Padre Artigas, ¡guíanos!

Por Alfredo Asti (*) | @AlfredoAsti

 

Siempre trato de no darle a esta página de CRÓNICAS, un contenido partidario, pero creo que hoy celebrar el cincuentenario del Frente Amplio supera lo partidario para ser un tema de Política Nacional como, por suerte para nuestro Sistema Político, así se ha entendido y compartido, como lo demuestran los varios saludos recibidos de los principales referentes políticos de otros partidos. 

Se festejan los primeros 50 años de la fundación, el 5 de febrero de 1971, del Frente Amplio (FA), como fuerza política de acción permanente, uniendo a los viejos partidos de la izquierda tradicional, con sectores progresistas de los partidos fundacionales de la patria, e independientes (sindicalistas, intelectuales, militares, etc.), que ya habían coincidido en enfrentar los desbordes autoritarios del gobierno de Pacheco Areco, haciéndolo por la vía pacífica. 

El FA nació con autoridades y bases comunes, con candidatos y programa único, aunque esto no fuera exigido por la Constitución de aquellos tiempos; asimismo, en los años siguientes candidatos y programas fueron propuestos, discutidos y aprobados por su Congreso. 

Fue un hecho que indudablemente cambió la historia política del país, terminando con el histórico bipartidismo y dando comienzo, con la generosidad de aquellos preclaros dirigentes, a un proceso que lo llevaría a convertirse en la mayor fuerza política del país.

Ese día 5 de febrero fue el de la firma de los acuerdos políticos, éticos y programáticos, que se llevó a cabo en el salón de eventos del Palacio Legislativo. Pero la gestación de esta inédita -a nivel regional y mundial- coalición y movimiento, que agrupaba a cristianos, batllistas, nacionalistas, comunistas, socialistas, anarquistas, independientes, etc., es muy anterior, así como su proyección y permanencia es muy posterior.

El FA cumple en este 2021 su cincuentenario, no solo del acto fundacional, sino también de toda su trascendente actuación política, como opción contraria a la violencia y enfrentamientos armados, en ese dramático y conflictivo año 1971. Acción política marcada por los grandes actos de masas de inicio y fin de campaña electoral (26 de marzo y noviembre del 71), por su buen resultado electoral del 28 de noviembre, que más que duplicó la representación anterior de la izquierda en el Parlamento y se constituyó en la segunda fuerza en Montevideo y para finalizar el año, por su primer Encuentro de Comités de Base, que lo consolidarían como fuerza política de acción permanente, con autoridades, bases y programa común. 

Los años posteriores y pese a los 12 años de la dictadura que intentó borrarlo del mapa, con muertes, torturas, desapariciones, cárcel, exilio, proscripciones y persecuciones, fueron confirmando esa acción permanente que superaba largamente lo electoral y con capacidad para adaptarse a las circunstancias, tener un proyecto de país posible y crecer permanentemente en cada acto electoral, incluso en 1989, año de  importante ruptura; hasta convertirse en gobierno de Montevideo en ese año 1989.  En 1994 disputó en paridad el gobierno nacional, convirtiéndose en 1999 y hasta la actualidad en la mayor fuerza política del país, que permitiera luego ganar el gobierno nacional en 2004 y ocho intendencias en 2005.

Son 50 años de historia, de unidad en la diversidad, liderado magistralmente, en los años más difíciles, por la enorme capacidad estratégica del General Líber Seregni, que llevó a la izquierda y al progresismo a constituirse en forma ascendente en factor político imprescindible, pese a los doce años de dictadura en la que se intentó  destruirlo y obviamente se fracasó. Por el contrario, se convirtió en factor fundamental primero de la resistencia democrática y luego en la  salida con propuesta pacífica y pacificadora. 

Son 50 años de cambios comprometidos y cumplidos, de éxitos y fracasos, pero siempre de lucha por un mejor país, con prioridad en las grandes mayorías y, en particular, en los sectores más humildes y vulnerables.

Pero eso ya forma parte de la historia. Hoy el FA está en la oposición. Sufrió una importante derrota electoral en octubre de 2019, y pese a la épica remontada en noviembre, quedó un punto y pico por debajo en el balotaje, y una coalición de derecha, liderada por el Partido Nacional, se alzó con el gobierno nacional. Luego, en setiembre del año pasado, nuevamente fue derrotado en la mayoría de las intendencias, reteniendo solo Montevideo, Canelones y Salto. 

¿Qué se debe hacer ahora? 

En primer lugar, reivindicar muy fuertemente, en general, lo realizado en nuestros tres períodos de gobierno nacional y en los gobiernos departamentales. Estos 15 años despejaron cualquier duda o temor sobre  nuestra capacidad de gobernar y transformar el país para bien y, sobre todo, para los más vulnerables. 

Prueba de ello, imposible de desarrollar en esta nota, son temas como desarrollo, crecimiento sustentable con distribución, democracia plena, reformas estructurales (tributaria, salud, protección social, matriz energética, infraestructura y comunicaciones, sistema financiero, etc.). Además, mayor equidad e inclusión, menores desigualdades, cultura del trabajo,  prioridad para la educación, ampliación de la agenda de derechos, impulso a la búsqueda de verdad y justicia, descentralización,  sociedad de la información e impulso a la innovación. A esto se le suma, excelente manejo de la deuda y reservas internacionales, fomento de la inversión, y muchos otros etc., que son herencia para las actuales y nuevas generaciones, que debemos tratar de preservar ante el avance feroz del neoliberalismo herrerista y sus aliados circunstanciales.

