Por Alejandro Sánchez (*) | @pachasanchez
“No dejaremos a ningún uruguayo por el camino”. Esta es una de las frases más repetidas por el presidente en campaña electoral, una de las tantas promesas electorales que no se ha cumplido. Las políticas implementadas por el gobierno hasta el momento no dejaron a uno, sino que han dejado a cientos de miles de compatriotas por el camino.
Otra de las consignas utilizadas en campaña electoral aludía a la necesaria actitud por parte de los gobernantes de “hacerse cargo” de la realidad generada a partir de sus políticas. Dicha aseveración también ha sido abandonada, porque desde que comenzó su mandato este gobierno ha buscado excusas para fundamentar su mala gestión económica y sanitaria: si no es por la pandemia, es por la herencia o por la irresponsable conducta de los uruguayos.
Si bien el gobierno se estrenó con una situación inesperada como la pandemia, es responsable de los resultados de las medidas aplicadas en dichas circunstancias. No es responsable de las muertes que ocurran, pero sí de evitar la mayor cantidad posible. No es responsable de la contracción económica, pero sí de evitar que miles de familias caigan en la pobreza.
En 2020, a dos meses del inicio de la pandemia, el Instituto de Economía de la Udelar advirtió que habría 100 mil uruguayos más en situación de pobreza si no se tomaban medidas de asistencia directa a las familias más afectadas por la crisis sanitaria.
Pese a ello, el gobierno decidió no asistir a los hogares con ingresos informales. No pensó ninguna política para evitar que los trabajadores informales caigan en situación de pobreza.
No solo somos el país en el mundo que tiene más fallecidos por covid-19 cada millón de habitantes, sino que somos el país de la región que menos invierte en asistencia a las personas más pobres.
Por si fuera poco, en plena situación de crisis social, el año pasado, el gobierno decidió aumentar las tarifas públicas, que significaron un incremento de más del 10% para luz, agua y comunicaciones. Aplicaron seis modificaciones tributarias que perjudicaron a trabajadores y jubilados, mientras que el poder de compra de los trabajadores públicos y privados cayó en el entorno del 4%.
Como consecuencia de estas políticas los hogares perdieron 7% su poder de compra, a su vez, como predijo el Iecon, 100 mil nuevos uruguayos cayeron en la pobreza. El consumo privado se contrajo un 6,7 % y las pymes perdieron ingresos por 20% en todo el 2020. Y como mínimo, cerraron 2.000 empresas en nuestro país.
Por un lado, la gran mayoría de las y los uruguayos perdieron ingresos vía recorte salarial y por efecto del aumento de tarifas e impuestos. Mientras que, por otro, el gobierno ha decidido beneficiar a unos pocos sectores con beneficios fiscales, en particular a grandes propietarios de tierra y a aquellos que perciben rentas por ingresos de capital.
El argumento principal para otorgar dichos beneficios fiscales fue el estímulo a la inversión. No obstante, la inversión no aumentó, sino que cayó 0,5%. Sin embargo, sí hubo un crecimiento del ahorro de los residentes uruguayos de 1.700 millones de dólares en el exterior y en el sistema bancario nacional el número ascendió a 2.600 millones, es decir, hubo un grupo de uruguayos que pudo ahorrar aproximadamente 4.000 millones de dólares totales. Con el 10% de dicha cifra se hubiera evitado el aumento de pobreza en nuestro país. Esto porque según el Iecon, con el 0,5 % del PIB (250-300 millones de dólares) en transferencias directas se hubiera evitado el incremento de la pobreza.
Estas medidas económicas procíclicas chocan con las medidas que está tomando la gran mayoría de los países. Tenemos como ejemplo a Estados Unidos, con su multimillonario plan de estímulos financiado con una suba de impuestos a las ganancias, y lo acordado por los países del G7, con una tasa impositiva corporativa mínima global de 15%. A esto se suma las recomendaciones que han hecho el FMI y el Banco Mundial que sugieren a los países a tomar medidas contracíclicas para estimular la economía.
Un gobierno sin plan
Pese a prometer en campaña electoral el no aumento de los combustibles, el pasado lunes 7 de junio, el gobierno decidió hacer el segundo ajuste de combustibles de su período; el mismo fue de un 12% en promedio. Lo que representa un aumento acumulado del 20% para el supergas y un 19% para la nafta desde marzo del 2020. Mientras que los salarios nominales en el mismo período crecieron un 7%, dato del cual se desprende que el gobierno es el principal agente de usurpación del salario y las pasividades.
Aunque también prometieron un futuro mejor para el pueblo uruguayo, hoy vemos que el gobierno no tiene un plan para mejorar la situación económica de nuestro país. O mejor dicho, está apostando a un derrame de los sectores agroexportadores y financieros que no está dando resultados.
La evidencia más explícita son los números en el Interior de nuestro país. Por un lado, las exportaciones en los primeros cinco meses de 2021 aumentaron un 34% con respecto al 2020 en igual período, como resultado del aumento del precio de la carne, soja, lácteos y arroz. Por otro lado, el poder de compra de los hogares del Interior del país cayó 4% en lo que va del año y 80 mil personas cayeron en la pobreza. Festejamos el aumento del precio de nuestros productos y el valor total de las exportaciones, pero nos preocupa la situación de cientos de miles de uruguayos que han disminuido fuertemente sus ingresos
Por otra parte, el principal problema que tiene nuestro país después de la crisis sanitaria es el empleo. El pasado mes de mayo abrieron las inscripciones para los jornales solidarios, se anotaron 220 mil personas. Un informe de la consultora Exante del 4 de junio, muestra que en nuestro país hay 354 mil personas con insuficiencia de empleo: 186 mil desocupados, 20 mil desalentados y 146 mil subempleados. Es decir, el 20% de la población económicamente activa.
En conclusión, el gobierno olvidó las promesas que hizo en campaña y la única agenda de desarrollo que maneja es la del derrame de los sectores agroexportadores hacia el resto de la sociedad. Por lo visto, su estrategia no está funcionando. La economía se está concentrando y miles de compatriotas están pasando muy mal. Al parecer, a este gobierno parece no importarle la desesperante situación por la que están atravesando miles de uruguayos. Todo indica que su “compromiso” no era “por el país”, sino que era con unos pocos.
(*) Senador del MPP – Frente Amplio.