Estela Jinchuk, directora de Ópticas Estela Jinchuk
La empresaria que recientemente cumplió 19 años al frente de Óptica Estela Jinchuk, se declara una apasionada de su profesión y, en la conversación, deja permear la emoción propia de quien, con su trabajo, ayuda a cambiar la vida de sus pacientes. Su empresa familiar ya cuenta con siete locales -cinco en Montevideo y dos en Punta del Este- y apuesta a más. Con la atención personalizada como bandera, la empresaria hace foco en estar a la vanguardia y traer al país las soluciones más avanzadas y opciones para todos los bolsillos.
Por María Noel Durán | @MNoelDuran
¿Cómo recuerda sus primeros acercamientos con el mundo de la óptica?
Yo nací entre lentes. Mi padre, Juan Jinchuk, fue un gran óptico en Uruguay y yo me incorporé a trabajar en la empresa familiar hasta que hace 19 años decidí tomar mi propio camino y abrir Ópticas Estela Jinchuk. Hoy tenemos siete sucursales.
La razón por la que yo quise tener mi propia empresa es para darle un giro más personalizado a la atención de los clientes y de los pacientes. Nos dedicamos a la óptica convencional, pero también a especialidades ópticas en contactología, en prótesis oculares, dispositivos de distintos tipos. Soy una apasionada de lo que hago y siempre estoy en búsqueda de novedades para traer a nuestro país.
Llenamos un nicho que faltaba en el mercado, que es la óptica especializada. Además, descubrí en el medio de mi carrera que me gusta mucho la comunicación. Desde el principio tuve entrevistas en la televisión, notas radiales; de hecho, hago todas las semanas una nota radial con muy buena respuesta. Todo eso nos ayudó y también el boca a boca, la gente sabe que en esta óptica vamos a responder, que tienen garantía por todo, que vendemos muy buenos productos y a muy buenos precios.
¿En algún momento pensó en dedicarse a otra cosa?
No. Jamás lo pensé ni lo pienso, esto es la pasión de mi vida y seguiré siempre que pueda.
¿Por qué se especializó en contactología? ¿Qué le llamó la atención de esa rama?
Yo me recibí de óptica en Estados Unidos; me gustó la contactología y me especialicé en lentes de contacto. Me pareció apasionante, muy desafiante, porque está más volcado a la salud ocular, hay que interactuar con el paciente y cada caso es un desafío. Es una gran satisfacción cuando una persona pasa de prácticamente no ver a sentir una gran liberación con los lentes de contacto.
Lo que más me gusta hacer es poder resolver casos complicados, no solamente para la visión sino estéticos, como prótesis oculares, leucomas o aniridias que causan problemas estéticos y pueden resolverse con lentes de contacto protésicas, pintadas a mano para igualar el otro ojo.
También tenemos un departamento de baja visión donde atendemos a gente que tiene muchas dificultades, que han perdido la vista por distintos motivos. Además, la esperanza de vida se ha extendido mucho más, por lo que hay gente que llega a edades muy avanzadas con problemas de visión y a ellos podemos ayudarlos a través de soluciones ópticas.
Lo último que incorporamos este año fue un dispositivo para ciegos que consta de una camarita de tan solo 22 gramos que, con un imán, se pone en la patilla del lente y reconoce la lectura. La persona solo señala y el dispositivo le lee un diario, un libro, hace reconocimiento facial y de productos; se llama Orcam. Estamos resolviendo casos de gente que estaba totalmente incapacitada.
“Soy una apasionada de lo que hago y siempre estoy en búsqueda de novedades para traer a nuestro país”.
Usted hizo de su nombre una marca reconocida. ¿Qué valores hay detrás de Estela Jinchuk? ¿Qué se encuentra la gente al llegar a la óptica?
La gente se sorprende porque a veces piensan que podemos tener precios más altos que los del mercado, pero cuando vienen se encuentran con que sucede todo lo contrario. Eso, porque tenemos mucho flujo de movimiento de stock y porque logramos buenos acuerdos con los laboratorios.
Hablando de los desafíos, mi padre hace más de 70 años le había puesto a su óptica, Óptica Juan Jinchuk, después le cambió el nombre y pasó a ser Óptica Lux. Cuando abrí, en el 2000, tomé el desafío de volver a poner el apellido en su homenaje, y nos ha ido muy bien. Es un apellido un poco difícil de pronunciar, pero la gente lo aprendió.
La tecnología ha incidido mucho en el rubro y ha permitido que se avance mucho en el campo de la visión. ¿Uruguay está a la vanguardia?
Sí, hoy en día todo está globalizado y es mucho más accesible, sobre todo si uno se actualiza en los congresos y las ferias. Nosotros vamos a seis ferias de ópticas al año para estar a la vanguardia, sumado a los congresos académicos para la capacitación.
Por ejemplo, recientemente, estuve en uno en Buenos Aires y el tema del congreso era el deterioro de los ojos de los niños en relación con los dispositivos digitales. El tema realmente asusta. Se está generando miopía por culpa de los dispositivos, porque están con éstos todo el día y muy de cerca. Además, los niños, para su desarrollo visual, necesitan estar por lo menos dos horas y media al día al aire libre; eso hoy no sucede.
Las ópticas tienen como contracara un mercado paralelo. ¿Cómo está el sector hoy en ese sentido?
Siempre que podemos prevenimos a la población de que no compren lentes en la vía pública porque nuestros lentes y, los de todas las ópticas habilitadas, cumplen con los requerimientos de filtros correspondientes. Es preferible no usar lentes y no un lente que no tenga filtro. Con el Centro de Casas de Ópticas luchamos para revertir esto, pero no siempre se puede.
¿Cuáles son las metas a futuro?
Conformamos una empresa familiar; con mi hija contadora y mi esposo y siempre pensamos en cómo desarrollarnos más. Desde hace tres años incorporamos los shopping y nunca descartamos la posibilidad de seguir creciendo. Estamos continuamente estudiando el mercado.
Perfil
“Me gusta mucho leer”, afirma Estela Jinchuk, y confiesa que también acude a clases de literatura. También disfruta del ejercicio, fundamentalmente del pilates y la natación. Está en pareja con su esposo desde que tienen 10 años. “Somos novios eternos”, dice, entre risas. Sus dos hijas, una socióloga y otra contadora, toman junto al matrimonio las “decisiones importantes” de la empresa, aunque es la contadora la que trabaja en el día a día de la óptica. Tiene cuatro nietos y sus fotos decoran la oficina de la calle Sarmiento. “La esperanza de seguir el legado familiar que dejó mi padre, que es la continuidad, siempre está. Le voy a estar eternamente agradecida por haberme encaminado hacia ahí que es mi pasión. Me da mucha satisfacción y alegría trabajar en esto y poder atender al público”, reflexiona.
¿Su lugar en el mundo? Uruguay, sin dudas: “Me gusta mucho viajar pero amo Uruguay”.