Por Felipe Carballo (*) | @fcarballo711
En los últimos días, la noticia de que liceales uruguayos fueron galardonados en el Torneo Mundial de Robótica realizado en Houston, Estados Unidos, sorprendió a muchos. Este resultado, además de incentivar y reconocer el esfuerzo personal de estos estudiantes y sus familias, da una señal clara de que nuestra Enseñanza Secundaria se posiciona en lugares de preponderancia a nivel regional. Esto puede parecer una falacia, si consideramos los constantes cuestionamientos que la Educación Pública recibe por parte de diferentes voces que se hacen oír al respecto, sin embargo es momento de que comencemos a poner en la balanza también los avances y los resultados positivos. Estos jóvenes que obtuvieron el primer premio al mejor Equipo en Robótica, no provienen de algún instituto de enseñanza privada, son alumnos del liceo público de la Ciudad de Tala. Es evidente que este reconocimiento, así como otros muchos avances que los jóvenes estudiantes de la educación pública están obteniendo, han sido posibles gracias a la implementación del Plan Ceibal, que cumple este año 10 años en nuestro país. Pero también debemos hacer justicia con las políticas y la planificación que el CES ha desarrollado y viene implementando desde el año 2014, cuando las autoridades actuales asumieron esa función.
En un trabajo silencioso, con perfil bajo y basado en la experiencia práctica en las diferentes funciones que hacen a la Enseñanza Secundaria en todas sus aristas, las autoridades del CES comienzan a demostrar en hechos los resultados de un trabajo serio y sistemático.
Quizá también sea sorpresivo para algunos encontrar que durante el año 2017, Secundaria recibirá seis edificios educativos nuevos. Uno de ellos ya está en uso, es el liceo 4 de Mercedes donde se abrió un nuevo liceo de Tiempo Completo. El nuevo edificio del liceo 29 de Montevideo en Villa Muñoz, el del liceo 67 de Montevideo en pleno barrio de Piedras Blancas y tres edificios en Canelones (Empalme Olmos, San Antonio y Progreso) son los otros edificios que serán entregados durante este año. Para que podamos tener una visión pragmática, consideremos que desde el 2005 son 37 los nuevos liceos habilitados, que han aumentado cupos para alumnos y docentes.
A esto debemos incorporar las necesidades generadas en Dolores, a partir del tornado del año 2016. Allí, el Liceo Nº 2 desapareció, quedaron solo dos salones que eran nuevos. El liceo funcionaba en una casona antigua que ya tenía, previo al temporal, una previsión de sustitución edilicia. Las autoridades definieron adelantar la obra y sacarla de la bolsa de Participación Público Privada (PPP) y pasarla a Paemfe, Programa de Apoyo a la Educación Media y Formación en Educación (BID) para brindar una solución rápida y efectiva. En el caso del Liceo 1, el edificio quedó sin techo y muy deteriorado. Allí se realizará una redefinición de espacios y un reciclado completo. La demora inicial se produjo porque la comunidad resistía la implementación de un tercer piso. Luego de varias reuniones entre autoridades, arquitectos y toda la comunidad de Dolores, se logró el consenso y se definió techar, respetando el tercer piso, haciendo uso transitorio de los espacios que allí se destinen. El techo ya fue hecho protegiendo así todo el edificio. Las obras en Dolores continúan y las aulas móviles han sido la solución, ya que no había en esa ciudad un solo espacio que pudiera usarse como liceo alternativo. Respuestas ágiles, soluciones prácticas y un trabajo de articulación responsable y comprometido es lo que podemos destacar de estas instancias, donde el interés principal ha sido puesto en el estudiante, posibilitando la menor cantidad de pérdida de horas posible.
Consideramos que la apuesta a la mejora de la infraestructura edilicia de los centros de estudio, es fundamental para el proceso educativo de calidad. Necesitamos espacios funcionales y que brinden las condiciones necesarias para el trabajo multidisciplinario, que acompañe el proceso de transformación y actualización de los programas y sus objetivos. En este sentido el CES viene desarrollando para la Educación Media Básica y en sintonía con las políticas trazadas por la ANEP para el quinquenio, la extensión del tiempo pedagógico. Esta extensión no está solamente vinculada con el aumento de la jornada escolar, sino también con la planificación, el análisis y la autoevaluación de las mismas. La base de la extensión pedagógica apunta a generar espacios educativos que brinden a los estudiantes nuevas ofertas culturales, formatos no tradicionales, posibilidades de desarrollar su creatividad o de adquirir conocimientos en base a estructuras diferentes en tiempo y espacio. La co-enseñanza, donde docentes de diferentes disciplinas trabajan juntos en una misma aula y con el mismo grupo, abordando el mismo tema con miradas diferentes y utilizando las herramientas propias de la disciplina que enseñan, brindando al alumno más alternativas para apropiarse del conocimiento, es un ejemplo claro de lo que la extensión pedagógica plantea. Esta forma de trabajo favorece no solamente la adquisición de conocimientos por parte del alumno, sino que además la integración multidisciplinaria enriquece la gestión, la estrategia, el método y potencian las competencias curriculares de los docentes.
Junto con la Propuesta 2016, que se enfoca en la transformación de lo que conocíamos como Aulas Comunitarias y que apunta a incorporar al Ciclo Básico a adolescentes que no han sido matriculados desde su salida de Educación Primaria, es la gran apuesta que Secundaria está realizando en la búsqueda de propuestas que favorezcan el aprendizaje y que reconozcan la diversidad y la pluralidad existente en la sociedad actual. Esta propuesta tiene como meta principal la integración y permanencia de los adolescentes en los centros de enseñanza, favoreciendo el sentimiento de pertenencia a un grupo, al ámbito educativo y a su revalorización como individuo.
Consideramos que estas definiciones que las autoridades de Secundaria han identificado como primordiales, para las cuales han trabajado responsablemente y desde la experiencia y la convicción, deben ser acompañadas y difundidas. El proceso de transformación de la educación pública en nuestro país desde que el Frente Amplio está al frente del gobierno es indiscutible. Nuestro sistema se ha aggiornado, no solamente en infraestructura y herramientas tecnológicas, sino también en qué enseñar y cómo hacerlo, y no podemos seguir analizando la educación del siglo XXI parados en el sistema educativo del siglo pasado. No podemos medir tampoco los resultados con parámetros que corresponden a otros momentos de la humanidad, donde los intereses de los jóvenes y sus horizontes eran considerablemente diferentes a los actuales.
El análisis de los sistemas educativos debe ser constante, pero debemos reconocer cuando vamos avanzando para no detener el proceso. Hay mucho por hacer en educación y siempre lo habrá, siempre tendremos nuevos horizontes para alcanzar, pero es de justicia reconocer nuestras propias virtudes. Eso también es enseñar, es enseñar a apropiarse y valorar lo que con mucho esfuerzo se ha logrado.
(*) Diputado de Compromiso Frenteamplista (711) – Frente Amplio