Cuatro miembros de la Concertación Nacional Programática (Conapro), cada uno de un partido político distinto, se reunieron para recordar el significado e impacto de este movimiento a la salida de la dictadura.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
Corría el año 1984. En el proceso de salida de la dictadura, la Concertación Nacional Programática (Conapro) formó parte importante de la restauración democrática. Este movimiento se caracterizaba por estar constituido por miembros de diversos partidos políticos. Partido Colorado, Partido Nacional, Frente Amplio y Unión Cívica, todos tenían representación. A pesar de posibles diferencias ideológicas, todos compartían el mismo objetivo: sacar a los militares del país.
Año 2018. Treinta y cuatro años después, la Academia de Economía decidió rendirle homenaje a esta concertación el pasado martes 5. En ese contexto, invitó a cuatro de sus principales exponentes: Carlos Baraibar, del Frente Amplio; Hugo Fernández Faingold, del Partido Colorado; Luis Ituño, del Partido Nacional; y Eduardo Pérez del Castillo, de la Unión Cívica.
Del evento también participaron la presidenta de la Academia, María Dolores Benavente, el sindicalista Richard Read, y –a distancia- el periodista Nelson Fernández.
Benavente fue la encargada de iniciar la charla. La economista afirmó que, dentro del marco del ciclo de la Academia para este año –titulado “en busca de consensos clave”– es “muy pertinente” rendirle homenaje a la Conapro. ¿La razón? “El esfuerzo conciliador” que hicieron todos los involucrados para acordar sobre temas varios “en un momento en que la sociedad estaba muy fragmentada”.
En este sentido, consideró que la sociedad hoy sigue igual de fragmentada, y que sería buena cosa cambiar esta situación no solo mediante una discusión, sino las acciones que de las mismas surjan.
A continuación, se reprodujo un video con el comentario de Nelson Fernández, debido a que él se encontraba fuera del país. Fernández hizo una reseña histórica de lo que fue la Conapro, a la que llamó una “marca”. “Nos recuerda que siempre es posible hallar puntos de acuerdo cuando ello es necesario para preservar la democracia”, agregó.
De los cuatro invitados, Pérez del Castillo fue el primero en hablar, y en alocución destacó algunos hitos de la Conapro: el respeto a los depósitos y la libertad de enseñanza, lo que permitió el desarrollo de las universidades privadas en el Uruguay.
Trajo a colación, así, el “impulso reformista” que significó la reciente propuesta del Libro Abierto de Eduy21. “En ese acto, al igual que en la Conapro, se vivió un espíritu de entendimiento y armonía, había un ambiente positivo de búsqueda de acuerdos básicos y acercamiento de propuestas programáticas con un plan serio”, puntualizó.
Le llegó luego el turno a Baraibar, quién calificó a la Conapro como una “experiencia inédita” ya que él “no ha encontrado” en el mundo otra iniciativa parecida a esta.
Destacó, además, que los tres principales partidos que estaban reunidos en 1984 han gobernado en estos 34 años. En definitiva, sostuvo, “toda esta riqueza de elaboración teórica que se obtuvo en el proceso de transición yo digo que estuvo presente en todos los episodios de la vida de estos 34 años”.
Por su parte, Fernández Faingold hizo alusión primero a aquellas cosas en las que miembros de la Conapro estuvieron de acuerdo y en los que no. En el primer caso, señaló que eran temas más puntuales en los que no podían existir discrepancias, tales como el restablecimiento de todas las libertades, el retorno de los exiliados o la vigencia de los derechos humanos. En el segundo caso, los temas más urticantes abarcaban la educación, la legislación sobre relaciones internacionales, la ley de seguridad del Estado y la amnistía para los presos políticos. “Los temas sobre los que no hubo acuerdo hace 34 años, son los mismos en que no hay acuerdo hoy”, remarcó.
Por otro lado, realizó una proyección de la Conapro al imaginar cómo sería una concertación similar a esta instalada en el siglo XXI. A modo de ejemplo, enumeró los posibles temas a los que se tendría que enfrentar: educación, violencia, seguridad, drogas y valores cívicos, entre los más destacados. En esta nueva concertación y frente a estos temas, deben triunfar las “tendencias renovadoras”, opinó, frente a las “tendencias restauradoras” características de la Conapro.
Ituño, como sus predecesores, hizo foco en lo “trascendente” que fue el ambiente de consenso y negociación que se dio en la Conapro, incluso a pesar de estar compuesta por personas de distintas ideologías.
En base a esto, enumeró tres leyes decretadas en el primer gobierno post-democracia: la Ley Forestal, la Ley de Zonas Francas y la ley de reajuste de pasividades. Lo que estas tres tienen en común es que nacieron de la diferencia social y partidaria que conformaba la Conapro.
El cierre estuvo en manos de Richard Read, quien, como representante del sindicato de la bebida, hizo una analogía entre la Conapro y una botella. Para él, no se trataba tanto del contenido –describió a los temas como “coyunturales”-, sino del “envase”, es decir, de quiénes conformaban esta concertación.
Después, se propuso a responderle a Faingold respecto a su propuesta de una concertación frente a temas actuales. Para Read, “quizás el obstáculo no esté en el temario”, sino en la tolerancia entre las personas.
“Yo no sé si es posible una Conapro hoy; lo de Eduy21 me pareció fantástico, creo que también está en vías de extinción, lamentablemente. Pero demostró que era posible, sobre un tema que seguimos en desacuerdo después de 30 años: juntar gente de todos los partidos y sectores para poder discutir qué educación necesita Uruguay de aquí en adelante. No está todo perdido, pero habría que remar muchísimo para que esta sociedad lo acepte, porque el clima de intolerancia es muy drástico”, indicó.
Al cierre, enfatizó en que de repetirse un homenaje como el que se estaba llevando a cabo, no debe hacerse desde la nostalgia, sino apostando al cambio.