Autoridades tanto públicas como privadas analizaron los avances, pero también los desafíos y oportunidades de la Ley de Inclusión Financiera a cinco años de su aprobación. Mientras el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) destacó algunos de sus logros, autoridades bancarias instaron en que se necesita una educación que acompañe, en pos de un mejor uso por parte de la ciudadanía.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
Autoridades y empresarios debatieron la semana pasada sobre la tecnología financiera en el marco de una nueva edición del Montevideo FinTech Forum, que en su último día tuvo la charla “FinTech & Banca Digital, para la Inclusión Financiera”. A cinco años de la aprobación de esta ley en Uruguay, actores del sector público y privado evaluaron tanto los avances en la materia, así como también los desafíos y oportunidades que aún ofrece la innovación en los servicios financieros.
A las pruebas me remito
Florencia López, integrante del programa de inclusión financiera del MEF, repasó los principales datos obtenidos por la Ley de Inclusión Financiera desde su aprobación.
De acuerdo con la experta, en el período 2016-2018 se emitieron más de un millón de instrumentos de dinero electrónico. Por eso, desde la cartera estiman que cerca de un millón de uruguayos lograron acceder al sistema financiero formal, lo cual representa aproximadamente el 40% de la población de 15 años o más.
“El impacto a nivel de acceso que hemos tenido en este corto tiempo es muy relevante, y cuando uno compara la situación de Uruguay en la región, es uno de los países que ha logrado consolidar transformaciones más profundas en los últimos años”, resaltó López. De esta manera, el país logró revertir el atraso que mostraba cuando era comparado con países de similar desarrollo económico.
Por otro lado, en cuanto a las empresas, la encuesta nacional a mipymes realizada por el Ministerio de Industria (MIEM) “mostró que más o menos se incrementó en 13 puntos el acceso a servicios financieros en las empresas”, según López. Por eso, en función de los datos de dicha encuesta, el MEF aprecia que “unas 29.000 microempresas” lograron acceder a servicios financieros que antes no tenían.
“Ahí también vemos, desde las políticas públicas, cómo la combinación de incentivos que trajo la ley permitió avanzar a nivel de lo que es universalizar el acceso”, redondeó la asesora macroeconómica.
Educación, educación, educación
“Creo que la ley para nosotros es una oportunidad”, afirmó Alberto Mello, Deputy CEO del banco HSBC en Uruguay. “Se ha bancarizado mucha gente con el concepto de tener una cuenta o tener una tarjeta”, señaló, aunque reconoció que ahí hay un problema: “hay muchas personas que no saben la diferencia” entre ambas herramientas.
Es así que Mello puso sobre la mesa lo que se volvería uno de los temas centrales del panel.
Para él, lo que le falta a Uruguay en lo que concierne a la Ley de Inclusión Financiera, es, justamente, educación financiera. “Que la gente sepa qué es ahorrar, que la gente sepa qué es gastar en forma inteligente, qué es el financiamiento (…) esa te diría que es la gran tarea que nos queda pendiente”, señaló.
El educar, entonces, es “una tarea de todos”, no sólo del gobierno, opinó. “El impulso de la ley fue excelente en términos de poner una tarjeta, una cuenta a la orden de la gente”, que es un instrumento que hay que complementar con una mejor utilización y entendimiento por parte de la población.
Acompañando este impulso por una mejor instrucción financiera se manifestó Juan Fernández, del Consejo Central de la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU). Para el sindicato, la ley no es un fin en sí mismo, sino un medio para un bien mayor: la inclusión social.
En este camino, “entendemos que la educación financiera es un elemento muy importante”, afirmó. AEBU es partícipe y “se siente responsable” de que la educación llegue, para mantener a la sociedad más informada ante las nuevas herramientas que brindan las fintech.
Nuevos protagonistas
A todo esto, no podía quedar de lado la visión de una empresa de fintech.
Al cargo de este rol se posicionó Amilcar Perea, CEO de In Switch, líder global en tecnologías financieras móviles. Según observó, la inclusión financiera, social y cultural “es absolutamente fundamental” en una realidad en que “menos de la quinta parte de los habitantes del mundo realmente están incluidos financieramente”.
De esta manera, señaló que se debe ir más allá de la educación propuesta por sus colegas oradores. “Necesitamos a sectores reales, que generan confianza”, refiriéndose a gobiernos, la banca y demás. Es así que, desde la empresa que dirige, “tenemos mucho orgullo” de tener “grandes actores de la sociedad confiando en nosotros” para dar pasos significativos en la complementación de soluciones a los problemas que surgen.
Añadió, también, que su visión es de un “futuro fantástico” y de una oportunidad “increíble” de usar para bien la tecnología y de generar un ecosistema integrado e inclusivo entre todos los actores vinculados.
“Construyendo futuro”
En representación del sector académico, participó el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (FCEA) de la Universidad de la República (UdelaR), Jorge Xavier. A su entender, todos los actores presentes están “construyendo futuro”, contribuyendo a la “inclusión social, al crecimiento del producto y la distribución”.
En este sentido, señaló que el trabajo que se ha hecho en Uruguay con la Ley de Inclusión Financiera está en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a nivel mundial.
“Cuando esto está todo inspirado en los ODS es señal de que vamos por el buen camino. Entonces cuando uno siente que vamos por el buen camino, y siente este clima de construcción colectiva, creo que gran parte del futuro está asegurado o ganado”, finalizó.