Por Juan José Olaizola (*) | @juanjoolaizola
Desde hace varios años, el gobierno viene analizando y promoviendo un planteo de la empresa Shandong Baoma Fishery Group, que presento un proyecto con el fin de llevar adelante en Montevideo una inversión en un puerto, que actuaría como base logística de la flota pesquera china que opera en el Atlántico Sur.
Dicho puerto, en principio, pretendía instalarse en Punta Yeguas, aunque ha trascendido que -por razones de ordenamiento territorial- el gobierno estaría manejando el predio que la Administración Nacional de Puertos posee en Punta Sayago para su emplazamiento.
El gobierno –que conoce la iniciativa desde el año 2015- ha manejado esta iniciativa desde los comienzos con muy bajo perfil, sin enviar información al Parlamento, no contestando el pedido de informes que enviáramos al Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) y a la Administración Nacional de Puertos (ANP) en diciembre de 2016 (una práctica habitual de estos dos organismos), y asignando al Instituto Uruguay XXI desde el año pasado el manejo de las negociaciones relativas a esta inversión. Hemos convocado al Parlamento –junto al diputado Alejo Umpiérrez- a los Ministros de Transporte y Obras Públicas, y Ganadería, Agricultura y Pesca, y al director de Uruguay XXI, a efectos de que informen sobre los alcances del proyecto, y analizar distintos aspectos que han despertado preocupación a diferentes niveles.
El Plan Maestro 2018-2035 de la ANP presentado el año pasado no hace mención a la inversión portuaria china, pero sí incluye entre los proyectos de desarrollo del puerto de Montevideo la construcción del puerto pesquero Capurro, un proyecto que viene con un atraso de varios años. ¿Falta de planificación? ¿Olvido? Al menos es llamativa su ausencia en ese esquema de trabajo portuario para los próximos años.
Por un lado, el país ya está encarando la construcción de un puerto pesquero en Montevideo. Sin perjuicio de ello, habiendo el gobierno recibido en el 2015 el planteo de la inversión portuaria china, la misma no fue considerada ni analizada en el citado Plan Maestro de la ANP, tanto para evaluar los beneficios integrales que traería el citado proyecto chino, como los impactos negativos que podría tener sobre el desarrollo de la actividad futura del puerto pesquero Capurro, cuya construcción se encuentra en implementación.
En otro orden, debe tenerse presente que China, al contar con una base logística cercana que le permita mantener y abastecer sus buques sin tener que desplazarse a puertos lejanos, hará más eficiente su operación y, por ende, el volumen de captura de pesca en la región se incrementará.
Hoy, China es el principal pescador marino mundial, y necesita incrementar los volúmenes de captura. Según la FAO (la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), el Atlántico Sud Occidental, es la tercera área de pesca con mayor sobreexplotación pesquera. Por lo expuesto, se debe evaluar cuál sería el impacto negativo de una mayor explotación del recurso pesca en el Atlántico Sur por parte de la flota china, si en dicha zona se verá afectada la sostenibilidad del recurso en el tiempo, y si nuestro país -así como la Argentina- verá disminuida fuertemente la posibilidad de explotación del recurso para sus intereses propios.
Una decisión unilateral de Uruguay de potenciar la mayor captura de pesca de la flota china con la instalación de un puerto en Montevideo podría generarnos problemas con la Argentina, un país vecino con quien mantenemos importantes relaciones bilaterales. Además, debemos considerar que la Armada Nacional –a pesar de los múltiples reclamos formulados en los últimos años- no cuenta con las embarcaciones necesarias para realizar un patrullaje y un control eficaz de este tipo de actividades en nuestras aguas territoriales.
Lo dicho hace también aconsejable evaluar el proyecto de puerto chino desde la óptica de aspectos básicos de buenas relaciones de vecindad con la Argentina, para evitar situaciones futuras inadecuadas o que generen discrepancias entre ambos países.
Nuestro principal puerto, a partir de la Ley de Puertos del año 1992, dejo de ser un puerto sucio para transformarse en un puerto hub, atrayendo inversiones privadas nacionales y extranjeras, aumentando considerablemente los volúmenes de carga operada, y se ha posicionado en la lista de los mejores puertos de la costa este de Sudamérica. Debe analizarse con detenimiento en qué medida puede afectar esta imagen bien ganada la instalación de este nuevo puerto para la operación de una flota que ha sido cuestionada muchas veces, tanto por no respetar la normativa internacional en materia de pesca, como por el trato dado a sus tripulaciones. Tampoco se ha dado a conocer por parte del gobierno cuál será la afectación para nuestro país, tanto en la mengua de ingresos por servicios que hoy brindan empresas nacionales a la flota china, como en la cantidad de puestos de trabajo que se perderán.
El interés chino de asegurarse alimentos, energía y materias primas, y colocar sus excedentes de capital y de bienes industriales, ha impulsado la presencia comercial, inversora y financiera de ese país en varios continentes, en particular en América del Sur y en África, impulsando proyectos de infraestructura orientados a facilitar sus exportaciones y la salida de productos hacia el país. El creciente consumo de pescado en China ha impulsado la expansión pesquera de ese país en el mundo, y la construcción de bases logísticas en lugares geográficos estratégicos, para brindar servicios a sus flotas pesqueras.
Por lo tanto, el puerto pesquero chino debe analizarse desde el punto de vista geopolítico y geoeconómico, y no como una inversión más en nuestro país.
La materialización del puerto pesquero chino en Montevideo, podría generar el interés de distintas potencias mundiales para instalar puertos propios en nuestro país. Debemos evitar que nuestro territorio se transforme en una zona de disputa de intereses de países extranjeros, generando dependencias inaceptables. El proyecto debe ser enviado al Parlamento, y se deben analizar con seriedad las distintas aristas del mismo, evitando la generación de consecuencias no deseadas.
(*) Diputado del Partido Nacional – Lista 404. Integrante de la Comisión de Transporte, Comunicaciones y Obras Públicas. Presidente de la Comisión Departamental de Montevideo del Partido Nacional.