Por Celsa Puente (*) | @PuenteCelsa
Recuerdo haber escuchado alguna vez de labios de una profe experiente que la infancia no puede ser concebida únicamente como una categoría sociológica porque las vivencias de la niñez nos acompañan durante toda la vida. Es, en efecto, un período fundante en relación a la historia completa de la persona por lo que la atención recibida, los estímulos o la inexistencia de ellos son fundamentales para asegurar u obturar el desarrollo del ser humano.
Uruguay viene haciendo esfuerzos notables en relación al cuidado y la atención de la infancia con logros que ya se vienen cosechando como por ejemplo el descenso de la mortalidad infantil que consolida su tendencia decreciente y alcanza su mínimo histórico con una tasa de 6,6 por cada mil niños nacidos vivos, según datos del MSP del año 2018.
Son muchas las decisiones orientadas hacia la mejora de la vida de las madres embarazadas y de los niños que se han tomado en la última década. La creación del Mides y particularmente el Plan Nacional de Emergencia Social es un ejemplo, o el Sistema Integrado de Salud que ha priorizado el ingreso de la infancia al Fonasa. También es necesario reconocer que desde la educación se han hecho esfuerzos importantes, no solo porque se ha aumentado el presupuesto educativo sino porque se han abierto centros de educación inicial, se ha procurado la atención educativa de niños y niñas desde los tres años en la escuela primaria, se han fortalecido los CAIF y se ha adecuado el marco normativo legal para posibilitar la concreción de acciones reales que permitan el goce del derecho a la educación. Además, en el año 2011 se creó un programa específico para la atención de la Primera Infancia, “Uruguay crece contigo” y también se ha puesto foco en este tiempo inicial de la vida con el Sistema Nacional de Cuidados, creado en el año 2015.
Nadie puede poner en duda que la conducción del país ha tenido una mirada atenta y una creativa construcción de políticas públicas orientadas a la atención y cuidado de la primera infancia, sin embargo, hoy es necesario dar un paso más. Durante el año 2018, la diputada y pediatra Dra. Cristina Lustemberg ha presentado un proyecto de Ley de Garantías para el desarrollo, la atención, educación y protección integral de la Primera Infancia, que se propone el reordenamiento, la regulación, la sistematización y la reglamentación de las políticas públicas y de todas las acciones del Estado y de la Sociedad Civil orientadas a asegurar los derechos individuales y colectivos a nuestros niños y niñas.
Uruguay debe profundizar en acciones que permitan asegurar que todos/as los niños y niñas pueden acceder a iguales oportunidades sin importar el contexto socio-económico de origen, por lo que las medidas de protección deben ser proporcionales a las características biográficas y sociales de cada niña o niño. Para ello debe fortalecer el marco institucional y la metodología de trabajo intersectorial que permitan el abordaje multidimensional y el reconocimiento, la protección y la garantía para el efectivo cumplimiento de los derechos de las mujeres embarazadas y de los niños de hasta seis años en principio. El inicio de este trabajo de articulación, monitoreo y seguimiento permitirá que podamos continuar poniendo foco en etapas posteriores de la vida para llegar a tener adolescentes con derechos, cuyo desarrollo personal les permita sentirse incluidos en las vida de sus comunidades y de la sociedad en su conjunto.
Para sostener un enfoque de seguimiento de trayectoria de vida y monitoreo de cumplimiento de la ruta de derechos –en principio de niños y niñas y más tarde de los y las adolescentes- este proyecto de ley presentado por la diputada Lustemberg crea el Plan de integración de información para el desarrollo de la Primera Infancia, un plan unificado de información que deberá armonizar la información existente sobre cada niño/a. Se propone además la creación de un cuadro de mando que posibilite el seguimiento de metas, monitoreo de procesos y la confirmación de resultados como insumos para la evaluación de impacto de política pública y un cambio en la asignación presupuestal, ya que se considera que el presupuesto debe darse por problema unificado en el entendido de que es clave contar con la capacidad de control y redistribución de las partidas presupuestales en relación a las áreas programáticas que deban actuar en relación a sus logos. Prevé un seguimiento presupuestal en el que se puede identificar claramente la inversión, cerciorase de los resultados, y evaluar el impacto, gestionando con eficacia la inversión.
El proyecto de ley prevé un nivel estratégico a cargo de un Gabinete de Primera Infancia cuya función primordial será el diseño de las políticas y la definición de la ejecución de las mismas; un nivel táctico para el que se crea una Unidad de Coordinación que estará bajo la órbita del Ministerio de Economía y Finanzas cuya función principal consistirá en la coordinación con las distintas Sectoriales –conjunto de áreas programáticas que diseñan, ejecutan, monitorean y evalúan las políticas específicas en determinado sector-, el seguimiento, monitoreo y evaluación de la etapa de ejecución de las políticas de Primera Infancia. Se establece también naturalmente un nivel ejecutivo que estará a cargo de cada Sectorial representada en el Gabinete, dentro del marco de sus competencias originales, y serán las que llevan adelante la ejecución de las políticas públicas que fije el Gabinete en forma articulada con la Unidad de Coordinación.
Es una ley creada desde el concepto de la protección integral de niñas y niños y desde el paradigma de los DDHH, ubica al niño/a en el foco de los diseños y las acciones, ordenando, organizando y gestionando con eficiencia y eficacia. Consolida todos los esfuerzos anteriores que Uruguay viene haciendo con respecto a la infancia pero da un paso más allá constituyéndose en un marco legal para la segunda generación de políticas sociales. Nos permite pasar de una lógica netamente sectorial marcada por la asignación fragmentada del gasto con el riesgo de supeditar la garantía de los derechos de niñas y niños a los objetivos y preocupaciones de la organización sectorial a una lógica intersectorial, de articulación alrededor de la figura de niños y niñas.
Eduardo Bustelo dice que es necesario “aceptar aquello que el concepto de infancia transporta: la creación continua, la emergencia de la vida y su potencia generativa”. La infancia significa comienzo, para que sea habilitante de un proceso emancipatorio y verdaderamente humano debe suponer que cada niño y niña tengan todos sus derechos asegurados. Una ley nos está indicando el rumbo para poder invertir adecuadamente en nuestra infancia con la tasa social de retorno asegurada. Por estos días se encuentra a estudio de la Comisión de Población y Desarrollo. Ojalá prospere. Es la mejor inversión.
(*) Profesora de literatura. Docente y militante en Educación en DDHH. Inspectora de Institutos y liceos de Montevideo.