Berlín, 17 sep (EFE).- La Organización Mundial de la Salud (OMS) expresó hoy su preocupación por los «alarmantes índices de contagio» por el coronavirus en Europa y apeló a la «coherencia regional» y la acción coordinada contra la «situación muy seria» ante un nuevo pico de la pandemia.
En una rueda de prensa para evaluar los últimos datos relativos a la evolución de la pandemia en el continente, el director regional para Europa de la OMS, Hans Kluge, advirtió de la gravedad de la situación con un incremento semanal de casos de coronavirus superior al registrado en el primer pico en marzo.
Precisó que los casos registrados en la región la semana pasada superaron los 300.000; en las últimas dos semanas, más de la mitad de estados en Europa registró un incremento de casos de más del 10 % y en siete países incluso se duplicaron.
«En primavera y a comienzos de verano pudimos observar el impacto de las estrictas medidas de restricción y vimos prosperar nuestros esfuerzos y nuestros sacrificios», hasta el punto de alcanzar en junio los números más bajos de la pandemia, declaró.
UN TOQUE DE ATENCIÓN SIN PERDER LA ESPERANZA
En ese sentido, agregó, los números de septiembre deberían servir de «toque de atención».
Aunque los números son reflejo también de un mayor testeo, muestran asimismo «índices alarmantes de transmisión en toda la región», dijo.
El «mensaje esperanzador», dijo, es que todavía hay margen para actuar, en vista también de que la mortalidad por coronavirus ahora es inferior a la registrada en marzo.
Al mismo tiempo llamó a estar alerta ante la llegada del otoño, con la oleada de gripe, el aumento de mortalidad entre los más mayores, la reapertura de colegios y el inicio del año académico.
Desde el inicio de la pandemia, Europa ha registrado 4.893.614 casos de coronavirus y 226.524 muertes, recordó.
Más allá de las cifras, «el impacto en la salud mental, en las economías, en las vidas y en la sociedad ha sido monumental», agregó.
Por eso, Kluge hizo un llamamiento a la «coherencia regional» y a un «esfuerzo colectivo» de los 53 Estados miembros de la OMS en Europa y recordó que «las respuestas han sido muy efectivas, cuando las acciones han sido inmediatas y decididas».
«No obstante, el virus ha sido implacable cuando han prevalecido la parcialidad y la desinformación», advirtió.
Se refirió asimismo a la situación en España y Francia, que tras sufrir un impacto fuerte de la pandemia parecían haber controlado la situación, y vuelven a reportar un incremento notable de casos.
Según Kluge, el descenso de casos se debió no a causas naturales de evolución del virus, sino a las estrictas medidas de salud pública introducidas, de manera que si se resta presión, es lógico ver un incremento, argumentó.
En este sentido, afirmó que estos países lo han hecho bien teniendo en cuenta las circunstancias y agregó que en muchos casos está siendo posible controlar brotes localmente, lo cual abre la esperanza de no tener que introducir confinamientos a nivel generalizado, «aunque habrá que observar la situación de cerca», matizó.
Por otra parte, Kluge apeló a hacer uso de lo que se sabe hasta ahora de la pandemia «para aplicar lo que funciona y no aplicar lo que no funciona», y al mismo tiempo no dejar de actualizar el conocimiento científico.
EXPLORAR OPCIONES SEGURAS PARA REDUCIR EL PERIODO DE CUARENTENA
Abogó asimismo por un debate «coherente y coordinado» entre los Estados miembros en cuanto a «explorar opciones seguras» para reducir la cuarentena.
Kluge se refirió al «inmenso impacto individual y social que puede tener una leve reducción del periodo de cuarentena».
Al mismo tiempo subrayó que «el concepto de la cuarentena debe ser protegido, continuamente adaptado, clarificado y bien comunicado, sin ambigüedades».
Precisó que la cuarentena es una «piedra angular» en la lucha contra la pandemia y que los cálculos más «conservadores» estiman un periodo de 14 días, que incluye los entre 3 y 5 días previos y los 5 días posteriores a la aparición de síntomas.
Kluge aludió asimismo a la necesidad de «comprender las preocupaciones» de la gente y «empatizar con su fatiga», una respuesta «natural» a una larga crisis sanitaria, agregó.
Entre las «estrategias clave» mencionó «acciones segmentadas y adaptadas» y habló de hallar vías para implicar a las personas y comunidades, de centrarse en «reducir daños» en lugar de volver a cerrar la vida pública y de «reconocer el sufrimiento y comunicar esperanza».
Se trata de «pasar de no hacer nada a hacer las cosas de forma diferente, encontrar nuevas vías de socialización y evitar la soledad», subrayó.