Pero también debemos reconocer errores, omisiones e insuficiencias. En primer lugar, debemos aceptar que no fuimos oportunos en tratar los casos de denuncias de corrupción, dejando instalada la falsa idea de generalización de la misma en lugar de reaccionar rápidamente ante los casos particulares evidentes.

Pese a los grandes esfuerzos realizados en reformas, capacitación y equipamiento de la Policía no logramos bajar la preocupación por la seguridad ciudadana y ese fue uno de nuestros talones de Aquiles.

El problema de la vivienda y las personas en situación de calle fueron otras de las llagas que no logramos cerrar.

Pero creemos que lo fundamental no fueron problemas de gestión de gobierno sino de fallas en la comunicación de nuestros grandes logros, lo que impidió que gran parte de la ciudadanía, y en particular los sectores más vulnerables, relacionara su mejor calidad de vida con las acciones de gobiernos del FA. 

Por el contrario, hoy podemos ver el nuevo gobierno cómo maneja la comunicación oficial, quien, con apoyo de los grandes medios, estableció un cerco mediático, que logra incluso convertir fracasos en aparentes éxitos y transmite a la ciudadanía logros obtenidos en nuestros gobiernos como propios. Rechazamos esas prácticas y no pretendemos reeditarlas, pero sí que haya un equilibrado uso de la comunicación hacía la opinión pública con datos verificables.

Desde la orgánica hubo un acompañamiento, pero fue eso, acompañamiento. Faltó creatividad e impulso para darle fuerza a las medidas y aportes que enriquecieran y defendieran esos cambios en la sociedad, logrando que la gente se empoderara de los mismos. Tampoco fueron respondidos los planteamientos de los desencantados, que se tomaron como actitudes individuales y no como la expresión de un estado de ánimo muy extendido entre numerosos frenteamplistas. 

Por otra parte, también debemos superar los problemas de inserción en el Interior del país -fundamentalmente en el último periodo electoral perdimos 200 mil votos- y apostar nuevamente a nuestra capacidad de acumulación de fuerzas, agotada después de 2004 asentados en las mayorías parlamentarias que obtuvimos –estrechamente- en 2009 y 2014. La fuerza política no estuvo a la altura de las circunstancias para ser la polea de trasmisión de la gestión de gobierno a los distintos grupos sociales que anteriormente nos apoyaron y que fueron la base de nuestra fundación y crecimiento. Será una tarea prioritaria revertir esa situación.

La situación de pandemia actualmente nos enfrenta a la necesidad de apoyar las medidas de las autoridades sanitarias y asesores científicos, para reducir contagios y muertes, pero eso no nos impide cuestionar fuertemente las insuficiencias, y poca transparencia y distorsión de algunos datos sobre las medidas socio-económicas para enfrentarla. A contramano de lo que recomiendan los organismos internacionales y aplican la mayoría de los gobiernos del mundo (de cualquier signo ideológico), Uruguay privilegia el ahorro fiscal, mientras que los porcentajes de apoyo a los sectores más afectados por la pandemia se encuentran entre los más bajos de la región y el planeta. 

Tampoco la situación sanitaria nos permitió hacer este 5 de febrero el gran festejo de masas programado, pero cumpliendo con nuestro mandato histórico realizamos con extraordinario éxito tres jornadas (5, 6 y 7 de febrero) de recolección de firmas para el referéndum contra 135 artículos de la LUC y, fundamentalmente, de recolección de alimentos para apoyar a las ollas populares a las que, de nuevo lamentablemente, se tiene que recurrir. 

La celebración del cincuentenario para nuestro querido FA no será pues un día, será todo el año 2021. Celebraremos la fundación y el proceso de  consolidación del FA en aquel año 1971, y al igual que entonces deberemos seguir insistiendo en propuestas diferentes para atender la emergencia social y económica, como también lo hicimos luego de acceder al gobierno en 2005, inmersos en la tremenda crisis social que heredamos generada en el periodo 1999-2002 y no debidamente atendida hasta entonces.

Sería imposible terminar esta nota sin recordar alguna de las palabras de nuestro querido General Liber Seregni en aquel extraordinario primer acto de masas el 26 de marzo de 1971. Recordarlas para tomarlas más que nunca como la bandera que más unidos que nunca nos guíe en nuestro camino. 

“Por eso nuestro compromiso, aquí y ante ustedes, de entregar todas nuestras energías y nuestras posibilidades para la causa del Frente, que es la del pueblo oriental todo nuestro esfuerzo por esa causa, por su programa, seguros, confiados en la victoria. Porque es el pueblo oriental el que emprende el camino hacia su futuro y nadie ni nada detiene a un pueblo decidido, consciente, seguro que sabe lo que quiere y sabe dónde va.
Repito -porque tiene la profundidad y la simplicidad de las grandes verdades- un canto que escuchamos a los estudiantes de Medicina: ‘Un Pueblo Unido, Jamás Será Vencido’».

Y antes de irnos, una invocación que nos sale del fondo del alma: “Padre Artigas, aquí está otra vez tu pueblo; te invoca con emoción, y con devoción y bajo tu primera bandera, rodeando tu estatua, este pueblo te dice otra vez, como en la patria vieja, padre Artigas, ¡guíanos!”

*Director de la Corporación Nacional para el Desarrollo en representación del Frente Amplio