Del lado positivo se destaca una economía que evitó ingresar en un espiral recesivo como el de sus dos vecinos, pero del negativo se aprecia una actividad que se encuentra en virtual estancamiento desde hace al menos un año. Así lo evaluaron con CRÓNICAS los economistas Ignacio Munyo y Pablo Moya, quienes hicieron un balance del cierre del año advirtiendo que la baja inversión y el elevado déficit fiscal, fueron los dos principales problemas que debió enfrentar la economía local.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
Como en cada fin de año, entre las copas que se chocan llega el momento de hacer balances. El 2019 llegó a su fin, pero no fue un año más. A nivel internacional, en materia económica fue un año marcado por mucha incertidumbre, la continuación del conflicto comercial entre Estados Unidos y China, las negociaciones que buscaron ponerle fin, y a nivel regional mucha tensión política y social.
En este contexto, Uruguay apareció como un oasis dentro de una región convulsionada, y por medio de elecciones democráticas sin ningún tipo de cuestionamientos, el país optó por un cambio para la orientación de su Gobierno a partir del próximo primero de marzo.
En materia económica la evaluación no es tan positiva. Si bien el PIB del país continúa creciendo y se aceleró en el tercer trimestre del año de acuerdo a los últimos datos oficiales, acumuló un año de virtual estancamiento y con sectores que vienen mostrando una importante contracción de su actividad desde hace tiempo.
En ese sentido, CRÓNICAS consultó a expertos para que le pasaran raya al 2019 que se va, y al final de quince años de conducción económica del Frente Amplio.
Malo o neutro
Ignacio Munyo, economista y director del Centro de Economía, Sociedad y Empresa de la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo (IEEM-UM), valoró que 2019 no fue un buen año en materia económica para el país. Esta opinión se basa, según explicó, en el estancamiento de la actividad productiva, una inflación que se mantiene por encima del objetivo del Banco Central (BCU) y un elevado déficit fiscal, que a setiembre se ubicó en 4,9% del PIB (ver recuadro).
Por su parte, Pablo Moya, economista de la consultora Oikos, sostuvo que es difícil definir al 2019 en su conjunto y lo resumió como “un año neutro”. Detalló que hubo aspectos positivos, como el hecho de que Uruguay no ingresara en una profunda recesión como sí lo hicieron algunos países del contexto regional e internacional. Sin embargo, desde el plano negativo, advirtió que el crecimiento de 2019 fue de niveles de estancamiento, según el economista, que proyectó para el cierre del año una expansión acumulada del 0,3%.
Para el director del IEEM, si bien el estancamiento oficial de la economía “ya lleva un año” -según las Cuentas Nacionales del BCU-, “el estancamiento no oficial lleva casi cinco años”. Estimó que así lo reflejarían los datos si se utilizara “la metodología de precios encadenados que utiliza, por ejemplo, el Banco Central de Chile, (…) que evita algunos problemas de la desactualización de las Cuentas Nacionales”.
Por su parte, Moya opinó que el Gobierno “se quedó sin el instrumental que hubiera permitido algún crecimiento algo mayor”.
De acuerdo con el experto, un mejor manejo de las cuentas públicas le habría posibilitado al gobierno atender de mejor manera estímulos fiscales a sectores productivos que hubieran reportado una mejora en su performance.
Fuerte y débil
Ambos economistas también se refirieron a las diversas fortalezas y debilidades que presentó la economía uruguaya a lo largo del año.
El experto de Oikos remarcó cuatro principales fortalezas, que ayudaron a que Uruguay evitara la recesión: la estabilidad institucional; “una vocación como país de apertura al exterior muy fuerte”; un sólido sistema financiero; y una adecuada gestión de deuda.
Munyo concordó con el último punto, explicando que dicha solidez se da por una elevada liquidez internacional que permitió gestionar de forma eficiente la deuda y sus vencimientos. Apuntó además que el acceso a bajo costo al financiamiento permanecerá “al menos por ahora”.
Entre las debilidades, el director del IEEM lamentó “la caída sostenida de la inversión privada a lo largo de varios años”. Esta baja tiene su correlato en la ausencia de crecimiento económico y en “la destrucción de un número importante de puestos de trabajo”, argumentó.
A esto se le suma, “sin duda, la situación de las finanzas públicas”.
Por su parte, Moya consideró que la mayor debilidad de la economía uruguaya es el encarecimiento relativo del país como productor de bienes y servicios. “Y ese encarecimiento genera no solo una debilidad, sino una amenaza a futuro, porque uno no visualiza que se vaya a mejorar en el corto plazo”, advirtió.
