Argentina podría quedarse “sin nafta” en la aplicación de medidas de ajuste

En un esfuerzo por estabilizar la economía argentina y enfrentar el creciente déficit fiscal e inflación, el gobierno argentino implementó un conjunto de medidas significativas que provocaron una reestructuración profunda del gasto público y la administración estatal. CRÓNICAS consultó a los economistas Ramón Pampín y Pablo Moya, quienes coincidieron en que las medidas están surtiendo efecto en la economía, pero que también se deben tener en cuenta el “costo social excesivo” y que “se necesitará jugar con otras herramientas, con más creatividad y consenso”.

La decisión más destacada al inicio de su gestión fue la devaluación del peso argentino en un 50%. Como parte de la reducción del gasto público, el Gobierno canceló las licitaciones de obras públicas sin comenzar y prohibió la convocatoria de nuevas, delegando estas tareas al sector privado. Paralelamente, se ejecutó un drástico recorte de los subsidios a la energía y al transporte, bajo el argumento de que estos subsidios eran insostenibles y generaban inflación. Además, se despidió a empleados públicos con menos de un año de contrato, buscando disminuir el gasto en sueldos.

Otra medida fue la suspensión de la publicidad estatal durante un año, lo que permitió un ahorro de 34.000 millones de pesos. Se redujo el número de ministerios de 18 a nueve y las secretarías de 106 a 54, lo que resultó en una disminución significativa de los cargos jerárquicos y políticos, en un 50% y 34% respectivamente. Las transferencias del Estado Nacional a las provincias también se vieron reducidas y se reemplazó el sistema SIRA para importadores por uno nuevo que no requiere aprobación previa.

Estas medidas de ahorro tienen su contracara en la fuerte contracción de la actividad, en el nivel de precios y en la sociedad argentina.

Aunque los datos mensuales de inflación se han enlentecido, la lectura interanual sigue marcando un nivel de 289% en abril, y en materia económica, la OCDE ha corregido a la baja las estimaciones de crecimiento para este año, esperando ahora una caída del PIB de 3,3%, aunque se espera un rebote para 2025.

Y en el plano social, los datos son alarmantes. De acuerdo al Observatorio de la Deuda Social, la pobreza alcanzó un 57% en enero, el peor índice desde la crisis de 2001/2002. Además, el poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones se redujo drásticamente, con caídas del 38% en jubilaciones y pensiones, y del 27% en los salarios públicos. Relacionado a lo anterior, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa informó que el consumo también sufrió, con importantes caídas a comienzo de año.

¿Éxito?

Pampín explicó que Milei subió de forma importante el tipo de cambio nominal oficial, lo que significó un fuerte incremento de los precios domésticos. Al «licuar» el gasto público -facilitar el pago de gastos del sector público en pesos- cayeron más los gastos que los ingresos, lo que generó un superávit fiscal en los primeros meses del año. También hubo represiones del punto de vista nominal. «Cuando un país queda con superávit, le sobran pesos. Cuando te sobran pesos, podés comprar dólares. El Banco Central de Argentina recompuso la compra de dólares, lo que bajó la inflación general de precios”, sostuvo el experto.

Para Pampín, estas medidas fueron exitosas, pero puede significar que el gobierno se “quede sin nafta” en cuanto a este tipo de ajustes. “Son instrumentos que se utilizaron para alinear determinadas variables, y lo utilizó bastante bien con pocos respaldos parlamentarios. Fue una política de shock exitosa, que entiendo que la economía argentina necesitaba. Pero ese instrumento de licuar puede irse limitando, se necesitará jugar con otras herramientas, con más creatividad y consenso”, analizó. 

Por su parte, Pablo Moya dijo que se trata de un proceso que “Argentina tenía que llevar a cabo en algún momento”. No obstante, aclaró que no considera oportuna la “intensidad” con la que se están aplicando las políticas económicas, porque significan un “costo social excesivo” para los argentinos.

Si se piensa en los “logros” económicos, sin tener en cuenta la posición delicada de la población, Moya entiende que Milei está logrando sus objetivos. “Nunca puede ser exitoso un proceso que incrementa la pobreza de la gente, pero considerando que va en camino a reducir la inflación, en el ingreso de capitales y en adecuar las cuentas públicas, está siendo exitoso”, respondió. En cuanto al nivel de saturación de la población, Moya opinó que se trata de un parámetro difícil de medir, pero que hay países en peores condiciones y no necesariamente por eso llegaron a un estallido social. “Esperemos que en el muy corto plazo le dé resultado”, expresó.

Sobre el impacto social, Pampín entiende que Argentina ya venía de una recesión económica que ahora se profundizó. En ese momento es cuando también se deben administrar las variables que implican el bienestar de la población. “Es el arte de jugar, no solo con la política económica, sino también con la economía política. Milei debería dar oxígeno para poder hacer el próximo empuje”. A su entender, es posible buscar sistemas distributivos “más justos”, por ejemplo, en lo tributario.

En cuanto a las promesas electorales de mejorar la economía deshaciéndose de “la casta política” y eliminando extensiones burocráticas del Estado, Moya entiende que se trata de un efecto «marginal» dentro de las cuentas públicas, por lo que solo es signo de una «lucha cultural». La pulseada parece tener efecto: «Vimos que Milei salió en la portada de la revista Times. Esas cosas hacen que los inversores y las potencias mundiales vean un cambio de modelo en Argentina a un entorno económico más favorable, y pueda recibir más apoyo», analizó.


Los claroscuros para Uruguay

El escenario parece ser positivo para la economía uruguaya. Por un lado, Moya hizo mención al encarecimiento relativo de los bienes argentinos en relación a los nacionales, lo que mejora las posibilidades de competencia en “cuasi igualdad” de condiciones. «Las ventas de los comercios del litoral habían caído en más del 60%, ahora hay datos de que esa situación mejoró sensiblemente». Pampín coincidió: “Ese ajuste de precios relativos es un gesto a favor de los sectores productivos locales uruguayos”.

Por otro lado, esto “puede incidir en el turismo receptivo”, aventuró Moya. Al ser Uruguay menos caro en relación a Argentina, para “cierto público” argentino podría ser más atractivo visitar nuestro país.