El profesor de Economía, Arturo Porzecanski, evaluó que la recuperación de la crisis actual no tendrá la trayectoria habitual, sino que habrá un “zigzagueo” entre la reapertura de la economía y marchas atrás cuando la situación sanitaria lo requiera. Por su parte, el experto en relaciones internacionales, Nicolás Albertoni, evaluó que “esta pandemia agarra al mundo bastante mal parado” en materia multilateral, recordando la crisis migratoria, las tensiones comerciales, el aumento de los populismos, los desafíos ambientales, el Brexit y el petróleo.
Por Ricardo Delgado | @ricardo_dl
“Estamos ante una crisis económica mundial sin precedentes”, sostuvo Arturo Porzecanski, quien, junto con Albertoni, participaron desde Estados Unidos (Nueva York y Los Ángeles, respectivamente) de la videoconferencia “Uruguay y el mundo post Covid-19: Escenarios económicos y políticos”, organizada por la fundación ReachingU, una organización que financia y co-crea programas de educación para niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad en Uruguay.
El profesor de Economía de la American University explicó que, a diferencia de otras crisis anteriores que estaban asociadas a sectores de actividad y su alcance se limitaba a países o regiones, con demoras en su trasmisión a otros rincones del mundo, en esta oportunidad se dio un “paro casi completo de la actividad económica” de forma simultánea en todo el mundo. “Esto es algo nuevo que afecta al 90% de las economías del mundo”, señaló.
Reconoció que el impacto sobre la economía es “difícil de calcular” y que habrá que ver qué tipo de evolución se tendrá. Explicó que lo común ante una crisis económica son las trayectorias en V (caída y rápida recuperación) o de U (que implica un periodo de estancamiento antes de recobrar los niveles de actividad previos). Graficó que un caso de V es la recuperación de Estados Unidos tras la crisis financiera, y uno de U es Brasil, que todavía no logró recuperar los picos de actividad a los que había llegado en 2016.
Sin embargo, Porzecanski estimó que la recuperación no será ni en V, ni en U: “Creo que lo mejor es ir pensando en un efecto W”.
A su entender, es probable que a medida que se reabran las actividades económicas, posiblemente haya nuevos rebrotes de la enfermedad que obliguen nuevamente a paralizar algunas actividades. Aclaró que ello no implica que se tenga que volver a cuarentenas generales, pero sí, seguramente, por regiones o por sectores de actividad, lo que generaría ese “comportamiento de subidas y bajadas”. En ese sentido, se generaría un “efecto U” donde se demoraría en alcanzar los niveles de actividad previos, pero la trayectoria no sería estática, sino con alzas y bajas.
“Lo mejor es ir pensando en un zigzagueo de la economía”, opinó.
I don’t know…
Por su parte, Nicolás Albertoni buscó reflexionar sobre los cambios institucionales que está generando, o que se acentúan, a partir de la crisis del Covid-19. Evaluó que estamos en una “situación muy interesante” que nunca se vio a escala global, con muchos líderes políticos diciéndole a la gente “yo no sé”.
“El mundo quedó en pausa”, comentó el experto en relaciones internacionales, para quien la pandemia “deja en evidencia cuan vulnerable es la estructura política que habíamos creado” y obliga a “pensar para futuros escenarios”.
A su entender, posiblemente esta situación genere cambios en la organización e interconexión internacional, por ejemplo, en las cadenas globales de valor, que quedaron paralizadas por la pandemia.
En el plano geopolítico, opinó que “esta pandemia agarra al mundo bastante mal parado”. Recordó que antes de la aparición del virus “ya estábamos en una tormenta” y puso como ejemplos la crisis migratoria, las tensiones comerciales (una OMC “muy débil”), crecientes tendencias populistas y nacionalistas, desafíos ambientales, el Brexit (que coloca a Europa en un “escenario complejo”), y tensiones relativas a la producción del petróleo (“una montaña rusa de precios”). En ese sentido, instó a ser “muy cuidadoso” al analizar las relaciones de causa-efecto, ya que “no es el Covid-19 el que va a generar todo”, sino que la crisis institucional ya venía de antes. “No vamos a ver un mundo nuevo, sino un mundo en el que se va a potenciar todo lo que ya veníamos viendo mal”, agregó.
A propósito, Porzecanski recordó que la crisis financiera de 2008 llevó a pensar que habría grandes cambios en el mundo en materia de regulación y en el sistema financiero, y que -si bien hubo mucho intervencionismo- la mayoría de las economías todavía se manejan a través de los mercados y existe suficiente libertad para realizar transacciones. “La crisis no tuvo secuelas tan importantes como las que se anunciaban”. A su entender, lo mismo ocurre ahora con la globalización: “Quedó evidente la vulnerabilidad del trabajo a escala global; supongo que va a haber ciertos efectos duraderos (…), pero creo que en unos años vamos a decir lo mismo (que con la crisis del 2008) y que el mundo va a seguir interconectado”.
Gran papel o papelón
Albertoni, por su parte, comentó que también se vieron las diversas formas de actuar de los líderes políticos, donde algunos “salieron a decir que no iba a pasar nada, que se quedaran tranquilos” y otros que “reconocieron que estaban frente a un problema, y que harían todo lo mejor posible para salir adelante”. En el caso de Uruguay, evaluó que se encuentra “muy bien parado”, ya que “nadie puede discutir la transparencia con la que se ha manejado la información”.
Porzecanski interpretó que los liderazgos que se han visto “ya estaban ahí”, y que la aparición del virus simplemente exacerbó cada perfil. En ese sentido, opinó que la pandemia “es un gran escenario para los lideres, ya sea para hacer un papelón o para hacer las cosas bien”. De todas formas, aclaró que habrá que esperar porque “quizás algunos que aparentan hacer las cosas bien, terminen haciendo un papelón”, y viceversa.
Para el profesor de economía, estar en la posición de líder en este momento favorece a quienes pretenden ser reelegidos, como el caso de Donald Trump en Estados Unidos. “A no ser que haya un gran desastre”, sostuvo.
En la pelea por mantenerse
Consultado por uno de los participantes de la videoconferencia respecto a las calificaciones crediticias de las agencias internacionales ante esta coyuntura, Porzecanski explicó que estas entidades realizan vastos análisis donde se toma en cuenta el escenario económico, las posibilidades de recesión, de inflación, de depreciación, buscando trazar expectativas “razonables”. En ese sentido, estimó que “a ninguna agencia le gusta cambiar la calificación siguiendo titulares”.
Pese a ello, lo que está ocurriendo “no estaba en ninguno de los escenarios”, lo que hará que posiblemente la calificación de varios países sea ajustada a la baja.
Sin embargo, evaluó que no es el caso de Uruguay. “Uruguay es uno de los países que la puede resistir muy bien. Si bien el gobierno entrante recibió una situación fiscal no deseada, tenía un colchón (…). Yo creo que la calificación de Uruguay no va a bajar, pero otras sí”.