Apreciación del peso está determinada por los “fundamentos macroeconómicos” de Uruguay

PIB crecería 2% este año y 2,3% en 2024, a medida que se disipen los factores adversos

Un primer trimestre mejor a lo esperado, un segundo que “no tendrá un buen comportamiento”, y una segunda mitad del año con repunte de la actividad, es el escenario proyectado para Uruguay por el equipo de BBVA Research. El optimismo a futuro está en la expectativa del fin de la sequía, el repunte del consumo, la producción plena de UPM 2 y un incremento de la inversión. En cuanto a la apreciación del peso uruguayo, si bien evaluaron que puede haber un “efecto tasa” de política monetaria, opinaron que se debe mayormente a los fundamentos macroeconómicos del país.

BBVA Research, el servicio de investigación y análisis de esa entidad financiera, realizó la presentación de su informe Situación Uruguay con exposiciones de los economistas Marcos Dal Bianco, Andriana Haring y Juan Manuel Manías, durante en un encuentro virtual con periodistas especializados del que participó CRÓNICAS.

Repasando la situación global, Dal Bianco indicó que se espera un escenario de altas tasas de interés que se mantenga más tiempo del esperado inicialmente, buscando consolidar el descenso de las presiones inflacionarias. El principal riesgo es que la elevada inflación y las condiciones monetarias restrictivas desencadenen una recesión o nuevos episodios de inestabilidad financiera. Estiman que tras crecer un 3,4% en 2022, el PIB mundial se desacelere a 2,9% en 2023, aunque esa proyección es 0,2 pp. mayor a la esperada en el informe anterior.

Optimismo a futuro

Respecto a Uruguay, Haring repasó que en 2022 la economía creció 4,9%, pero con una “muy marcada diferencia” entre el primer semestre de fuerte crecimiento y el segundo en el que se registró una contracción de la actividad. Ello, afirmó, genera para este año “un efecto arrastre negativo”. Sin embargo, destacó que el crecimiento del primer trimestre fue una sorpresa positiva, ya que hubo un comportamiento expansivo en la mayoría de los sectores, con excepción de aquellos muy afectados por la sequía. La falta de lluvias impactó principalmente sobre los sectores agropecuarios, pero también en la generación de energía eléctrica, explicó la experta.

En base a algunos indicadores adelantados (industria, exportaciones, recaudación del IVA, entre otros), Haring dijo que la economía local “no tendrá un buen comportamiento” en el segundo trimestre del año (los datos oficiales se conocerán en setiembre), aunque espera un repunte de la actividad en el segundo semestre. Entre los factores que llevan al optimismo para la segunda mitad del 2023, mencionó al factor climático (“que La Niña se convierta en El Niño”), el repunte del consumo asociado a la recuperación del salario real, la actividad a plena capacidad de UPM 2, y un incremento de la inversión asociado a la construcción residencial y a obras de infraestructura (vinculadas principalmente a la energía).

De esa forma, BBVA estima que la economía uruguaya cerrará el año con un crecimiento promedio anual del 2%, mientras que en 2024, a medida que se disipen los factores adversos que frenan la actividad, la economía crecería 2,3%.

Respecto a la inflación, Manías señaló que continuará descendiendo lentamente y cerrará este año en 7,5% anual, y bajará a 6,2% en 2024. Sin embargo, advirtió que “las expectativas bajan más lento de lo que espera el BCU”, y en particular se refirió a las expectativas empresariales, que “siempre están por encima, en el entorno del 8%”.

Fundamentos sólidos

En cuanto a la apreciación del peso respecto al dólar, expresó que ha sido un movimiento que ha acompañado a la mayoría de las monedas de la región, con excepción de Argentina y Colombia, debido a sus problemas domésticos. El tipo de cambio real promedio de Uruguay en el acumulado enero-abril marca una caída de 12% en comparación con igual período de 2022, según indicó Manías.

Si bien evaluó que puede haber un “efecto tasa” de política monetaria, enfatizó que la depreciación del tipo de cambio tiene sus determinantes en los fundamentos macroeconómicos del país. “Hay una base sólida para el peso”, sostuvo. Entre estos fundamentos, destacó la fuerte institucionalidad y la madurez política para resolver tensiones, que le dan “un horizonte de previsibilidad a los inversores”. Además, si bien la variable externa no va a influir tan positivamente como en los dos años anteriores, resaltó que los precios de los commodities se mantendrán en niveles altos, lo que “da soporte a un peso fuerte”.

Consultado por CRÓNICAS respecto a si hay algo que pueda hacer el gobierno para mitigar la diferencia cambiaria con Argentina y Brasil, Manías comentó que “siempre hay cosas” para hacer, como el “buen uso del sistema fiscal”, aplicando subsidios o a través de políticas industriales, pero subrayó que “desviar el tipo de cambio es la peor de ellas”.

Desde BBVA Research esperan que el dólar cierre el año en 39,70 pesos.


La ley de la compensación

En referencia al sector externo de Uruguay, Haring sostuvo que se registraron “dos años excepcionales”, primero en 2021 por el efecto rebote tras la pandemia, y luego intensificado en 2022. Ello se debió a mayores volúmenes exportados, pero principalmente por el aumento de los precios internacionales de los commodities, en particular, luego de la invasión rusa a Ucrania. Sin embargo, para este año se espera una caída de las exportaciones de bienes del 10%.

En relación al turismo, destacó que siempre es de los servicios más importantes para Uruguay, pero subrayó que el año pasado se registró un fuerte aumento de 47% en las exportaciones de servicios globales, lo que “permitió que la cuenta corriente no fuera peor”. En el primer trimestre del año se recuperó el nivel de visitantes del 2019, lo cual “sorprendió al alza”. Sin embargo, relativizó que el nivel de gasto medido en dólares corrientes fue 4,5% menor. A ello se debe agregar el fuerte flujo de turismo emisivo, principalmente con destino a Argentina.

De esa forma, desde BBVA esperan que para este año la cuenta corriente cierre con un déficit de 3,2%, similar al del año pasado, pero como resultado de un peor resultado comercial de bienes, compensado por un mejor resultado de los servicios.