.

El 52% del articulado fue acompañado por todos los partidos políticos, e incluso los artículos 135 y 136 sobre educación y los artículos 235 y 236 sobre el precio de paridad de importación de combustibles, que hoy se pretenden derogar, fueron votados por el Frente Amplio.

Veamos, parte por parte, por qué nos oponemos a su derogación o, dicho de otro modo, por qué defendemos fuertemente su vigencia.

Las derogaciones que pretenden los dirigentes del PIT-CNT y del Frente Amplio benefician a los delincuentes.

Quieren derogar que se aumente la posibilidad de defenderse de los delincuentes por parte de los ciudadanos y de la policía.

Quieren derogar el aumento de las penas en los casos de delitos de abuso sexual y violación, y los de narcotráfico, que la LUC hace no excarcelables.

En forma genérica, se oponen a todo elemento que fortalezca la acción policial.

Las derogaciones que pretenden los dirigentes del PIT-CNT y del Frente Amplio en materia de regla fiscal conducen al endeudamiento.

Quienes se oponen a la regla fiscal buscan seguir gastando más de lo que ingresa y, por lo tanto, continuar endeudando a las actuales y futuras generaciones. Esto hace imposible la sostenibilidad de las políticas públicas a largo plazo. Pan para hoy, hambre para mañana.

Las derogaciones que pretenden los dirigentes del PIT-CNT y del Frente Amplio en materia de libertad financiera benefician a los bancos y limitan la capacidad de decisión de los ciudadanos.

Los artículos referidos a la libertad financiera procuran darles mayor libertad a los trabajadores y demás agentes económicos a realizar pagos y cobros de la forma que les resulte más conveniente, sin imponerles la obligación de recurrir siempre a los bancos, que era lo que caracterizaba la regulación anterior.

Las derogaciones que pretenden los dirigentes del PIT-CNT y del Frente Amplio en materia del precio de los combustibles favorecen su aumento.

Durante las administraciones pasadas, los precios de los combustibles siempre fueron fijados de forma discrecional y con criterios guiados por el afán de recaudar y no por la evolución real de los costos de producción. Esa situación llevaba a que los consumidores debieran pagar un sobrecosto injustificado al momento de cargar combustibles.

Las derogaciones que pretenden los dirigentes del PIT-CNT y del Frente Amplio en materia de relaciones laborales y seguridad social limitan la libertad de quienes quieren trabajar.

La LUC garantiza el ejercicio del derecho de huelga, pero, al mismo tiempo, reconoce el derecho de los que no adhieren al paro a acceder libremente a sus trabajos. Siempre en defensa de la libertad.

Las derogaciones que pretenden los dirigentes del PIT-CNT y del Frente Amplio en materia de alquileres de vivienda apuntan a beneficiar al propietario.

Evitan que puedas alquilar una propiedad si no tenés garantías. De ese modo, terminan beneficiando a los propietarios en detrimento de quienes tienen menos recursos.

Estoy convencido de que la acción unida de la coalición de gobierno será una barrera infranqueable para el intento derogador del Frente Amplio y el PIT-CNT.

Ponernos de acuerdo en la LUC, que se había anunciado en la campaña electoral y se convino en el acuerdo inicial de la coalición, fue un esfuerzo denodado, en el que se demostró el espíritu patriótico que nos une.

Creo firmemente en el disenso como dinamizador del pensamiento individual y colectivo, pero también estoy convencido de que los disensos que se presentan, y seguramente se presentarán en el futuro, no pondrán en riesgo este gobierno coaligado, siempre que nos tratemos como hombres libres, porque hay elementos de consenso que nos unen y son muy fuertes.

En otro momento cité a la “Oración Fúnebre” de Pericles como fuente del pensamiento que alienta y alentará a nuestra coalición.

En la “Oración Fúnebre” se establece una ecuación entre la obediencia a la autoridad y la libertad del ciudadano. La obediencia a la autoridad no es ciega o absoluta pues está limitada por las leyes y por el Estado de Derecho.

La autoridad en la democracia no es la expresión del autoritario y presuntuoso, sino la autoridad que recibe su legitimación de la mayoría de los ciudadanos y del respeto a la ley.

Y, agrego, fundada en el trato respetuoso entre todos.

No me cabe duda alguna de que los partidos y dirigentes que integran la coalición multicolor tienen gran apego por estos valores y eso la fortalece y hará perdurable.

 

(*) Senador del Partido Nacional – Lista 71.