Números rojos
Uno de los principales temas económicos y que estuvo en el centro del debate durante la última campaña electoral fueron las cuentas públicas y el elevado déficit fiscal, que cerró en los meses de julio y setiembre en su mayor nivel en treinta años. En ese sentido, son muchos quienes creen que el principal aspecto que debe atender el próximo gobierno es el de las cuentas públicas.
El año 2018 había cerrado con un nivel de déficit de 4% del PIB que ya preocupaba a las autoridades del Gobierno. Sin embargo, desde ese piso, el indicador no hizo más que crecer: en el año móvil cerrado a enero se ubicó en 4,1%, subió a 4,5% en febrero, nivel en que se mantuvo en marzo. En abril, el rojo de las cuentas públicas saltó a 4,8%, y pese a un ligero descenso en mayo (4,6%) volvió a ese nivel en el mes de junio. En julio alcanzó por primera vez su mayor nivel en treinta años al ubicarse en 4,9%, en agosto bajó levemente a 4,8%, pero en setiembre volvió al máximo de 4,9% del PIB.
De acuerdo a los últimos datos oficiales, correspondientes al año móvil cerrado a octubre, el déficit descendió dos décimas de punto y se ubicó en 4,7% del PIB.
Exportaciones con leve crecimiento
Pese al contexto de menor demanda internacional y al incremento de las políticas proteccionistas de algunas importantes economías, todo indica que las exportaciones de bienes de Uruguay cerrarán el año con un leve crecimiento. Ello se explica principalmente por el aumento de las colocaciones de Soja, que en 2018 había tenido una pobre cosecha que impactó negativamente en los números de ese año.
De acuerdo a la información publicada por la Unión de Exportadores en base a datos de la Dirección Nacional de Aduanas, las exportaciones entre enero y noviembre (sin incluir zonas francas) alcanzaron unos US$ 7.056 millones, lo que implica un incremento interanual de 1,93% con respecto al mismo lapso de 2018. Si se incluyen las colocaciones desde zonas francas, las exportaciones crecieron un 1,1%.
Industria en caída
La actividad de la industria también muestra sus dificultades, de acuerdo a los datos que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). En el acumulado enero-octubre el conjunto de la industria muestra una caída del 1,9%, mientras que al excluir la refinería de petróleo de Ancap, la baja es algo menor, de 0,9%. Por su parte, considerando los últimos doce meses de actividad, la industria registra una caída de 2,2% mientras que sin refinería la merma es del 1,7%.
La menor actividad de este sector se refleja directamente en los indicadores laborales de la industria. En el acumulado enero-octubre las horas trabajadas registran una caída interanual del 5,2% mientras que el personal ocupado se contrajo un 4,8%. Al considerar el año móvil cerrado a octubre, las bajas fueron de 5,4% y 4,5%, respectivamente
Inflación sigue por fuera del rango
Aunque el nivel de los precios de la economía uruguaya se han movido con relativa estabilidad, el Indice de Precios al Consumo (IPC) permaneció durante todo el 2019 por fuera del rango objetivo fijado por el Equipo Económico entre 3% y 7%. De acuerdo a los últimos datos del INE, correspondientes al mes de noviembre, en el acumulado del año la inflación cerró en 8,82%, mientras que en el año móvil se ubica en 8,4% (el más alto registrado en 2019). El nivel más bajo en términos anualizados registrado durante el año se verificó en el mes de junio cuando el IPC cerró en 7,36%.
Salarios con leve crecimiento de su poder de compra
Los salarios registraron un crecimiento nominal en los últimos doce meses de 9,43%, lo que en términos reales (descontando el efecto de la inflación) implica un crecimiento de 1%, según los datos publicados por el INE. El crecimiento del poder de compra de los salarios públicos fue de 1,52%, mientras que en el sector privado el aumento fue de 0,72%.
Desempleo tocó máximos y empleo marcó mínimos
Otro dato que preocupa a las autoridades y que ha estado en el foco del debate público han sido los datos del mercado laboral.
Por un lado, la Tasa de Desempleo rozó el 10% este año, al llegar en junio a un nivel de 9,8% de la Población Económicamente Activa. Se trató del mayor nivel de desocupación desde marzo de 2007, de acuerdo a la información del INE. Desde entonces, el desempleo registró un leve descenso y cerró en octubre (último dato disponible) en 8,8%).
Del otro, la Tasa de Empleo (que refleja la proporción de personas ocupadas respecto a las Personas en Edad de Trabajar) se ubicó en junio en 55,3% lo que implica el nivel más bajo para ese indicador desde octubre de 2006.