Ayer miércoles vio la luz el Informe de Cuentas Nacionales que elabora el Banco Central del Uruguay (BCU) correspondiente al tercer trimestre del presente año. Sustancialmente, lo más significativo de este informe es el alcance a los niveles prepandemia que derivan de la recuperación generalizada.
Por: Ariana Vezoli | @ArianaVezoli
“Los indicadores adelantados denotan que el proceso de recuperación habría continuado en el último trimestre del año, avalando la proyección de crecimiento del MEF para 2021”, observó Nicole Perlemuter, directora de la Asesoría Macroeconómica del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) sobre los datos del informe.
Para la ocasión, CRÓNICAS entabló diálogo con Agustín Iturralde, director Ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), quien se refirió a los datos como “muy positivos”.
En este sentido, agregó que el crecimiento del 5,9% del Producto Bruto Interno (PIB), confirma los ajustes al alza de las expectativas de crecimiento. En síntesis, estos valores confirman y superan las estimaciones de distintos agentes e incluso del propio gobierno.
Un dato a destacar es que los sectores que más se impusieron son aquellos que también estuvieron en el ranking de los más golpeados por la pandemia.
El mayor empuje está dado por el sector Comercio que, si bien venía en una tendencia alcista desde el segundo trimestre, acarrea consigo otros sectores que colaboran en el crecimiento. Entre estos están Alojamiento y Suministro de Comidas y Bebidas, Salud, Educación, Actividades Inmobiliarias y otros servicios, lo que, según Perlemuter, cobra mayor relevancia porque son “sectores intensivos en empleo”.
Por la misma línea, se reconoce que el sector agropecuario sigue siendo el impulsor de la economía.
“Creo que lo bueno en este dato es que -como veníamos de datos donde claramente la inversión y las exportaciones cinchaban-, el sector interno, el sector no transable y el consumo también juegan un papel junto a los sectores relacionados con ellos”, explicó Iturralde.
En cuanto a la demanda externa se ve un aumento de 28,5% del volumen físico de las exportaciones, al mismo tiempo que las importaciones se incrementaron en un 27,6%.
Acompañando esta inclinación, la actividad económica aumentó un 2,7% en términos desestacionalizados y, según el informe esto se funda en el mayor dinamismo que se vio en los servicios de transporte, la educación, generación y distribución de energía eléctrica, y del sector agropecuario en comparación directa con el trimestre anterior.
Con este panorama, el director del CED cree que el país terminará el año posiblemente con un crecimiento del PIB cercano a 4 puntos porcentuales.
“Creo que tendremos un 2022 bastante despejado, y a eso le sumamos la despejada del terreno fiscal, donde se aleja la posibilidad de perder del inversor. Además, se añade una cierta mejora en algunos indicadores sociales en el primer semestre, que se van a consolidar en el segundo. Se viene como un horizonte más o menos claro”, auguró Iturralde.
A pesar de esto, planteó que el verdadero desafío del gobierno se encontrará ahora en trabajar para acentuar estos números y poder pisar firme en 2023 y 2024, y así crecer en el largo plazo.
La inversión privada tuvo un papel crucial este año y lo tendrá el siguiente según el ejecutivo, pero habrá que sortear otras estrategias para empujar la economía a partir del 2023.
“La agenda de reformas de inserción internacional, de regulación del mercado laboral, de la competitividad, tendrán un papel clave para poder tener un 2024 y 2025 -y hacia adelante- con buenas tasas de crecimiento”, concluyó Iturralde.